Valencia

La Fiscalía Provincial de Valencia abrió este martes una investigación para analizar las deficiencias denunciadas por profesionales sanitarios y pacientes de Covid-19 en el antiguo hospital La Fe. Y tal circunstancia llevó a Generalitat Valenciana a bajar el tono.

Por la mañana, el presidente autonómico Ximo Puig todavía hablaba de "bulos" para referirse a las denuncias en el lugar, tal y como ya había hecho el domingo. Pero la consellera de Sanidad, Ana Barceló, evitó por la tarde este término tras la intervención del Ministerio Fiscal.

Además, anunció que, tal y como le había reclamado por la mañana el sindicato CSIF, la Generalitat Valenciana también ha abierto de oficio una investigación "para que se revisen esas instalaciones".

También reconoció, por primera vez, fallos en este hospital de emergencia habilitado para la pandemia, como la ausencia de agua caliente o de telefonillos para la comunicación entre pacientes y sanitarios.

La situación en el centro la denunció una enfermera anónima en una desgarradora carta, que fue revelada por EL ESPAÑOL tras contrastarla con sanitarios del ahora llamado Centro Ernest Lluch. Posteriormente, pacientes y familiares corroboraron también este testimonio.

Defensor del Paciente

La incoación de diligencias, según adelantó este martes eldiario.es, se produjo tras una denuncia presentada por la presidenta de la asociación Defensor del Paciente, Carmen Flores. Existe además otra denuncia interpuesta por el PP el pasado sábado 30 de enero ante el Juzgado de Guardia, tal y como informó este periódico. La misma ha recaído en el Juzgado de Instrucción número 21 de Valencia.

El Ministerio Fiscal, al respecto, advirtió de que, según establece la Ley de Enjuiciamiento Criminal, "cesará en sus diligencias tan pronto como tenga conocimiento de la existencia de un procedimiento judicial sobre los mismos hechos".

Barceló se puso este martes a disposición de la Justicia. "Como no puede ser de otra manera, esperaremos a ver lo que nos traslade la Fiscalía para ver todo aquello que requiere", manifestó.

La dirigente, sin embargo, insistió en que no les consta "queja alguna" del centro. "Sí que nos constan felicitaciones", contrapuso. Ante las preguntas directas de EL ESPAÑOL evitó dos veces decir que se trate de un bulo, si bien le restó importancia a la denuncia por venir de una carta anónima.

"Entenderá que nosotros pensamos que esta persona podría haberlo trasladado a través del Servicio de Atención e Información al Paciente (Saip) para ponerle nombre y apellidos a esta denuncia", afirmó.

Mayka Maeso y su hermana, hijas de Miguel, fallecido por Covid tras su paso por la vieja Fe. Vicent Bosch

Sobre quejas concretas en las que coinciden pacientes y sanitarios, reconoció problemas con el agua caliente, aunque aseguró que fue puntual. "Puede ser que algún día", dijo.

Por contra, Maika Maeso asegura que a su padre, que pasó por el centro antes de morir entre el 24 y el 31 de diciembre, le lavaban con agua fría. Lo mismo denunció ante este diario un vecino de Massamagrell ingresado entre el 13 y el 18 de enero. Y el pasado viernes 29 el problema persistía, según los sanitarios entrevistados por este periódico.

En cuanto a los telefonillos, Barceló explicó que no es que no funcionen, sino que no existe el sistema habitual con el que cuentan los hospitales para comunicarse con el paciente desde el puesto de enfermería. "No hay telefonillo pero hay un botón por el cual se puede llamar perfectamente para que acudan para atender a lo que requiera el paciente", dijo.

La carta de la enfermera advertía sobre este timbre al que se refiere la consellera que "suena en el control de enfermería pero no puedes comunicarte con ellos". "Tienes que imaginarte lo que les pasa", lamentaba, con la complejidad que implica entrar en cada habitación para averiguarlo cuando se trata de pacientes contagiados de Covid-19.

La carta

“El paciente ha acabado en el suelo muerto y ni nosotros sabíamos cuánto tiempo había estado así”. “Tengo pacientes que me han pedido que los matara, porque no podían soportar estar en esas condiciones”. “Una gran parte de ellos están atados. La justificación es que están desorientados, se quitan la vía y no damos abasto. Pero ¿Hay algo más inhumano y desolador que sujetar a una persona de las muñecas?”, describió la sanitaria.

Así relató sus vivencias la mencionada enfermera anónima en su durísimo escrito. Todo ello en un hospital que iba a ser solo para pacientes leves. La propia Conselleria de Sanidad confirmó el sábado que solo un tercio de los mismos lo eran. "La inmensa mayoría son personas con más de 80 años que, además, padecen muchas enfermedades asociadas", indicaron.

Al respecto, Barceló indicó que "el protocolo de derivación de pacientes a este centro no ha cambiado". Sanidad, tras la rueda de prensa, precisó a este diario que se trata de pacientes "leves de Covid-19", pero que pueden presentar complicaciones médicas por otro tipo de patologías.

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