Daniel Ramírez Laura Fàbregas

La última reunión entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en Moncloa sirvió para que el líder de Podemos le arrancara al presidente el compromiso de abrir las negociaciones sobre el borrador de Presupuestos según el “orden de investidura”. Es decir, dejando a Ciudadanos "para el final".



Según ha podido contrastar EL ESPAÑOL, el Ejecutivo priorizará a los partidos que sellaron la continuidad de Sánchez en Moncloa, como por ejemplo el PNV. Le seguirán las formaciones que se abstuvieron y, en último lugar, las que se opusieron, como es el caso de la organización regida por Arrimadas.

Curiosamente, son los liberales quienes más propensos se han mostrado a apoyar las cuentas públicas. De hecho, su sintonía con Sánchez alejó a ERC de un posible acuerdo, pero Iglesias ha ganado esa batalla: Rufián verá el borrador antes que Arrimadas. Ahí queda el último gesto del presidente, que resituó a Ciudadanos en la foto de Colón.

En esta tesitura, Podemos trata de frenar su pérdida de influencia dentro del Ejecutivo: Sánchez ni siquiera le informó de asuntos capitales como la marcha de Juan Carlos I o la fusión entre CaixaBank y Bankia.

El orden de contactos en las negociaciones también estará supeditado a la representación parlamentaria. En este caso, aunque Más País-Compromís (3 escaños), BNG (1), Nueva Canarias (1) o Teruel Existe (1) apoyaron la investidura, ERC (13) podría tener preferencia pese a que se abstuvo en la votación. Un extremo que no está del todo claro.

No obstante, sí está pactado que partidos como PP, Cs, Partido Regionalista de Cantabria o Junts per Catalunya quedarán por detrás al haberse opuesto con su voto a la investidura de Sánchez.

El giro de Cs

El "no" de Ciudadanos a la investidura fue liderado por el anterior presidente de la formación, Albert Rivera. Apenas llegó Inés Arrimadas, la posición del partido experimentó un giro de 180 grados.



Una de las primeras actuaciones de la jerezana fue restablecer los puentes con el PSOE y los sucesivos acuerdos entre ambas formaciones, como la aprobación de los decretos del estado de alarma y de nueva normalidad. Dos pactos que ya caracterizan una relación radicalmente distinta a la que Rivera mantenía con Sánchez.

En paralelo, Podemos ha intentado que no decaiga su peso en el Gobierno. Y es consciente de que esto pasa por mantener su papel de “puente” con ERC y las demás formaciones nacionalistas. “Si cuidas a los grupos de investidura, la viabilidad de que la legislatura dure cuatro años es más elevada”, apuntan a este diario fuentes cercanas a Iglesias.



Podemos y ERC han lanzado en reiteradas ocasiones sus vetos a Cs y PP en la negociación de los Presupuestos, mientras que Sánchez, en sentido opuesto, interpelaba a los de Pablo Casado para lograr una “mayoría amplia” y sacar adelante unos “Presupuestos de país”.



Después de que el jefe del Ejecutivo priorizara a los liberales en la ronda de contactos (por delante de ERC) y que al término de la reunión Arrimadas confirmara la voluntad de Sánchez, Iglesias trató de recuperar terreno. Y lo ha conseguido.



En su encuentro con Sánchez quedó sellado el compromiso de que primero serían los dos socios de Gobierno quienes pactarían un borrador de Presupuestos. También se estipuló que un miembro del equipo de Podemos estaría presente en las negociaciones con Cs y el resto de partidos. Un extremo que confirmó la portavoz María Jesús Montero cuando afirmó: "Esto es un gobierno de coalición".



Pero, como informa este diario, Sánchez ha terminado aviniéndose a empezar a negociar el proyecto de borrador con los partidos que apoyaron o no obstaculizaron la investidura: PNV y ERC principalmente. Dejarán a Ciudadanos "para el final". Paradójicamente, el partido que, junto con los jeltzales, ha demostrado mayor disposición y pragmatismo para llegar a pactos.

Esa estrategia instigada por los morados puede surtir efecto debido a los últimos acontecimientos en la política catalana. Después del divorcio en el espacio del centroderecha nacionalista, los herederos de Convergència -el PDECat- han vuelto a marcar perfil propio y se han abierto a pactar con Sánchez.

Esa nueva línea política ha provocado que ERC haya pasado en apenas una semana de rechazar unos Presupuestos que cuenten con los de Arrimadas a pedir al Gobierno en sede parlamentaria que "aguanten".

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