"Vox es Trump, tengo la esperanza de que no se convierta en Le Pen". Así define Pablo Casado al partido de Santiago Abascal en conversación con su equipo de trabajo.

El líder popular no comparte el ideario de Trump, pero le tranquiliza que Vox, a día de hoy, se asemeje más al presidente estadounidense que a la ultraderecha francesa. Eso le permite firmar acuerdos de Gobierno tras las elecciones de mayo.

Casado aborda una campaña electoral mucho más complicada que cualquiera de las que afrontó Mariano Rajoy. Ahora, el votante tradicional del PP encuentra una autopista de salida a un lado (Vox) y a otro (Ciudadanos).

Hasta la irrupción de Vox, los populares se apuntaban el grueso de los apoyos de la "derecha dura". Según ha confiado Casado a sus colaboradores, el PP podrá seguir compitiendo por ese electorado mientras Abascal no se desplace aún más al extremo.

La extrema derecha, a ojos de Casado, de momento es sólo geométrica. Vox está en el extremo derecho del tablero, pero sus postulados, entiende, no han rebasado la barrera de lo "aceptable". Considera que la crudeza de Abascal tiene que ver con el tono, y no tanto con las propuestas.

El mayor riesgo para Casado es que Vox exija lo que el PP nunca podrá asumir: la derogación de la ley de violencia de género o la abolición del Estado de las Autonomías.

Casado, a la espera de Europa

En el peor de los supuestos -una fuga masiva en dirección a Vox-, Casado podría pactar y gobernar en plazas importantes gracias al apoyo de Abascal, siempre y cuando se mantenga "alejado de Le Pen". Por eso Casado espera expectante la decisión europea de Vox, que confirmará o derribará su diagnóstico. Si Abascal es Le Pen, se tornarían muy dificultosos los acuerdos de gobierno.

Según Casado, la dirección que tomen los acuerdos de Abascal en Bruselas tras las europeas tendrá una influencia considerable en los Ejecutivos que se confeccionen en mayo. Según cuenta un dirigente de Vox a este diario, el partido todavía no ha decidido quiénes serán sus aliados continentales.

Por lo pronto, Génova considera un "éxito incuestionable" el pacto de Andalucía. "De la propuesta inicial de Vox no queda ni el membrete", reseña un dirigente del PP. Otra expresión que se aviene a la definición acuñada por Casado.

El líder del PP seguirá con lupa la evolución de Santiago Abascal, al que le une una buena relación personal. En más de una ocasión, Casado ha dicho "admirarlo" por su "lucha contra ETA" en el País Vasco. El puente sigue en pie y los teléfonos conectados, como pudo verse en Andalucía. Si Vox abraza a Le Pen, el PP tendrá que cambiar de estrategia.

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