Santiago Abascal comparecía rodeado de su plana mayor, en una escenificación de la unión de su partido, "para acallar de una vez las fabulaciones que se publican sobre nosotros". La ruptura a última hora del débil pacto agarrado con pinzas que la semana pasada dejó a Fernando López Miras sin la presidencia de la Región de Murcia abrió una cuña entre el presidente de Vox y su vicesecretario, a la sazón líder del equipo negociador a nivel nacional.

Con Iván Espinosa de los Monteros a un lado y Javier Ortega Smith al otro, todas las almas de Vox aunaron el mensaje: "Es urgente que nos reunamos los líderes de los tres partidos para solucionar esto", dijo Abascal. "Esto" es el bloqueo ya consolidado en Murcia. Y los tres partidos son evidentemente Vox, PP y Ciudadanos, formación a la que acusó de estar practicando con ellos "un apartheid".

La sensación que transmite el partido en el extremo más a la derecha del arco ideológico es que se les trata como apestados y exigen ser homologados como "una formación demócrata más" y que se "normalicen" las relaciones. Por eso, Abascal se empecina en escenificar lo que sería una nueva foto de Colón con Pablo Casado y Albert Rivera, si éstos quieren que Vox apoye con sus votos los acuerdos a los que ambos líderes y sus respectivos partidos están llegando.

Abascal quema su último cartucho en busca de visibilidad

De rebajas

En realidad no es más que eso, porque el propio líder de Vox reconoció que su partido "se irá a la leal oposición" en cuanto se cierren "esos pactos de investidura" en Murcia y Madrid. "No queremos cargos ni sillones, sólo que nos traten en igualdad".

En definitiva, una nueva rebaja de las exigencias del partido de derecha radical: al salir los resultados de las elecciones del 26-M, comenzaron por exigir consejerías y concejalías allá donde sus votos fueran imprescindibles, después se contentaron con pactos sellados con los logotipos de los tres partidos, y ahora basta con una foto, una simple foto de la que Rivera huye como de la peste.

Es decir, que precisamente por eso amenazan con tirar las opciones de gobierno del centro derecha, como confirmó Rocío Monasterio pasadas las 19.00 horas: "Si quieren nuestros votos, tienen que reunirse los tres líderes".

Porque en realidad, en Andalucía, ni en el Ayuntamiento de Madrid, ni siquiera en el de Granada -donde gobierna Luis Salvador, de Ciudadanos, con los votos de Vox- el problema no estuvo en los contenidos acordados, sino en el cordón sanitario extendido por la formación naranja.

Pero Abascal anunció que no planteará "líneas rojas", que le basta con un "acuerdo de investidura". Y demostró el empeño absoluto por la foto explicando que ya no le interesa el "debate pequeño" de cómo tienen que ser las firmas o de si deben figurar en un papel o dos, algo que era clave hasta este domingo, sino "que los españoles puedan vernos a partir de mañana a los tres juntos dialogando". Entonces, "ya veremos cuál es la fórmula que encontramos para desbloquear la situación", ha reiterado.

"Nuestra vieja amistad"

Para seguir hurgando en la herida, esta vez el líder de Vox dio un paso más y explicitó en público, de su propia boca, lo que ya todo el mundo sabía, que compartió amistad con Rivera... amistad e intereses políticos: "Apelo a nuestra vieja a mistad, cuando yo le invitaba a los actos y conferencias de la Fundación en Defensa de la Nación Española".

Pero Rivera, claro, le dio calabazas. Al acabar la rueda de prensa, Abascal tecleó un mensaje en su teléfono para instar al líder de Cs a verse "cuando quiera y donde quiera", empezando por este martes a las 8.00 horas de la mañana. Con su agenda despejada, estará de buena mañana esperándolo en el Congreso de los Diputados.

A los pocos minutos, recibió su respuesta. Según fuentes cercanas a Rivera, éste contestó a su antiguo amigo en la misma línea había hecho en público Inés Arrimadas en nombre de la ejecutiva: que si Vox va a rectificar su sentido del voto, se lo deben trasladar a los equipos autonómicos.

Lo cierto es que Arrimadas no se había querido pillar los dedos en su rueda de prensa a última hora de la mañana. Y no había dicho ni sí ni no a esa eventual reunión a tres bandas de Rivera con Casado y Abascal.

Vamos, que no se piensa ver con él en público, lo cual encalla la situación de un modo casi definitivo. Sobre todo, teniendo en cuenta que fuentes de la dirección del PP aseguraron que Pablo Casado no tendría problema en reunirse con Abascal y Rivera. Si el objetivo es desbloquear los acuerdos en Madrid y Murcia, el PP presume de haber "demostrado desde el principio un talante de diálogo" con ambas formaciones. 

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