El plan de desescalada del Gobierno para volver progresivamente a la “nueva normalidad” no contempla el uso de aplicaciones móviles para monitorizar la salud y movimientos de las personas afectadas de la Covid-19, pese a ser uno de los instrumentos de big data que han resultado más fiables en otros países en sus procesos de desconfinamiento.

En el BOE del 28 de marzo el Ejecutivo encomendaba a la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, el “desarrollo urgente y operación de una aplicación informática para el apoyo en la gestión de la crisis sanitaria”.

Y apenas una semana después, el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, reconocía que se “estaba estudiando” un sistema de vigilancia que contara con el “respaldo jurídico” para no incurrir en una vulneración del derecho de protección de datos de los españoles.

El Ejecutivo tiene dos iniciativas preparadas desde hace semanas, pero finalmente las han excluido del plan de desescalada. Se trata de AsistenciaCOVID, la app de autodiagnóstico que permite la geolocalización y que sería útil para el rastreo a los infectados; y DataCOVID, un estudio de movilidad que garantiza el anonimato y funciona en base a los datos proporcionados por las operadoras de telecomunicaciones.

Las nuevas medidas que se aplicarán a partir de este sábado 2 de mayo fijan franjas horarias para que ancianos, menores y adultos puedan salir de sus hogares una hora al día a pasear o hacer deporte sin riesgo de contagio, pero por el momento estos instrumentos de Big data para monitorizar la salud han quedado en un cajón.

Preguntado sobre la cuestión, el ministro de Salud, Salvador Illa, afirmó que se usarían si “aportan valor añadido”, pero no “porque las utilicen otros países”. “La utilizaremos en aquella medida en que encaje con nuestra estrategia que está diseñada en el plan de transición”, insistió.

Sistema voluntario

Desde la Secretaría de Agenda Digital se explicó en su momento que están preparados para activar los niveles de rastreo que sean necesarios, aunque en cualquier caso sería voluntario y no obligatorio. En el caso de que finalmente lo incorporen, se desconoce en qué sistema se basarán para establecer la vinculación y ramificaciones de los usuarios infectados.

Por un lado, está la iniciativa europea el Rastreo Paneuropeo de Proximidad para Preservar la Privacidad. La aplicación móvil PEPP-PT (Pan-European Privacy-Preserving Proximity Tracing), nacida con la idea de un único sistema europeo, pero que parece haber perdido fuerza en los últimos días tras acusaciones de poco transparente. Por otro lado, Apple y Google han lanzado esta semana la API que permite diseñar aplicaciones móviles basadas en su sistema de seguimiento.

La idea de Google y Apple consiste en usar los móviles para aplicar el rastreo de contactos al coronavirus. Los móviles se comunicarán entre sí de manera automática usando la tecnología bluetooth; cuando dos móviles están en el mismo espacio durante un tiempo, se comparten unas claves privadas, que sólo están en nuestro móvil.

Criterio judicial

Fuentes del Ministerio de Economía admiten que hace dos semanas el sistema “estaba muy avanzado”. La labor de desarrollo contó con expertos y el criterio médico debía ir acompañado del criterio judicial para evitar de este modo las posibles consecuencias de que las autoridades públicas controlen a sus ciudadanos.



En los países que se ha aplicado, como China, Singapur o Corea del Sur, ha resultado un éxito. En los países de Europa, la necesidad de una aplicación con funciones de GPS hace semanas que forma parte del debate público.

En Francia, el Gobierno de Emmanuel Macron ha decidido dar un paso atrás en su lanzamiento ante el temor de que su eficacia no fuera la esperada. En otros países, como Italia, Australia y Noruega el plan de desconfinamento irá acompañado de una aplicación nacional.



En Italia, la app Immuni es un “instrumento fundamental” para la “fase dos” de la desescalda y servirá a todos los usuarios para saber si han tenido algún contacto con personas positivas. El decreto ley tiene en cuenta el aval del “defensor de los datos privados”, Antonello Soro.



En Australia cuentan con la aplicación CovidSafe que usa el código de la app de Singapur TraceTogether. Para tener éxito esperan que unos 40 millones de personas se la descarguen. En tan solo doce horas desde su lanzamiento, 2,4 millones de australianos lo habían hecho, lo que representa un 10% de su población.



En Noruega usan el GPS Smittestopp, que se lanzó el 17 de abril y en las primeras horas fue descargada por un 20% de su población. Según un sondeo, ahora la tendrían instalada un 60% de los noruegos.



Aunque España también ha participado en la elaboración de la Declaración Conjunta del G-20 para impulsar soluciones tecnológicas y digitales frente al Covid-19, de momento se mantiene a la espera de añadirlas en su plan de desescalada.

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