"Me considero absolutamente feminista". Así de tajante se mostraba la actual directora general de la Guardia Civil, María Gámez, durante una entrevista enmarcada en un especial por el pasado Día Internacional de la Mujer trabajadora realizado por un periódico.

La gaditana ha sido noticia no por las gestas realizadas durante el confinamiento por los agentes a sus órdenes. A mediodía de este lunes saltaba la liebre de que el Instituto Armado cesaba a uno de los nombres que más fuerza ha cogido en los últimos tiempos, el coronel Diego Pérez de los Cobos.

Gámez se convertía en su verduga al hacerse público que la magistrada del Juzgado de Instrucción numero 51 de Madrid, Carmen Rodríguez-Medel, decidía imputar al delegado del Gobierno en la capital, José Manuel Franco, por permitir las manifestaciones del 8-M.

La jueza había encargado a la Guardia Civil investigar si el responsable de permitir las manifestaciones del 8-M conocía o no la existencia de informes que lo desaconsejaban para evitar la propagación del coronavirus. Antes de conocerse la imputación de Franco, El Mundo adelantaba el cese del coronel de la Benemérita.

Los superiores de De los Cobos le requirieron en varias ocasiones la información que se reflejaba en ese informe. Él se negó por dos razones: la primera porque desconocía el contenido del mismo, y la segunda porque las pesquisas resultantes de los requerimientos judiciales son secretos para todo el mundo menos para la autoridad judicial que los ordena. Es decir, que los políticos no pueden saber si están siendo investigados ni en qué términos.

Ante la negativa del uniformado, Gámez dijo que "es una investigación delicada para el Gobierno y tenemos que conocer lo que la Guardia Civil está entregando a la jueza". 

Carrera política

En 2004, María Gámez se afilió al PSOE. Fue nombrada delegada de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía. Fue su primer cargo en la administración. En 2008 pasó a ser la delegada del Ejecutivo andaluz en Málaga, pero la carrera política de Gámez ha sido la de perdedora.

En 2011 y 2015 se presentó a la alcaldía de Málaga, pero el poderío del popular Paco de la Torre en la capital malacitana la noqueó en las urnas, por lo que decidió abandonar la política en 2016. Volvió a la primera línea en 2018, ya con Pedro Sánchez investido presidente del Gobierno. El flamante presidente la convirtió en delegada del Gobierno en Malaga.

Nunca ha sido una mujer de partido. No le interesaban mucho los órganos internos, ni comulgaba del todo con Susana Díaz, secretaria de los socialistas andaluces. Ella está en el bando del exdelegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, actual vicepresidente primero del Congreso de los Diputados. Un 'sanchista', como ella.

Su gestión del rescate del pequeño Julen, el niño de dos años que quedó atrapado en un pozo en Totalán (Málaga), le propinó grandes galardones. Tantos que en enero de 2020 el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, la nombró directora general de la Benemérita. La primera fémina en serlo.

A raíz de su nombramiento los medios se coparon de perfiles de su persona. La mayoría destacaban que era la hija menor de 11 hermanos y que su padre trabajó en el faro de Estepona, en la provincia de la Costa del Sol. 

Las crónicas de los últimos años también destacan su presencia en las concentraciones contra la violencia de género del 25 de noviembre y de las marchas del 8-M. Las mismas, estas últimas, que la han llevado a segar la cabeza de Pérez de los Cobos.

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