El consejero delegado del Cádiz y expresidente del Granada Club de Fútbol Quique Pina utilizaba junto a sus socios una empresa en Luxemburgo para canalizar fondos en la contratación de jugadores y reducir los pagos a la Hacienda española. La firma, llamada Fifteen Securisation SA, fue abierta en el principado en 2010 y cuenta, según la documentación obtenida por EL ESPÂÑOL, con 36 millones de euros en activos. La mayoría de esos fondos corresponden a operaciones de crédito con el propio Granada: préstamos para que el equipo comprara jugadores que, según la tesis de la Fiscalía, sirvieron para defraudar fuertes cantidades a la Hacienda española.

Ahora, los investigadores ponen el foco en fichajes como el del marroquí Yousfef El Arabi (el más caro en la historia del Granada) o Miguel Layun, el mexicano que tras formar parte de la plantilla del Sevilla juega ahora en el Oporto. Pina también representante de jugadores.

Según la documentación obrante en la causa, la investigación se centra en tres pilares fundamentales: la actuación financiera del Granada y los negocios tanto de Enrique Pina como del italiano Gino Pozzo. Además, la pesquisa se extiende a otros dos equipos: el Udinese italiano y el Watford inglés.

Sobre el club andaluz, Hacienda investiga sus cuentas entre 2013 y 2016 ante la existencia de “riesgos fiscales” en prácticas propias del “blanqueo de capitales”. Y considera a Pina responsable de esas operaciones.

Además, se investiga a Pina por manejar fuertes cantidades de dinero en efectivo -algo de lo que la Policía ha recabado ya varias pruebas en su investigación, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL- y por ocultar presuntamente el dinero que ganó como presidente del club a través de “la interposición de sociedades bajo su control”.

Sobre Pozzo, principal colaborador de Pina en sus negocios futbolísticos, Hacienda trabaja primero para determinar si el empresario italiano tuvo o no fijada su residencia fiscal durante los años investigados antes de saber si le podrá imputar por fraude fiscal en suelo español.

El exjugador del Granada Youssef El Arabi. EFE

Un “triángulo mercantil” que termina en Luxemburgo

Según los autos judiciales, Pina y Pozzo crearon con los tres equipos (Granada, Udinese y Watford) un “triángulo mercantil cuyos rendimientos generados en la venta de jugadores se distrae de las respectivas Haciendas nacionales, y van a parar a un holding en Luxemburgo llamado Fifteen Securisation SA, conexionado a su vez con otros holdings en el mismo paraíso fiscal llamado Gesapar SA y Kalmuna SA, que son las propietarias reales del Udinese”.

Según los registros mercantiles, la sociedad luxemburguesa no presenta cuentas desde 2015. Ese año, aparece con 36 millones de euros en activos que son, en su mayoría, deudas contraídas por el Granada en la contratación de jugadores. Entre las operaciones investigadas está la del futbolista de Ghana Richard Boateng, en 2012, para el que la sociedad investigada aportaba, según su contabilidad oficial, medio millón de euros y que tras su fichaje fue cedido al Cádiz por 100.000. Otro equipo que, según las investigaciones judiciales, estaba en la órbita de Pina.

Boateng pasó después por el San Roque, también cedido, y tras abandonar el equipo en 2016 estuvo media temporada sin equipo hasta que fue fichado por la Unión Deportiva Extremadura. Su siguiente fichaje, por la Unión Deportiva Melilla, se firmó por 100.000 euros, tal y como informó la prensa deportiva. Cinco veces menos de lo que pagó el Granada según la contabilidad depositada en Luxemburgo.

Apunte contable de la sociedad en Luxemburgo sobre el fichaje de Richard Boateng en 2012.

Un año después y según la misma contabilidad, la operación se repite con Jacob Akrong, otro jugador también de Ghana. La sociedad presta según sus propios datos otro medio millón de euros al Granada en febrero de 2013 para hacerse con sus servicios. Siguió la estela de su compatriota y fue cedido también al San Roque y al Guadalajara, hasta que en 2016 se quedó sin equipo tras pasar por el Badalona.

Ahora, es la Fiscalía Anticorrupción la que, con apoyo de la Unidad de Delincuencia Económica y Financiera (UDEF) de la Policía Nacional, investiga el precio de los traspasos de varios jugadores ante la sospecha de que existe una diferencia entre el valor real y “el declarado en los contratos que se formalizan entre clubes”.

Según adelantó el Ideal de Granada, ante el juez, el empresario negó cualquier relación con el "fondo" en Luxemburgo y mantuvo que era Pozzo quien imponía los nombres de los jugadores que debían estar en la plantilla del Granada para revalorizarlos. Además, Pina reconoció el uso de sus sociedades para la intermediación con otros clubes siendo presidente del Granada. 

Hacienda investiga además las cuentas del ejercicio 2014/2015, ya que los números no concuerdan con las cuentas presentadas por el Granada en el Registro Mercantil y la Policía rastrea las transacciones de jugadores con el Udinese y el Watford, también bajo el control de la familia Pozzo. En todas estas operaciones, los informes policiales consideran que el papel de la sociedad investigada en Luxemburgo es “instrumental, con la finalidad de que no tribute en nuestro país la totalidad de la plusvalía generada por los traspasos”.

Los informes de Hacienda presentados a la Audiencia Nacional acreditan además el manejo de fuertes cantidades de efectivo por parte de Enrique Pina. “Parte de esos fondos -explican los escritos judiciales- podrían estar en la caja de seguridad que los padres del investigado tenían en la entidad Caja Rural San Agustín”. Por ello, la investigación afecta también a otros tres familiares del representante de jugadores.

Resumen de las deudas que tenía en 2015 el Granada con la sociedad investigada en Luxemburgo.

Investigación del Consejo Superior de Deportes

Las investigaciones a Pina se sustentan también en las auditorías que sobre el Granada encargó en 2014 y 2015 el Consejo Superior de Deportes. Los peritos ponen en duda la contratación de sociedades vinculadas a Pina y Pozzo para realizar servicios de consultoría y scouting en la contratación de jugadores. Algo que “triplicaba las funciones y competencias” a la propia dirección deportiva del club. Además, esas mismas empresas cobraban más.

Los informes policiales citan también al actual director deportivo del Cádiz, Juan Carlos Cordero. Una de las conversaciones intervenidas acreditaría, a juicio policial, que el exdirector deportivo del Granada tenía conocimiento de que Pina canalizaba ingresos en negro por el fichaje de jugadores que y era además propietario de un club de la segunda división uruguaya llamado IASA por medio de la sociedad Calambur Intermediaciones. Las conversaciones entre Pina y Cordero reflejan que ambos serian socios, junto con el agente FIFA Joaquín Vigueras del Club Lorca Deportiva, de la segunda división B.

El jugador del Porto (Portugal) Miguel Layun. EFE

Esas conversaciones relatan sus planes para “adquirir facturas de materiales de construcción” y pagar con ello menos IVA. Otro de sus planes era, según las investigaciones judiciales, la “posible simulación de préstamos personales de ellos frente al club, de manera que en un futuro, se justifiquen los reintegros de dinero que percibían desde este u otro club de fútbol cuando se produzca el traspaso de jugadores evitando el control financiero de la Liga”.

Es decir: un método muy similar al utilizado, a gran escala, con la sociedad abierta en Luxemburgo. En suma, el 22 de junio de 2016 Pozzo vendió el Granada a un fondo chino por 37 millones de euros. La cifra es similar a la adeudada por el club a la sociedad radicada en un paraíso fiscal, que era la propietaria del 95% de los derechos económicos de la mayoría de los jugadores del club.

Según las pesquisas de la UDEF, la red de sociedades se completa con otras tres empresas el Luxemburgo (Hornets Management, Kalmuna y Sport Investments One) controladas desde una empresa en España llamada Diversify Sport y en manos también de la familia Pozzo. la primera “podría estar relacionada” con el Watford inglés. La segunda es la propiedad de la empresa luxemburguesa Gesapar, que tiene el 93,43% de las acciones del Udinese. Y la tercera es accionista única de una cuarta empresa, esta vez en Holanda, llamada Freud International BV, que tiene activos por valor de 3 millones de euros.