Daniel Montero Alejandro Requeijo

La alerta fue considerada de alta credibilidad por los especialistas españoles en la lucha contra el terrorismo, tanto por el servicio secreto que la aportaba como por la cantidad de datos concretos: un ciudadano sirio, plenamente identificado, que iba a viajar a España desde Noruega para poner en marcha un atentado contra la selección estadounidense de baloncesto, que esos días competiría por el Mundial organizado en España.

Era julio, mediados de mes cuando la información llegó a la comisión de Seguridad que engloba a los principales cuerpos antiterroristas del país y arrancó la operación para desbaratar el ataque. Los grupos de inteligencia monitorizaron las fronteras, mientras agentes de cada demarcación peinaron los hoteles, pensiones, barrios y mezquitas de media España en busca de aquel ciudadano de origen sirio enviado por el Daesh para atentar en España.

La concreción de los datos llevó incluso a avisar a la embajada de EEUU en España, que montó un dispositivo de seguridad especial y encapsuló en él a los miembros de su selección que viajaron a España para competir. La sede de la delegación deportiva, que se fijó en Canarias, se blindó sin precedentes, y por un momento, los responsables de Seguridad de EEUU valoraron incluso la necesidad de suspender algún partido, algo que se descartó pronto ante la ausencia de datos sobre la llegada del enviado del Daesh a España.

Finalmente, el Mundial de baloncesto se desarrolló sin incidentes y los integrantes de la selección estadounidense pudieron competir sin más sobresaltos. El dispositivo de seguridad planeado por el Ministerio del Interior no detectó nunca la entrada del terrorista en suelo español. Y la tranquilidad reinó todavía más cuando otro servicio de inteligencia de la UE ubicó al citado sujeto todavía en Siria.

Navidad de 2015 en Barcelona

"Esta no fue la única amenaza que recibió el máximo nivel de alerta", explica un mando de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad consultado por EL ESPAÑOL, que reconoce que, desde el auge del Daesh en 2014, España ha vivido con movimientos discretos varias amenazas yihadistas que, a juicio de los expertos contra el terrorismo islámico, merecían el máximo nivel de atención.

Algo que no sucedió, por ejemplo, con la alerta enviada por EEUU sobre un posible atentado en Las Ramblas de Barcelona, analizado por la junta de Seguridad del Ministerio del Interior y que fue considerado de escasa credibilidad por la falta de datos concretos. 

"Son días complicados, en los que te cuesta dormir", reconoce un responsable de este tipo de dispositivos sobre el momento en el que los expertos aplican el máximo nivel de alerta. Cuando la incertidumbre sobre el riesgo de atentado está en la mente de todos. En navidades de 2015, fue también Barcelona la que estuvo en el punto de mira de los terroristas. Esta vez, la información de Inteligencia hacía referencia a un posible atentado en una de las zonas multitudinarias de la Ciudad Condal. Los responsables de Policía, Guardia Civil y Centro Nacional de Inteligencia le dieron credibilidad al aviso, y se activó un sistema de seguridad especial sobre el terreno, tanto de Inteligencia como operativo y de Seguridad Ciudadana.

Según fuentes de la lucha antiterrorista, la información marcaba un posible atentado en una zona multitudinaria de la Ciudad Condal, como Las Ramblas o la Sagrada Familia. Unas semanas antes, el 12 de noviembre de 2015, varios atentados yihadistas simultáneos en las inmediaciones del estado de fútbol de Saint Denis y la sala de conciertos Bataclan dejaban 130 muertos en París y el primer ministro galo declaraba los atentados como "un acto de guerra contra Francia".

Alerta en Madrid

Según las mismas fuentes, la alerta de este tipo más reciente se produjo en Navidad de 2016. Esta vez, fue un servicio de inteligencia "amigo" el que alertó de un posible ataque yihadista en el centro de Madrid. Días antes, un camión suicida se lazó contra las personas que visitaban un mercadillo navideño en Berlín dejando 12 fallecidos. La máxima preocupación de los efectivos fue neutralizar un posible ataque similar en el punto más concurrido de esas fiestas: la Plaza Mayor de Madrid en plena Nochevieja.

Para ello, un dispositivo de Seguridad Ciudadana impidió el acceso de vehículos a las zonas consideradas en riesgo mientras los agentes especializados en lucha contra el terrorismo yihadista extremaban las precauciones sobre el terreno. Finalmente, nada sucedió y la amenaza, bien por el dispositivo planeado o bien por la falta de voluntad real de los terroristas, quedó neutralizada, de nuevo de forma discreta.

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