Barcelona

A Alejandro Fernández (Tarragona, 1976) le encargaron tomar las riendas del PP catalán cuando el partido se quedó completamente en los huesos. En las elecciones autonómicas de 2017 arañó el cuarto escaño con mucho trabajo y, desde entonces, vio encuestas que virtualmente borraban al PP del Parlamento catalán. No le importó nadar a contracorriente. 

La salida de Inés Arrimadas para hacer política nacional le dio la oportunidad de recuperar parte del terreno que el PP cedió a Ciudadanos en Cataluña, y la aprovechó. Este tarraconense hijo de asturianos conjugó sus dotes de orador con una lucidez argumental y una visión estratégica que escasea en el panorama político actual para convertirse en referente del constitucionalismo en Cataluña, como en su día lo fue Albert Rivera.

Él, que empujó a favor de la alianza entre PP y Cs para que al constitucionalismo no se le fuera un solo voto por la alcantarilla, tiene ahora la calculadora en la mano para ver qué suma más: si ir juntos o por separado a la próxima cita electoral. En esta reposada conversación con EL ESPAÑOL en la sede del PP catalán en Barcelona, reconoce que la Cataluña de hoy no tiene nada que ver con la Cataluña de 2017, cuando se dio "un golpe de Estado posmoderno". 

Hace un año usted proponía una alianza con Ciudadanos en torno al término Cataluña Suma. Ahora, sin embargo, no ve clara esta coalición. ¿Qué ha pasado en este tiempo para cambiar así de posición?

Tenemos que reflexionar sobre la situación en general y sobre el cambio de estrategia de Ciudadanos, sobre su acercamiento a Pedro Sánchez. Lo que antes sumaba ahora hay que analizarlo.

¿Suma o resta ahora mismo la coalición PP y Ciudadanos en Cataluña?

Estamos analizándolo y hay que hacerlo con rigor.

¿Se ve usted de número dos en una lista conjunta con Lorena Roldán liderándola?

El problema nunca ha sido ese. De hecho, en su momento propusimos una alianza y el problema no era quién la lideraba. El tema es si suma o no suma.

¿Es factible que PP y Ciudadanos se presenten juntos, por ejemplo, en Lérida y Gerona, y por separado en Barcelona y Tarragona?

Lo que hay que estudiar es la fórmula que sea más eficaz electoralmente e ilusione más. Hay distintos escenarios abiertos.

¿Cuáles?

Una coalición total, ir por separado o alianzas por provincias. Habrá que optar por la mejor.

En octubre de 2017 hubo una masiva manifestación en Cataluña a favor de la unidad y la Constitución. ¿Hay margen para que el constitucionalismo gane las elecciones?

En el invierno de 2017 el constitucionalismo respondió con una victoria electoral, fue la fuerza más votada. El electorado se movilizó para responder a un desafío separatista y a un golpe de Estado posmoderno. Hubo unos niveles de participación hasta entonces desconocidos.

El escenario ahora es distinto. Todo indica que la participación no será tan alta porque el proceso separatista ha mutado y los procesos que tenemos que utilizar son distintos. Tenemos que entender que estas elecciones van a ser diferentes a las anteriores.

Han pasado ya casi tres años desde el referéndum ilegal y la declaración unilateral de independencia. ¿Ha cambiado algo en Cataluña?

Como le digo, el proceso ha mutado. A corto plazo no va a haber otro ataque unilateral. La prueba la tenemos en lo que pasó el otro día en el Parlament. Ya conocen adónde les lleva el incumplir la ley. Por lo tanto, han cambiado de estrategia.

Ahora van a limar el prestigio de la Corona como símbolo de la unidad nacional y, a partir de aquí, a través de su alianza con la extrema izquierda, buscan una república española que sea la antesala de una república catalana. Esa es la estrategia. Ya no es lo que intentaron hacer en el otoño de 2017.

Hay que entender que estas elecciones no van a ser plebiscitarias. Buscan una estrategia y, curiosamente, lo van a intentar con la connivencia del PSOE. Por lo tanto, tenemos que entenderlo. Hay más posibilidades de que intenten ensayar un tripartito de izquierdas en Cataluña que repetir el mismo Gobierno que hay ahora. Me da la sensación de que todo el mundo no lo tiene claro en Madrid, que es un escenario completamente distinto.

¿Usted puede pasear libremente por la calle sin ser increpado?

Depende, he vivido de todo. Yo vivo en Tarragona y el 99% de los días recibo el cariño de mis vecinos. Alguna vez me han destrozado el coche y me han podido insultar. Todavía ocurre, no se puede negar. En otras zonas de Cataluña donde el separatismo es más agresivo ocurre mucho más. Eso es así. La falta de libertad y convivencia es el principal drama que hay en Cataluña.

¿Cómo le trata TV3?

En el trato personal, muy bien. El problema es el tratamiento de la información...

¿Qué pasará cuando se plantee la amnistía a los presos del procés?

Es una figura que no existe y no se puede ajustar ahora mismo a nuestra legislación. Por lo tanto, no tiene ningún sentido. Ellos solamente tienen un camino: el indulto, pero tienen que solicitarlo y antes de solicitarlo tienes que reconocer que has hecho algo mal y un propósito de enmienda, las dos cosas. Pero no venimos de una dictadura y hay que amnistiar. No. Esa es una figura que no cabe en nuestro ordenamiento jurídico y no tiene ningún sentido.

El PSC es el responsable de la ruptura de la unidad constitucionalista en Cataluña

La familia Pujol va a sentarse en el banquillo por corrupción. ¿Cómo pudo pasar algo así en España? ¿No existen los controles suficientes para evitar casos así?

Hay una etapa en la historia de España en la que ha habido episodios de corrupción graves en muchos lugares, y aquí los ha protagonizado esencialmente esa familia que se comportó como una especie de estructura caciquil que penetró en los contratos de la Administración.

España en general y Cataluña en particular tienen que hacer un ejercicio de autoexigencia, y creo que ya se está haciendo. Hoy en día no hay los niveles de corrupción que hubo esos años. En Italia la corrupción fue tan sistémica que se cargó una era política. En este caso, tenemos que aprender la lección. En el caso de los Pujol y otros muchos, hubo una corrupción galopante y no se establecieron los controles oportunos.

Cambiando de asunto, ¿fue un error fotografiarse en Colón al lado de Vox?

Lo esencial de esa manifestación es por qué se convocó, y fue para rechazar una decisión de Pedro Sánchez que era negociar la soberanía nacional con los separatistas. Eso fue lo esencial. Si estratégicamente fue bueno o no, no lo sé. Pero fue un llamamiento a la dignidad de la democracia española.

Pablo Casado se deja ver cada vez menos junto a Cayetana Álvarez de Toledo. ¿Qué le parece que la portavoz parlamentaria no participara en las recientes campañas vasca y gallega?

Son decisiones que cada uno toma, no me meto, pero para mí es una voz imprescindible en la política española; representa a una España de ciudadanos libres e iguales.

¿La invitará a la campaña catalana?

No solo porque es diputada por Barcelona, sino porque es una voz imprescindible, participará en la campaña catalana.

¿Qué tiene Feijóo para que Ciudadanos y Vox no consiguieran ni un escaño en Galicia?

La derecha en Galicia es históricamente regionalista y conservadora. El PP, desde los tiempos de Gerardo Fernández Albor, después Manuel Fraga y ahora Alberto Núñez Feijóo, ha sido capaz de aglutinar enterito todo ese espacio. Es mérito de todos ellos y también es un espacio geográfico en España donde las características del electorado son distintas a las que podamos tener, por ejemplo, en Cataluña.

¿Qué debe aprender el PP nacional de Feijóo para conseguir concentrar en torno a la figura de Casado el voto del centroderecha?

No solo de Feijóo. El PP ha tenido dos mayorías absolutas, dos, y eso es porque fue capaz de aglutinar todo ese espacio. Lo que tenemos que hacer es volver a ser capaces de nuevo de representar las distintas sensibilidades que tiene el centroderecha en toda España.

A mí me gusta explicar que la derecha en Madrid es más liberal y combativa; en el Levante, más españolista incluso si cabe, sobre todo en Murcia, en Almería, en Alicante. Para conseguir un proyecto ganador tienes que ser capaz de dirigirte a todos: a los gallegos, a los alicantinos, a los catalanes. Y eso lo hemos conseguido dos veces. Estoy seguro de que Casado será capaz de hacerlo también.

Quim Torra todavía no ha convocado elecciones en Cataluña, pero todo indica a que se celebrarán este 2020. ¿Apuesta por que Carles Puigdemont se presente?

Es una posibilidad. Lo que ocurre es que a mí me resulta metafísicamente imposible meterme en el cerebro de Torra y Puigdemont. No soy capaz de analizar sus estrategias, pero es una posibilidad, efectivamente.

Si las encuestas no fallan, que los independentistas sigan al frente del Ejecutivo catalán dependerá del PSC. ¿Qué harán los socialistas catalanes?

El PSC probablemente se equivoque haga lo que haga porque siempre se equivoca en Cataluña. El PSC es el responsable de la ruptura de la unidad constitucionalista en Cataluña, y es de una gravedad extraordinaria.

En esa manifestación a la que hacía referencia usted antes, el PSC estuvo ahí y estuvo a la altura de las circunstancias, lo reconozco. Pero ha decidido unir su destino, de un modo u otro, a ERC.

¿Estaría dispuesto a hacer presidente al candidato del PSC si dieran los números?

Hablar de hipótesis en política es muy complicado porque el futuro te puede dejar en evidencia; la realidad es distinta a una campaña. Ahora mismo, si yo trazo cualquier estrategia que no vaya dirigida a intentar conseguir el mayor número de apoyos, sería un error estratégico brutal. Si yo me presento como candidato a presidir la Generalitat mi intención será ser yo el presidente.

¿Cómo definiría a Miquel Iceta?

Es astuto pero culebreante.

¿Ve a Salvador Illa como candidato PSC a las elecciones de Cataluña?

Me importa bastante poco quién sea el candidato del PSC.

¿Hay opciones de que el PP supere a Cs en las elecciones autonómicas?

Ha habido alguna encuesta que lo ha señalado. La mayoría no, pero alguna la ha señalado. Es un escenario posible, pero no me gusta hacer apuestas electorales.

¿Con qué resultado se sentiría satisfecho?

Con la victoria de los constitucionalistas.

¿Qué Ciudadanos le gusta más, el de Albert Rivera o el de Inés Arrimadas?

Si tuviera que elegir entre el Ciudadanos de Rivera y el de Arrimadas… me quedo con el de Albert Boadella y Arcadi Espada.

Alejandro Fernández, presidente del PP catalán, este jueves en la sede regional. PP.

¿Que Arrimadas saliera de Cataluña le vino bien al PP catalán para reconquistar parte del espacio perdido ante Ciudadanos?

Esa fue una mala decisión porque dejó durante un tiempo huérfano el liderazgo del constitucionalismo y trasladó un mensaje negativo. Inmediatamente después de ganar, se fue. Yo no lo pienso tanto en términos partidistas, sino que creo que fue una mala decisión para el constitucionalismo.

Ciudadanos se ha ofrecido ya a estudiar y negociar los Presupuestos Generales del Estado. ¿Es Arrimadas la muleta de Sánchez?

Se ha convertido en el socio parlamentario preferente de Sánchez, y esa es la razón por la que decía yo que había cambiado el escenario con respecto al tiempo en el que nosotros defendíamos la coalición sin reparos.

Quim Torra ni siquiera fue a la última conferencia de presidentes que Sánchez convocó en La Rioja. ¿El Ejecutivo catalán se ha desatendido por completo de los problemas de la gente?

Es evidente. Ellos mismos lo reconocen. A la mínima ocasión que tienen, en lugar de debatir sobre asuntos de gestión pública, debaten sobre la Corona, para hacer finalmente un pleno en el que ni siquiera pueden publicar sus resoluciones porque eran ilegales y, por lo tanto, una pérdida de tiempo absoluta.

A día 10 de agosto, Cataluña encabezaba el ránking de casos totales de Covid, con 89.015, seguido de Madrid (83.606). ¿Cómo ha sido la gestión de la crisis sanitaria en la región?

Nefasta y con una cosa especialmente grave, y es que han reconocido que han ocultado información a la gente. Cuando hubo un rebrote en Lérida ocultaron información y dijeron que era para no generar alarma social. Pero provocaron todo lo contrario: cuando un Gobierno pierde la confianza, lo que se crea es alarma social porque los ciudadanos no saben si les están diciendo la verdad.

También ha habido casos gravísimos de incompetencia, como en las residencias de ancianos, que provocó la retirada inmediata de las competencias al conseller responsable. Ha habido un auténtico caos sanitario. Es una de las comunidades autónomas me atrevería a decir donde peor se ha gestionado. Quizá haya sido la peor.

Siempre se deposita en el PP la responsabilidad de hablar con alguien que ni siquiera se pone al teléfono

¿Se equivocó el Gobierno al no mantener durante más tiempo el estado de alarma?

El estado de alarma es un instrumento de limitación de libertades tan drástico que solo debe aplicarse en situaciones muy concretas. Estamos hablando de impedir incluso la salida del domicilio a las personas, se limita la libertad de movimiento. Por tanto, es al revés, probablemente se excedieron durante un tiempo, ya que se ha podido comprobar que para cambiar de fase o retroceder no era necesario la aplicación del estado de alarma.

Además, en algunos momentos lo utilizaron para colar cosas que no tenían nada que ver con la gestión sanitaria. Por tanto, en situaciones muy graves puede aplicarse porque es un instrumento de limitación de libertades ciudadanas. Pero es un tema muy serio.

¿Pedirá al Gobierno central que intervenga Cataluña si los rebrotes se disparan?

¿Qué significa intervenir? Esa es la cuestión. Nosotros lo que pediremos siempre es que, si se produce alguna ilegalidad o alguna situación de irregularidad, el Gobierno de España actúe. No olvidemos que ahora mismo el Gobierno de la Generalitat tiene el escenario que siempre reclamó: todas las competencias. Y resulta que, cuando a las recupera, es la comunidad que peor está gestionando.

España acaba de vivir un hecho insólito: el Rey Emérito ha trasladado su residencia fuera del país. ¿Tienen derecho los españoles a saber dónde está Juan Carlos?

Aquí, lo más grave es que asistimos a una operación para liquidar la Monarquía parlamentaria. Pedro Sánchez ha optado por el camino intermedio: ni defenderla explícitamente ni intentar liquidarla. De momento, diluye sus competencias y, además, le presiona. Esa operación tiene su origen en el hecho de que la unidad de España y su continuidad histórica tiene mucho que ver con la Corona.

Bastó un discurso del Rey el 3 de octubre de 2017 para que, intuitivamente, esa unidad de España quedara tan reflejada que todo el mundo captara el mensaje. Y ahí se acabó el golpe.

Lo que está ocurriendo es una operación dirigida para destruir la unidad de España en la institución sobre la que reposa dicha unidad, que es la Monarquía. A mí todo lo demás me parece atrezzo.

¿Pero los españoles tienen derecho a saber dónde está Juan Carlos I?

Es una cosa que a mí me da igual.

¿Están en cuestión el modelo de Estado y la Constitución?

Tienen una solidez enorme en la medida en que los españoles siguen confiando en sus instituciones, pero hay una operación dirigida por la extrema izquierda y los nacionalistas para liquidarlos. Es así, y el PSOE está con una vela a Dios y otra al diablo, con un pie en cada lado, a ver qué hace.

Las mayorías que se necesitan para cambiar ese modelo de Estado son abrumadoras: dos tercios de la Cámara deberían votar a favor. Hoy, los grupos a favor de la república con representación en el Congreso son minoritarios.  

Cuando ha habido cambios de sistema en España no se ha votado en las Cámaras. Se busca una situación de caos, inestabilidad institucional, que acabe provocando esa demolición de las instituciones que surgieron de la Transición española. Ese es el camino y es lo que están haciendo.

Han pasado más de cien días desde la última vez que Pedro Sánchez llamó a Pablo Casado. ¿Cómo valora que el jefe del Ejecutivo ignore por completo al líder de la oposición?

Él se refiere a sí mismo como "mi persona". No había visto nunca a alguien con tanto ego y falta de sentido institucional. Es una auténtica barbaridad que no hable con el líder de la oposición. No había ocurrido nunca.

El juez ha imputado a la cúpula de Podemos por malversación. ¿Debe dimitir Pablo Iglesias?

Él mismo definió un nivel de autoexigencia que ahora no está cumpliendo. Siguiendo sus propias palabras, debería haber dimitido ya.

El PP está negociando con el PSOE los vocales del CGPJ y al mismo tiempo pide al Supremo que anule el nombramiento de Dolores Delgado como fiscal general del Estado por falta de neutralidad. ¿No es incoherente?

No. Los partidos tienen la obligación de hablar sobre estas cosas. Es importante dejar claro que la separación de poderes es una cosa y luego está el equilibrio de poderes. Lo ideó James Madison en la Constitución americana: hay separación de poderes, pero los poderes se controlan unos a otros para que no haya abuso o impunidad por parte de uno de los podres. Es decir, el poder judicial controla al ejecutivo y al legislativo; el legislativo controla al ejecutivo y el legislativo controla a los jueces. Es un sistema de equilibrios. Hay independencia, pero hay control. Por lo tanto, el poder legislativo tiene la obligación de hablar de estas cosas. Tener capacidad de hacer nombramientos no es un ataque a la separación de poderes.

¿El PP debe prestar su apoyo al PSOE a cambio de que rompa con Pablo Iglesias?

Siempre se deposita en el PP la responsabilidad de hablar con alguien que ni siquiera se pone al teléfono. Veo que siempre se insiste en eso, pero si no se pone Sánchez al teléfono, ¿qué se puede hablar con él? Es evidente que el PSOE no tiene ninguna intención de llegar a acuerdos con el PP porque Sánchez nunca ha querido llegar a acuerdos con el Partido Popular.

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