Najiba Faiz Helmandi teme por su vida y por la de su familia. Colaboradora de España desde 2009, se encuentra escondida en Kabul "rezando" por que los talibanes no la encuentren. "Tengo que escapar. Puedo morir en cualquier momento", admite trémula en conversación con EL ESPAÑOL.

Najiba ha trabajado para la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), así como en diferentes proyectos de defensa y empoderamiento de la mujer en Oriente Medio. Toda esa labor podría tener consecuencias atroces para ella ahora que la capital ha sido tomada por los talibanes.

¿Su esperanza? Un viaje a España en cuanto se reúna con su esposo y sus hijos, que se encuentran en la provincia de Helmand (a casi 700 km). Y en cuanto el Gobierno -a través del Ministerio de Defensa y Exteriores- les facilite un vuelo.

Hasta entonces, Najiba tiene motivos para el pánico. Y es que ya ha sufrido en un par de ocasiones la violencia de los islamistas radicales que ahora campan a sus anchas por las calles de Kabul. En una ocasión, por intentar obtener una visa del consulado de Irán, la apalearon. "Me dieron latigazos durante diez días hasta que me puse enferma", recuerda.

Años más tarde, fue golpeada de nuevo cuando descubrieron que trabajaba en la ONG Ockenden International: "Coordiné algunos proyectos como la escuela en casa para niñas. Cuando los talibanes se enteraron, me golpearon mucho y quisieron meterme en la cárcel". Por todo ello dice que "no aguantaría" otra paliza: "La última vez me pegaron demasiado".

Sin mujeres

Kabul cayó este pasado domingo en manos de los insurgentes talibanes y lo que describe Najiba es un escenario cuando menos opresivo: "Cuando fue tomada por los talibanes, la ciudad quedó vacía, pero poco a poco las personas vuelven a la calle y algunas tiendas están abriendo".

Los talibanes toman el poder en Kabul

Entre las personas que se aventuran a salir a las calles, claro, ninguna fémina. Y es que bajo el poder talibán, las mujeres sólo pueden abandonar el hogar para acompañar a su mahram (marido) o familiar masculino más próximo (padre o hermano). El incumplimiento de la norma podría suponer su humillación pública, su mutilación o, incluso, su asesinato.

"Todas las escuelas y universidades para mujeres permanecen cerradas", asegura Najiba, que resalta que los talibanes "han dicho que después de la nueva Constitución podrán comenzar a estudiar". Pero no tiene mucha fe de que cumplan su palabra: "Desde que han tomado el poder, ni se han dirigido a las mujeres; no nos dejan salir de casa para trabajar".

-Algunos medios afirman que los talibanes están yendo casa por casa buscando a los "traidores" que han colaborado con países occidentales. ¿Es eso cierto?

-No buscan tanto a personas que colaboraban con otros países como a personas que fueran muy activas en la defensa de los derechos humanos.

Viaje a España

Este miércoles, el primer avión A400 de las Fuerzas Armadas ha despegado desde el aeropuerto de la capital afgana rumbo a Dubái, pero la mayoría de afganos españoles siguen pendientes de que se les facilite cuanto antes una vía de escape.

Y es que lo cierto es que pese a que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, prometió que "no dejaremos a nadie atrás" aún son muchos los traductores y empleados afganos que han colaborado con la Embajada y con las tropas españoles que esperan una llamada para salir del país.

La salida de Najiba será difícil, por cuanto los soldados talibanes se han hecho con el control de los accesos al aeropuerto de Kabul y sólo permiten el paso al personal internacional que abandona el país, pero no a los afganos que intentan tomar un avión.

Un grupo de repatriados españoles sube al avión A400M enviado por el Gobierno de España para evacuarlos de Kabul. Ministerio de Defensa

Nabija hubo de enviar un mail a la Embajada para avisar de su situación y ser tenida en cuenta. "Me dijeron que fuera allí con mis hijos y sus pasaportes", relata. Pero hay un problema. Y es que tanto su esposo como sus hijos se encuentran aún en Helmand. Debe esperarles en Kabul antes de poder partir definitivamente y dejar atrás el terror talibán.

"Quiero ir a España", admite Nabij en referencia al país donde ya trabajó como coordinadora de género en la AECID.

-¿Qué mensaje le gustaría enviar a los españoles?

-Los españoles nos ayudaron durante su estancia en Afganistán, así que estamos muy agradecidos y contentos por que hayan podido irse. Mi mensaje para el pueblo español es que no se olviden de los afganos ahora que el país ha sido tomado por los talibanes.

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