La continuidad de Alejandro Fernández al frente del Partido Popular de Cataluña está fuera de toda duda: "Pase lo que pase, seguirá". En Génova, el cuartel general de los conservadores, solo tienen buenas palabras hacia su candidato, un "pata negra" que "ha heredado" un partido completamente devorado por el independentismo y el auge de los populismos. "Vale mucho más que el marrón que se ha comido", reflexionan compañeros del partido. 

Fernández se hizo con el control del PP catalán en noviembre de 2018, unos meses después de que se declarara un referéndum ilegal en Cataluña y el Gobierno de Mariano Rajoy aplicara por primera vez en la historia el artículo 155 de la Constitución. En la pugna por la Presidencia del PP, el tarraconense se colocó desde el principio en el bando de Pablo Casado, una baza que le sirvió para ganar por goleada el congreso autonómico.

Tras heredar el partido que hasta entonces pilotaba Xavier García Albiol, había encuestas que directamente situaban al Partido Popular fuera del mapa autonómico. Su actitud desde el principio fue "hacer borrón y cuenta nueva, remangarse y ponerse a trabajar", describe una persona de su absoluta confianza. "Alejandro es uno más del equipo. El PP en Barcelona no es el PP de Madrid o el PP de Galicia. Trabajar aquí defendiendo las siglas del Partido Popular significa que te escupan por la calle o te insulten", reflexionan. 

Una vez que Inés Arrimadas salió del tablero político catalán, el líder popular vio una oportunidad de recuperar parte del terreno que un día Ciudadanos robó al PP. Desde la tribuna de oradores del Parlament, Fernández ha defendido la concordia entre catalanes y ha apelado recurrentemente a la convivencia de todos. La intervención que más se replicó en todos los medios nacionales fue aquella en la que revolvió en el escaño al entonces presidente de la Generalitat, Quim Torra, cuando le dijo que "somos un par de españolazos los dos". 

La coalición

Cuando en Madrid se estudió concienzudamente la idea de acudir a las urnas juntos con Ciudadanos, Alejandro Fernández fue uno de los primeros que mostró públicamente sus dudas a la coalición. "El dijo desde el principio que no lo veía: si Cs caía y el PP subía era mejor ir por separado. Si van juntos se diluía el derrumbe de Arrimadas". Disciplinado hasta la médula, Fernández siempre dejó que la decisión la tomara la dirección nacional del partido que, finalmente, optó por tomar el camino que él había marcado.   

Quienes han trabajado con él destacan de Alejandro Fernández la "actitud: siempre ve el lado positivo a todo". Es "un currito incansable" que aceptó el reto de pilotar "un coche que quedó completamente calcinado en 2017". Y, desde entonces, solo ha remado para reestablecer la relación entre catalanes. "Siempre se preocupó de que haya familias que no se hablen, amigos que hayan roto relaciones, hermanos que no se dirijan la palabra por el procés. Su obsesión siempre ha sido coser esa herida y que todos los catalanes podamos sentarnos de nuevo en una misma mesa", describen.

De esa manía por curar, por grapar la herida, surgió la idea de su campaña electoral: "Dejemos de llevarnos como el perro y el gato". El desplome en las encuestas de Ciudadanos le llenó de esperanza. Los mejores pronósticos apuntaban a que el PP duplicaba su representación en el Parlament, que podrían llegar a los ocho escaños de los cuatro sillones que tiene hoy. 

Campaña

Nadie contaba con que el paseíllo de Luis Bárcenas por la Audiencia Nacional reventaría la campaña electoral. "Nos hemos pasado media campaña hablando de los ordenadores, de sobresueldos, de Rajoy... dando explicaciones por algo que es completamente ajeno a nosotros", se lamentan. Fernández, además, ha tenido un golpe personal inesperado: su mujer ha sido operada de un tumor cerebral hace pocos días. 

El duro trance personal lo desveló el propio Pablo Casado en un acto en el que el afectado optó por no detallar. Simplemente dio las gracias a todos por el apoyo y el cariño recibido. "A pesar de las encuestas, que son malas, y a pesar de los contratiempos... él es el que tiene una palabra de aliento para que sigamos porque, a pesar de todo, sigue mereciendo la pena defender España desde Cataluña".  

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