El Gobierno atraviesa uno de los momentos más críticos desde el inicio del brote del Covid-19. A los más de 10.000 muertos por el virus que se han alcanzado este jueves, se le suma también un aumento del 9% del desempleo. Se trata de la mayor destrucción de empleo en un solo mes de la historia de España.

Este escenario mantiene el Ejecutivo de Pedro Sánchez desbordado y ha originado que algunas voces dentro del partido empiecen a hablar de lograr “acuerdos” y de “mayor concertación” con la oposición para superar con la máxima unidad posible la crisis sanitaria y el horizonte de recesión económica que se avecina.

De momento, no obstante, son solo gestos sin concreción. Ni PP ni Ciudadanos han apreciado ningún acercamiento por parte del Gobierno, ni tampoco les han “consultado nada” de los últimos tres decretos anunciados por el presidente, explican fuentes de Cs.

Por su parte, el líder del PP, Pablo Casado, también aseguró que lleva 11 días sin mantener conversaciones con Sánchez. Con el anuncio de ERC de desmarcarse del decreto de ampliar el estado de alarma, el Ejecutivo de coalición pierde a uno de sus aliados para sacar adelante la legislación.

Esta situación de exigua mayoría parlamentaria, añadida a la inédita cifra de caída de afiliados en la Seguridad Social, con casi un millón de personas menos, obliga al Gobierno a intentar sumar. Pero la propia dinámica de la coalición -con Podemos dentro de la ecuación- dificulta alcanzar algunos acuerdos más amplios o sacarlos adelante de la forma que inicialmente preveían.

Pactos de la Moncloa

El ministro de Transporte, José Luis Ábalos, es quien más claramente se ha mostrado a favor de buscar consensos dentro de todo el arco parlamentario cuando en una entrevista en RNE habló del “precedente” de los Pactos de la Moncloa, en referencia al acuerdo alcanzado en 1977 entre el presidente Adolfo Suárez y los principales partidos con representación parlamentaria para adoptar una política económica que contuviera la inflación que se arrastraba por la crisis del petróleo de 1973.

“El gobierno lo vería bien porque ya tenemos ese precedente que marcó un tiempo de arranque en lo económico y en lo democrático para el país”. “El presidente va hablar con los representantes de los partidos políticos”, abundó.

Ábalos, como la ministra de Economía Nadia Calviño, forma parte del sector del PSOE más distante a los postulados de Podemos. Pese a que en el último Consejo de Ministros se buscó ofrecer una imagen de unidad con la comparecencia conjunta del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y Calviño, sus discursos alejados a la hora de buscar soluciones dejó a entrever la diferencia de criterios en el seno del Ejecutivo.

Ante el temor de que la crisis sanitaria haga que se barajen nuevas alianzas, Podemos busca su protagonismo. El propio Pablo Iglesias salió al paso de estas informaciones y reiteró hasta en dos ocasiones su “mano tendida" a la oposición.

En la misma línea, desde el entorno de la formación morada empiezan a crear el relato alternativo para que el referente histórico de los Pactos de la Moncloa no se convierta en el motivo para debilitar su posición en el Ejecutivo o, directamente, excluirlos. Es así como algunas voces desde el entorno de Podemos insisten en que en ningún caso los Pactos de 1977 supusieron la dimisión del Gobierno constituido.

Hasta la fecha, las apelaciones a “grandes pactos”, a la “unidad” o a la “concertación” son solo gestos, que no se han concretado en ninguna llamada a Inés Arrimadas o Pablo Casado. La responsabilidad última en la toma de la decisión no dependerá ni de Ábalos ni de Iglesias, sino de Pedro Sánchez.

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