I. P. Nova Mercedes Rivera

El 13 de enero de 2020, Salvador Illa, juraba su cargo como ministro de Sanidad. Con una trayectoria profesional muy alejada de la gestión sanitaria, asumía la cartera con el deseo de “escuchar y resolver” los retos del sistema sanitario, en su más amplio espectro.

Pero sus deseos se truncaron con la llegada del coronavirus. La primera infección del SARS-CoV-2 en España se diagnosticaba tan solo 17 días más tarde de que Illa jurara el cargo. En apenas dos meses, España estaba sumida en un estado de alarma.

Ahora, un año y 13 días más tarde, Salvador Illa se despide del Ministerio de Sanidad con un legado marcado por el coronavirus, pero con pinceladas de ese amplio espectro al que aspiraba llegar en su discurso de investidura. Y que su más que probable sucesora, Carolina Darias, deberá recoger para seguir avanzando.

Durante estos casi 13 meses se ha desarrollado en su totalidad la receta electrónica privada, se ha realizado la mayor oferta de formación sanitaria especializada, se ha aprobado el proyecto de ley de eutanasia, las enfermeras han podido empezar a prescribir medicamentos y se ha seguido eliminando el copago farmacéutico a las rentas más bajas.

El relevo de Carcedo

Muchos de sus avances en este año de gestión están derivados de la ruta que el Ministerio había tomado con la exministra socialista María Luisa Carcedo.

Así ocurre con la ley de la eutanasia (que se tramitó en el Congreso de los Diputados a mediados del mes de diciembre), con la implantación de la receta electrónica o con la prescripción por parte de las enfermeras.

En lo que respecta a la posibilidad de enfermeras indicando medicamentos con receta, fue necesario aprobar un Real Decreto -en la etapa de Carcedo- y materializarlo, ahora, con protocolos específicos.

Fue a finales de octubre cuando se publicó la primera guía de práctica clínica que permite a las enfermeras, por primera vez en la historia de España, prescribir un medicamento que precise de receta. Hasta ahora, solo lo podían hacer los médicos.

Según ha confirmado EL ESPAÑOL, Sanidad prepara nuevos protocolos que estarán plenamente ligados a la práctica del día a día que realizan las enfermeras. Se trabaja en nuevos protocolos relacionados con embarazadas, heridas o pacientes con diabetes.

Junto con la prescripción enfermera y el avance de la ley de Eutanasia, Salvador Illa ha modificado importantes leyes sanitarias como la del fondo de Cohesión o las prestaciones ortoprotésicas que se incluyen en la cartera básica de servicios.

Estos cambios adhieren la incorporación de 19 nuevas enfermedades y técnicas sanitarias, en el caso del Fondo de Cohesión. Se han adherido prácticas sanitarias como los tumores ordinarios del adulto, el trasplante hepático pediátrico o las cataratas complejas en niños.

En lo que incumbe a la receta electrónica, el proyecto se inició en 2017, pero le costó arrancar. Sobre todo en la privada y mutualidades.

El concepto es fácil: por métodos electrónicos se puede acceder a la prestación farmacéutica. Mejora la accesibilidad del tratamiento para el paciente y permite un mayor seguimiento por parte del equipo de profesionales sanitarios. Han sido los propios farmacéuticos los que lo han considerado "imprescindible" con la pandemia. 

Farmacia y gestión de recursos

Además, y como parte del Gobierno, su gestión ha quedado claramente reflejada en los Presupuestos Generales del Estado para 2021.

Unas cuentas que han elevado hasta el 6,9% del PIB el gasto público en sanidad. Una cifra muy cercana al 7% que viene demandando el sector sanitario y que el propio ministro había prometido al mes de jurar su cargo.

Los PGE también incluyen la supresión de copagos farmacéuticos para nuevos colectivos vulnerables. Esta es una partida que ya se incluyó en los anteriores Presupuestos, que fueron rechazados.

Otro de los planes del Gobierno para la sanidad es la renovación de las tecnologías del sistema público. Para ello, el Ministerio destinará 400 millones de euros.

Fue también Carcedo quien inició el plan para reforzar la atención primaria. Sin embargo, se ha visto materializado en la etapa de Illa, con una partida superior a los 1.000 millones en los Presupuestos.

Primera huelga en 25 años

En lo que se refiere a la gestión de los profesionales sanitarios ha sido un periodo de luces y sombras. Mientras que los médicos y los enfermeros celebraban la oferta récord de plazas para formar especialistas sanitarios, se producía la primera huelga médica en 25 años.

Sus reivindicaciones principales estaban centradas en el redactado del Real Decreto Ley 29/2020. Se estipulaba que se podía contratar a médicos sin especialidad (es decir, que no habían aprobado el examen MIR) y extracomunitarios por la alta incidencia de la Covid-19. El paro estaba previsto para el último martes de cada mes, pero fue suspendido el 11 de diciembre.

Bien es cierto que, aunque el Covid ha sido el gran obstáculo para Salvador Illa, su primera comparecencia en el Congreso estaba plagada de proyectos. 

Visualizando la Covid-19 como algo residual en España (pues todavía no se había alertado de muchos casos), Illa anunciaba la actualización de la formación de los sanitarios, el aumento de plazas de MIR y una mejora de la situación laboral de los médicos y enfermeros.

Los planes pre-Covid

Las nuevas tecnologías eran uno de los grandes retos que Illa se ponía cuando aterrizaba en el ministerio. Prueba de ello, es la importancia que ha tenido Alfredo González, secretario general de Salud Digital, Información e Innovación, dentro de su equipo.

En este sentido, en su comparecencia para explicar las líneas de su ministerio en el mes de febrero, Illa anunció la creación de un Centro Nacional de Terapias Avanzadas (como las CAR-T que sirven de tratamiento contra la leucemia linfoblástica aguda) y un Libro Blanco de la Transformación Digital.

Ligado al Covid, aunque reclamado por varios organismos, el ministerio de Salvador Illa ha dotado con cinco millones de euros la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública, una de las principales promesas del grupo de recuperación que configuró el Congreso de los Diputados.

En lo que respecta a la parte más cíclica del Ministerio de Sanidad hay determinados planes pendientes de actualización en los que tampoco ha dejado de trabajar, como el que incumbe a la resistencia a los antibióticos, la obesidad infantil, en consumo de tabaco y alcohol y el plan de la conducta suicida.

Ahora, todos esos retos quedan en manos de su sucesora, Carolina Darias. Ella tendrá que gestionar todo lo relacionado con el coronavirus, pero también hacer que el engranaje del Ministerio de Sanidad siga funcionando más allá de la Covid.

Los retos para Darias

Entre esos proyectos destaca reactivar el acuerdo para atenuar el impacto presupuestario en medicamentos innovadores, una mayor inversión en tecnología sanitaria y la recuperación del registro de profesionales.

En el Congreso de los Diputados, muchos grupos están pendientes de que se promulgue una ley de cuidados paliativos para complementar la de la eutanasia, y que se ratifique la ley de ratios de enfermeros.

También se ha elevado a la Cámara Baja, por parte de los dentistas, la necesidad de regular la publicidad sanitaria. Y existe un proyecto de la exministra María Luisa Carcedo, la inclusión de la salud bucodental en la cartera básica de servicios, que también está pendiente.

En lo que respecta a la publicidad sanitaria, se tornó de especial interés durante la pandemia, cuando muchas clínicas dentales pertenecientes a grandes cadenas cerraron. Muchos de sus clientes se quedaron sin ver terminados sus tratamientos y con grandes préstamos. Además, se ha reclamado que famosos no puedan anunciar temas de salud.

El trabajo de colaboración entre la sanidad pública y la privada ha sido motivo de debate por los socios del gobierno de Unidas Podemos. Pese a ello, Salvador Illa se ha mostrado siempre a favor del "trabajo en equipo".

Así, el reto de seguir regulando la relación entre sectores, no solo con respecto a la atención, también de gestión. Es uno de los objetivos de la próxima ministra de Sanidad.

De momento, autoridades como la Organización Nacional de Trasplantes han comenzado a colaborar conjuntamente para potenciar donaciones.

De hecho, una nueva ley de contratación de productos sanitarios se puso sobre la mesa justo antes de que se iniciara el coronavirus, aunque no ha seguido su trámite.

En materia farmacéutica, una vez más se queda pendiente el plan para fomentar el uso de medicamentos genéricos y biosimilares. Este proyecto nació con Carcedo, sin embargo, la irrupción de la Covid-19 lo ha dejado en la lista de “tareas pendientes” para el próximo ministro.

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