La emisión de la primera serie bilingüe en TV3, Dramas, ha suscitado el enfado del nacionalismo más esencialista y contrario al bilingüismo. Liderando este sector se encuentra la consellera de Cultura, Mariàngela Vilallonga, que ha criticado ver “demasiado castellano” en la cadena pública catalana.

No es la primera vez que la titular de Cultura se sitúa en el centro de la polémica por sus visiones étnico y lingüísticas. En una de sus primeras intervenciones como consejera aseguró que el baile de la sardana representa la esencia de la "raza catalana".

Después del impacto que tuvieron sus palabras trató de rectificar, pero tiene libros y artículos escritos con anterioridad que abundan en esta supuesta “raza catalana” diferente a la del resto de España. En 1986 publicó Els Arbres, editado por la Diputación de Girona, donde equiparaba esa danza tradicional con un “ritual de nuestra raza”.

"Recordar el domingo de la Fiesta Mayor de Llagostera es sobre todo recordar las sardanas bailadas en la plaza al lado de las moreras empolvadas, observadoras mudas de aquella danza que es el verdadero ritual de nuestra raza", escribió en su obra.

El pueblo que cita es donde vivió su padre, Josep Vilallonga, un popular sastre en el municipio de quien la dirigente nacionalista heredó su afición por las letras. En 1993 su progenitor escribió Crónica de Llagostera, donde hablaba del “arte de vestir bien”. Ahora es su hijo, el periodista y historiador Borja Vilallonga, quien se ha mudado a Llagostera después de años viviendo en Nueva York y tras presentarse a las primarias promovidas por la ANC para ser candidato a la alcaldía de Barcelona. 

El proyecto político de su hijo para la capital catalana se basaba, entre otras cuestiones, en expropiar el edificio del Corte Inglés en Plaza Catalunya con la “posibilidad de ser cedido al futuro gobierno provisional de la República” y cerrar el Zoo de Barcelona.

Relación con Torra

Madre e hijo no comparten ideología, pero sí su apuesta por la independencia de Cataluña. Mientras su madre decidió entrar en el Ejecutivo de Quim Torra por la petición expresa de éste, su hijo decidió hacer públicos unos supuestos mensajes de Whatsapp con el fin de acusar al president de haber renunciado a la vía unilateral.

En estos presuntos mensajes, Torra cargaba contra ERC y PDeCAT por “autonomistas” y decía que nunca lo eligirían como presidente de la Generalitat porque habían “renunciado a todo”.

Pero Torra finalmente fue nombrado máximo mandatario catalán y, pese a este ataque público de Borja Vilallonga, decidió nombrar a su madre como consejera de Cultura para sustituir a Laura Borràs, quien fue elegida por Puigdemont como candidata de JxCat en el Congreso. 

El hijo de la titular de Cultura ha hecho gala de un inusual sincretismo político y religioso. “Es un chico muy inteligente, habla muchas lenguas, pero ha tenido muchos cambios en su vida... De ser ultracatólico y liberal a convertirse al judaísmo y al comunismo”, explican a EL ESPAÑOL quienes le conocen.  

En su etapa de estudiante en la Universidad de Barcelona formó parte de un grupo de estudiantes ultracatólicos. Posteriormente, cursó los estudios de Historia Moderna en París, es doctor y fue profesor por la Universidad de Columbia en Nueva York. En su etapa en Nueva York conoció a su actual mujer y abrazó el judaísmo. Como su abuelo, su esposa viene de una familia acomodada y que se dedica al sector de la moda. 

Pancatalanismo

En Cataluña, sus pasos profesionales han estado siempre vinculados al nacionalismo. El editor y dirigente histórico de Acció Cultural del País Valencià (ACPV), Eliseu Climent, fue uno de sus principales promotores y quien lo puso al frente del semanario El Temps. 

Su etapa como director, sin embargo, no llegó a durar ni un año. “Él cree que fue víctima de un complot organizado por David Madí y Sergi Sol”, añaden las fuentes consultadas. Madí fue el hombre fuerte de Artur Mas durante el desafío independentista y Sol, de ERC, es el exsecretario de comunicación del Govern cesado por la aplicación del artículo 155 de la Constitución. 

Y es que el hijo de la actual consejera catalana se sumó al procés separatista en sus inicios. Figurando incluso en una recreación dels Miquelets (milícia catalana durante la Guerra de Sucesión) detrás de Carles Puigdemont. Pero su desencanto con el procés fue tal que decidió hacer públicos esa presunta conversación privada con Torra.

El hijo de la Consejera de Cultura tras Puigdemont vestido de 'Miquelet'. E.E.

Su madre, en cambio, sigue leal al proyecto político de Torra. Su trayectoria en la región, como en el caso de su hijo, orbita en la galaxia de entidades nacionalistas. Fue vicepresidenta segunda del Instituto de Estudios Catalanes de 2017 a 2019. También se adhirió al polémico manifiesto Koiné que pide que el catalán y que el occitano en Arán se conviertan en las lenguas vehiculares “en la futura República” y considera el castellano como un elemento de “colonización” por parte del régimen franquista. 

La ahora consejera forma parte de ese nacionalismo más excluyente y beligerante con el bilingüismo. En 2016 la Generalitat de Cataluña le otorgó la Creu de Sant Jordi por sus labores en favor de la lengua catalana. En aquellas fechas, en pleno auge del procés, el premio estaba muy cuestionado por considerar que no se otorgaba por los méritos profesionales sino a figuras que defendían la línea política del Govern. Fue su antiguo alumno Carles Puigdemont, ya convertido en president, quien se la concedió. Y, posteriormente, Torra la premió con la cartera de Cultura. 

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