"Hablan todos los días, más de una vez incluso", explica una de las colaboradoras de Salvador Illa. "Incluso se llaman antes de hacer algún anuncio o cuando van a salir los datos oficiales... su relación es muy buena". Illa y Enrique Ruiz Escudero formarán ahora oficialmente un equipo que, de algún modo ha funcionado de manera informal desde antes incluso del estado de alarma.

La buena relación entre el ministro y el consejero madrileño de Sanidad ayudó a que la cumbre de Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso tuviera lugar. 

Desde el inicio de la epidemia de coronavirus, el empeño del ministro y el del consejero madrileño del ramo ha sido evitar la confrontación política. Los dos han trabajado, semana a semana y con periódicos contactos el uno con el otro, en silencio. Mientras sus jefes escenificaban la lucha política entre el Gobierno de la nación y el Ejecutivo regional, inevitable dadas las circunstancias, ellos evitaban bajar a ese barro.

Gobierno y Madrid mantienen su primera reunión del Grupo Covid-19.

"Ha habido muchas reuniones entre el Gobierno central y el de Madrid, sobre todo últimamente, que no se han comunicado", explica otra fuente cercana a las mismas. "Intercambiando información, asesorándose con medidas posibles..." Y finalmente, las cartas cruzadas entre Sánchez y Ayuso obraron el milagro: dos que parecían antagonistas se unían para hacer frente a la Covid.

La confianza personal entre Illa y Ruiz Escudero se traducirá ahora en una gestión directa -y común- de las decisiones. Al frente del llamado Grupo Covid-19, junto a la ministra Darias y el vicepresidente regional Aguado, traducirán a políticas concretas el asesoramiento de técnicos y responsables locales, con quienes se reúnen de nuevo este martes.

Preocupación con los datos

La "preocupación" en ambas administraciones es muy alta, ante las cifras de avance de la Covid en Madrid, con una incidencia acumulada ya de 746 casos por cada 100.000 habitantes -muy por encima de los 120 que establece el Centro europeo de Emergencias-. Sólo en los últimos días, según los datos oficiales, comienza a sugerirse una estabilización de la curva de crecimiento.

Ésa ha sido la máxima del Ministerio de Sanidad y quien lo comanda, Salvador Illa. Primero, por su talante; segundo, porque comprendió la necesidad de trabajar en común en la segunda semana de marzo, cuando todo se desbocó, y comenzaron "casi 80 días seguidos de trabajo incansable y con numerosas bajas en los equipos de los ministerios"; y tercero, porque una vez que comenzó la desescalada, "lo que tocaba era preparar y coordinar el plan de respuesta temprana".

A partir de ahí, vino el verano, que prometía insuflar un poco de aire de esperanza a la maltrecha economía. Mientras, Sanidad se centraba en impulsar un megacontrato de compra de material médico de reserva con las CCAA, en colocar a nuestros laboratorios en buenas posiciones, unos para ensayos de diversas vacunas internacionales, otros para entrar en las cadenas de producción de los prototipos cuando se aprueben.

En privado, Illa tampoco ha deslizado nunca una sola crítica a la Comunidad de Madrid, ni siquiera cuando se le preguntaba por las posibles carencias de medios y personal en atención primaria, rastreadores... "Trabajamos en conjunto, nos reunimos con ellos casi cada día, cuentan con nuestra colaboración, nuestro y apoyo y, cuando lo pidan, con nuestra ayuda", explicaba Sanidad la semana pasada. 

Sánchez asegura que se contemplarán "otros escenarios si fuera preciso"

Eso es lo más agresivo que salió de la boca del ministro y de sus portavoces de prensa en estos meses. Salvador Illa ha mantenido desde la primavera hasta el otoño que ya empieza una conducta que encaja en lo que este lunes decía Pedro Sánchez: "Esto no es una lucha ideológica, sino epidemiológica". De hecho, fuentes de Sanidad afirman que el jefe del Gobierno está desde el inicio en esa misma onda de "diálogo y trabajo conjunto".

Otra cosa ha sido su discurso político y el de la presidenta Díaz Ayuso, como punta de lanza del PP en las autonomías. Sólo este lunes ambos enterraron el hacha de guerra.

Desde el principio

En el mismo tono ha trabajado Enrique Ruiz Escudero. El consejero de Sanidad madrileño ha sabido mantener el equilibrio, a pesar de las presiones: cuando el Gobierno central no se decidía a decretar el confinamiento tratando de evitar el estado de alarma, Madrid cerró los colegios días antes del estado de alarma.

Ambos políticos comparten la visión de que "hay que remar en la misma dirección". Así lo explicaba un compañero de la Consejería de Ruiz Escudero en conversación con este diario, hace unos meses: "Aunque no estuvo de acuerdo con la lentitud de las medidas del Ministerio, no hizo política con eso".

Lo mismo ha hecho Illa en cada una de sus comparecencias y en las conversaciones informales con la prensa: "No criticaré jamás lo que haga o diga un consejero, para intercambiar visiones ya nos reunimos cada semana en el Consejo interterritorial".

Y es que más allá de la política está que "los dos saben que a esto entramos y salimos juntos, que no funcionan las medidas por separado", culmina esta fuente cercana a las reuniones.

"Lo que le pasa a uno le afecta al vecino... mira a Reino Unido y a Suecia, que tuvieron que rectificar", añade... Y explica el buen ambiente de trabajo: en la interterritorial de la semana pasada, el consejero andaluz, el popular Jesús Aguirre, se despidió emplazando a una futura reunión de confraternización: "A ver si un día pasa esto y nos vemos ya todos en persona...".

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