Burros antiincendios enviados al Desert de les Palmes de Castellón. EE

Burros antiincendios enviados al Desert de les Palmes de Castellón. EE

Comunitat Valenciana MEDIO AMBIENTE

Un informe oficial revela que murieron el doble de burros antiincendios en Castellón de lo que se dijo

La Generalitat los cifró en "entre 8 y 10", pero la inspección constata 16 desaparecidos. Los vivos sufren "alopecias, anemia y daño hepático".

22 abril, 2022 03:07
Valencia

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Los burros que murieron en el desastroso proyecto antiincendios de la Generalitat Valenciana en el Desert de les Palmes de Castellón son el doble de lo que se dijo inicialmente.

La Administración valenciana reconoció "entre 8 y 10" muertes. Sin embargo, en el informe interno elaborado por la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente sobre lo ocurrido, consta que son un total de 16 los animales que nunca se recuperaron, según ha podido saber EL ESPAÑOL.

Los datos del informe provienen de una inspección veterinaria realizada por la empresa pública Vaersa a las instalaciones del Grao de Castellón del protector de los asnos, Juan Lebrián. En la misma, mediante la identificación de los microchips de los animales, los técnicos tan solo pudieron identificar a 30 de los asnos que fueron dejados a su suerte en el parque natural, que fueron un total de 46 -según asegura la Generalitat Valenciana-. En consecuencia, los desaparecidos ascienden a 16.

Fue el propio cuidador quien reconoció, uno por uno, los burros que habían muerto. A su vez, otros tantos los dio por desaparecidos, y fueron anotados como "no presente" por parte de los técnicos de Vaersa. Entre estos últimos se encuentran además otros 7 burros, que forman parte de un grupo de 8 que, si bien fueron inicialmente seleccionados para ser llevados al parque, finalmente, se quedaron en la cabaña de Lebrián.

En cualquier caso, se trata de 7 desapariciones más. Solo uno de estos 8 burros inventariados estaba en el momento de la visita de los veterinarios de Vaersa, que se encontraron también con otras dos irregularidades. Había 2 animales que no pertenecían a su explotación y otros 4 sin identificar.

Todos estos datos fueron confirmados este jueves por la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente -liderada por Mireia Mollà (Compromís)-, preguntada al respecto por este periódico. Las mismas fuentes argumentaron que el desfase respecto a la comunicación inicial responde a que "inicialmente, tanto el cuidador (Juan Lebrián) como el director del parque (Antonio García) indicaron que habían recuperado 36 animales y que los fallecidos eran entre 8 y 10".

La conselleria, por esta razón, ha tramitado una sanción al ganadero y ha abierto un expediente al director del parque. 

Anemia y daño hepático

El minucioso documento revela también el mal estado en el que se encontraban los animales supervivientes. Explica que, según los ejemplares analizados por veterinarios de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Castellón, los ejemplares que sí volvieron padecían una condición corporal pobre, alopecias, encías blancas como consecuencia de la anemia y daño hepático.

Ello apunta hacia la tesis principal de la muerte de los animales: que fallecieron de hambre por falta de adaptación a un medio natural al que no estaban habituados, porque se trataba de animales domésticos.

Como relató este periódico, la administración llevó a los animales a una muerte segura tras embaucar a su protector. Sobre el papel, la idea sonaba genial. 50 ejemplares limpiarían el monte para reducir el riesgo de incendios en el Desert de les Palmes de Castellón (finalmente se enviaron 46, según la Generalitat). Pero el encomiable proyecto escondía una auténtica chapuza. Los impulsores tomaron los animales de un cuidador altruista -que estaba a punto de perderlos-.

Lo hizo sin preocuparse de si los asnos encontrarían alimento en el parque natural. Sin proporcionarles un lugar para refugiarse similar al que estaban acostumbrados. Sin profesionales que los vigilaran. Y lo que es peor: sin reaccionar cuando empezaron a morir.

Juan Lebrián no es pastor, como se le presentó inicialmente en los medios. Es simplemente un amante de los animales que aglutinó cinco decenas de burros "de pastores que habían fallecido". Los tenía todos declarados, cada uno con su correspondiente microchip. Los équidos comían el pasto que Juan les proporcionaba y contaban con un cobertizo para refugiarse durante la noche. Su vida era plácida en la parcela del Grao de Castellón en la que se encontraban.

Burros encontrados en el parque natural. EE

Burros encontrados en el parque natural. EE

Pero a Juan le surgió un problema administrativo. Según relató él mismo a EL ESPAÑOL, la Generalitat Valenciana, al tramitar el preceptivo Registro de Explotaciones Ganaderas (REGA), tan solo se lo concedía para 20 animales. "Me los iban a quitar", aseguró el protector de los burros. Sin embargo, la propia administración autonómica, en concreto el mencionado director del parque natural del Desert de les Palmes, Antonio García, le ofreció una alternativa.

"Vino él a buscarme", aseguró. La solución era perfecta. Sus animales no solo estarían a salvo, sino que contribuirían al cuidado del paisaje en el marco de una iniciativa de la propia administración pública. "Pedimos los permisos a Valencia y nos los concedieron", detalló. Pero tanto el hombre altruista como los asnos estaban siendo víctimas de una ocurrencia que tendría un desenlace fatal.

Fuentes de la junta rectora del Desert de les Palmes relataron que Antonio García acudió al organismo con el proyecto completamente definido. Fue el pasado mes de julio. Expuso a los presentes que contaba ya con el visto bueno de la Conselleria de Agricultura para poner en marcha un programa que tendría una triple función: proporcionar un entorno a unos animales desahuciados, preservar el medio natural y, en el ámbito social, compensar al protector de los animales, que los había atendido de forma desinteresada con su pensión por discapacidad.

Apenas hubo objeciones, pues el máximo responsable del espacio natural decía contar con el visto bueno de la administración autonómica. Pero el proyecto estaba viciado de origen. En lugar de seleccionar la especie más adecuada para desempeñar esa función, lo que se hizo fue forzar la introducción de unos animales concretos, los burros domesticados de Juan Lebrián, en un entorno nada propicio para sus necesidades.

En la práctica, el plan antiincendios consistió en soltar los animales en una extensión de propiedad privada situada en el parque natural, delimitada por lo que se denomina un 'pastor eléctrico' -un cercado electrificado-. El propio Lebrián, "sin cobrar ningún sueldo", según aseguró, se siguió encargando de ellos. "Día sí, día no, subía a echarles agua", afirmó. Fuentes conocedoras del proceso precisaron que el propio García le acompañaba en esta tarea.

Falta de adaptación

Pero pronto empezaron a saltar las alarmas. Primero fue una vecina quien alertó a través de Twitter de que había observado animales desnutridos en la zona -aunque la conselleria indicó después que la imagen difundida no era de un burro del equipo antiincendios-. Después lo haría el grupo ecologista Gecén en una denuncia recogida por Radio Castellón. Su tesis era sencilla: "los animales mueren por falta de adaptación al medio"

Las denuncias pusieron sobre aviso a la Generalitat Valenciana. En un primer momento restó importancia al asunto. Se limitó a informar de que había cancelado el plan, sin reconocer que ya habían muerto animales. Según argumentó la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente, la primera comunicación del parque a los órganos superiores informando de lo ocurrido se produjo el 22 de septiembre, cuando ya habían fallecido ocho burros, cifra que el 8 de octubre ascendió a diez.

Al descubrir el trágico resultado de lo que pretendía ser un amable proyecto para la protección del medio ambiente a través de la introducción de fauna, Agricultura se apresuró a depurar responsabilidades. La primera en adoptarse fue una política. Consistió en el cese de Benjamín Pérez, director general de Medio Natural de la Generalitat Valenciana (también de Compromís). ¿La razón? Fue el alto cargo político que estampó su firma en el proyecto impulsado por el director del parque natural, quien le dio el visto bueno de la administración autonómica a este despropósito.

¿Y por qué Antonio García no fue cesado? Porque se trata de un funcionario, no de un político. Sus responsabilidades deberán abordarse en el marco del expediente informativo abierto por la conselleria, que difícilmente será tan severo con él.

Investigado

Pero sí lo está siendo la Guardia Civil. El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Comandancia de Castellón abrió el pasado 7 de abril una investigación al director del Parque Natural del Desert de les Palmes. Examina si García cometió "un supuesto delito relativo a la protección de la flora, la fauna y animales domésticos, por la muerte de entre 8 y 10 burros".

Según comunicó este miércoles la Benemérita, de las investigaciones realizadas y del estudio de la documentación aportada por la administración autonómica se desprende que el ahora investigado es "el impulsor del proyecto consistente en la introducción de 50 animales de la especie equina (burros)" del 4 de agosto del 2021 al 9 de octubre del mismo año.

Según afirma también el Seprona, en el proyecto "participaron animales sin el debido seguimiento veterinario o en un estado precario de salud". Ello supuso, "además de un riego sanitario para el conjunto de animales implicados, un abandono en condiciones en las que peligraba su bienestar e incluso su vida, provocando el fallecimiento de entre 8 y 10 asnos y poniendo en peligro al resto".

La Guardia Civil considera que no se realizó un estudio de capacidad de carga del medio a fin de conocer si la capacidad nutricional de las especies vegetales era
capaz de sustentar la cantidad de animales introducidos. Las diligencias instruidas han sido entregadas en la Fiscalía de Castellón y en el Juzgado de Castellón.

En noviembre de 2021 el Ministerio Público procedió a la incoación de diligencias de investigación penal tras la denuncia que interpuso el PP por la muerte de los animales.