El banquillo de Podemos no funciona. El partido morado ha perdido fuerza mediática desde la obligada y dolorosa ausencia de Pablo Iglesias e Irene Montero. Ahora apenas marca agenda, frente a lo que siempre ha ocurrido con esta formación, en cuyo seno había una auténtica obsesión por protagonizar y liderar los debates de la opinión pública. Se acabaron, por ahora, los grandes titulares y las arduas polémicas de Podemos. 

La construcción del relato político siempre ha sido uno de los ejes de actuación de Podemos. Y para ello resulta clave la presencia mediática. En las últimas semanas, los portavoces de Podemos no consiguen enganchar como sus dos grandes líderes, ausentes por motivos personales. Con la excepción de Pablo Echenique, que sí es una cara conocida por los españoles y que se ha batido el cobre para reafirmar las posiciones de Podemos, el resto de rostros en la palestra no ha conseguido el protagonismo de otras veces. 

Una propuesta que confirma la regla

La reciente propuesta de Podemos al Gobierno sobre la negociación fiscal y presupuestaria sí ha logrado copar la atención mediática. La excepción que confirma la regla. Una de las claves que explica esta suerte de letargo del partido morado está en su banquillo. 

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Los rostros elegidos por la dirección para expandir el argumentario de Podemos son muy conocidos dentro del partido, pero no tanto fuera del mismo. La coportavoz parlamentaria, Ione Belarra, o el secretario general del grupo parlamentario de Unidos Podemos, Txema Guijarro, no gozan de tanta popularidad como para lograr la atención mediática del pasado.

¿Tiene Podemos un liderazgo demasiado personalista que ahora le penaliza? ¿La salida de la primera línea de gente como Íñigo Errejón o Carolina Bescansa resta fuelle mediático al partido? ¿O simplemente es lógico que la posición de Podemos quede desdibujada al gobernar Pedro Sánchez? Preguntas que sobrevuelan en el ambiente de Podemos, donde se vive una situación enrarecida, casi inaudita, sobre todo por la ausencia de Iglesias y Montero y también por la consiguiente falta de protagonismo. 

Desde Podemos, en cambio, restan importancia a esta situación y recuerdan que estamos en agosto, que no es el mes más propicio para la información política. Y consideran que con el paso del tiempo los portavoces ahora menos conocidos irán adquiriendo más protagonismo en el debate público. Además, existe la posibilidad, por ahora no aclarada, de que tras el verano, con el nuevo curso político, alguno de los grandes líderes de Podemos vuelva a la palestra. 

Mazazo en las encuestas

En todo caso, esta especie de ostracismo mediático que vive Podemos no es el principal problema para el partido. El último barómetro del CIS rubricó la caída en apoyos desde que gobierna el PSOE. El partido de los círculos solo atraería ahora mismo a un 15,6% de los votantes. Un 5,5% menos que en las elecciones generales de 2016 y un 4% menos que en el anterior barómetro del CIS.  

Igualmente, la última encuesta publicada en los medios, en concreto en El Diario, ubica a Podemos en cuarto lugar entre los grandes partidos. Una situación que ya se ha convertido en constante. Eso sí, ante las especulaciones de este verano, ahora mismo apagadas, de un posible adelanto electoral de Pedro Sánchez que pueda erosionar sobremanera a los podemistas, en Podemos repiten que ellos no tienen miedo a las elecciones. 

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