La ingeniera, política y líder opositora María Corina Machado ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025, un reconocimiento que el Comité Noruego ha justificado por su "incansable labor en promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia".
La decisión, anunciada este viernes en Oslo por el presidente del Comité, Jørgen Watne Frydnes, marca un hito en la historia contemporánea del país hispano.
Por primera vez, una figura venezolana obtiene el galardón más prestigioso en el ámbito de la paz. Y es que Machado, de 58 años, es considerada por el Comité como "uno de los ejemplos más extraordinarios de coraje civil en América Latina en los últimos tiempos".
Su historia se remonta a un 7 de octubre de 1967 en Caracas. Hija del empresario Henrique Machado, creció en una familia de clase alta. Estudió Ingeniería Industrial en la Universidad Católica Andrés Bello y completó una especialización en finanzas en el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA).
Su incursión en la política arrancó al mismo tiempo que surgía el chavismo. Corría el año 2002, en pleno auge del gobierno de Hugo Chávez, cuando cofundó la organización Súmate, una asociación civil que promovía la transparencia electoral y la participación ciudadana.
Desde entonces, su discurso se centró en la defensa del voto como vía para el cambio político. "Se trataba de elegir entre votos y balas", recordó años más tarde.
María Corina Machado durante un acto de campaña el año pasado en Caracas.
Su notoriedad creció rápidamente. En 2011, fue elegida diputada de la Asamblea Nacional por el estado de Miranda, obteniendo la mayor votación registrada en la historia parlamentaria venezolana.
Sin embargo, su mandato terminó abruptamente en 2014, cuando fue despojada de su escaño tras aceptar un cargo simbólico como representante alterna de Panamá ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
Aquella decisión, considerada arbitraria por organismos internacionales, la convirtió en símbolo de la persecución política contra la disidencia venezolana.
Camino a la clandestinidad
Tras su destitución, Machado continuó su carrera desde la oposición. Fundó el movimiento político Vente Venezuela, de orientación liberal, y la plataforma Soy Venezuela, junto a figuras como Antonio Ledezma y Diego Arria.
Desde entonces, ha enfrentado inhabilitaciones políticas, procesos judiciales y amenazas, pero ha mantenido su activismo dentro del país, incluso en la clandestinidad.
Su perfil ideológico combina posiciones liberales en lo económico —defiende la privatización de la petrolera estatal PDVSA y la desregulación del mercado— con una visión conservadora en lo social, vinculada a su fe católica.
Sin embargo, en los últimos años ha buscado proyectar una imagen más moderada, abierta al diálogo sobre temas como el matrimonio igualitario o el uso medicinal de la marihuana.
En 2023, Machado fue precandidata presidencial en las elecciones dentro de la oposición, obteniendo más del 90% de los votos en las primarias. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral la inhabilitó para ejercer cargos públicos durante 15 años.
Más adelante, en las presidenciales de 2024, respaldó al diplomático Edmundo González, quien se convirtió en el candidato de la Plataforma Unitaria.
Pese a los obstáculos, su liderazgo dentro del movimiento opositor se consolidó, pero no resultó suficiente. Nicolás Maduro se impuso ganador y María Corina Machado enfrentó nuevamente las limitaciones impuestas por el régimen.
En ese momento, la caraqueña asumió el papel central en la coordinación de la oposición, supervisando la campaña de González y promoviendo la participación ciudadana.
Su objetivo fue mantener la cohesión del movimiento y asegurar que la movilización ciudadana se tradujera en respaldo efectivo en las elecciones, incluso con las restricciones políticas y la represión persistente.
Por la democracia
En enero de 2025, Machado fue víctima de un secuestro temporal por parte de fuerzas del gobierno tras reaparecer públicamente después de meses en la clandestinidad. Su vehículo fue interceptado y se le obligó a grabar mensajes como prueba de vida.
Horas después fue liberada, con contusiones leves. Organizaciones internacionales, incluyendo Human Rights Watch, confirmaron la detención y la calificaron como un acto de represión política.
Pero este hecho no frenó a la venezolana, y reiteró su compromiso con la participación ciudadana y la defensa de los derechos humanos en el país.
María Corina Machado, ganadora del Premio Nobel 2025.
Paralelamente, ha incrementado su participación en foros internacionales, exponiendo la situación política y humanitaria de Venezuela ante organismos multilaterales y gobiernos extranjeros, buscando mantener la atención internacional sobre los procesos democráticos y promover la cooperación internacional para garantizar transparencia electoral.
A nivel nacional, su liderazgo ha contribuido a coordinar y unificar a sectores opositores previamente fragmentados, promoviendo el diálogo interno y estableciendo estrategias conjuntas de movilización ciudadana y defensa de derechos civiles.
Sus acciones incluyen campañas de información sobre transparencia electoral y supervisión de la participación política de distintos grupos dentro de la Plataforma Unitaria.
Premio Nobel de la Paz
La líder opositora venezolana, ahora, ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025, tal y como lo ha anunciado este viernes 10 de octubre el Comité Noruego del Nobel.
El anuncio se realizaba a las 11:00 de la mañana en Oslo, ciudad donde, por deseo expreso de Alfred Nobel, se entrega el único de los seis premios que no se otorga en Suecia.
Este año, el comité —integrado por cinco miembros designados por el Parlamento noruego— decidió reconocer la figura de Machado en un escenario global marcado por los conflictos bélicos, intentos fallidos de paz y múltiples violaciones de los derechos humanos.
El presidente del Comité, Jørgen Watne Frydnes, no quiso perder su oportunidad de destacar la política venezolana. Pues, dice, "mantiene encendida la llama de la democracia durante una oscuridad creciente", una referencia directa a la crisis política y social que atraviesa bajo el gobierno de Nicolás Maduro.
A su vez, Frydnes comentó que Machado se ha erguido como "una figura clave y unificadora en una oposición política que antes estaba dividida", describiéndola como una clara inspiración en tiempos que la democracia está amenazada.
Así, la elección de Machado se inscribe en una larga tradición de premiados con fuerte contenido político. Y es que, desde sus inicios en 1901, el galardón ha generado debate sobre su interpretación de los deseos de Alfred Nobel.
El químico e ingeniero sueco estipuló que debía otorgarse a quienes hubiese contribuido "a la eliminación o reducción de armamento, al hermanamiento de los pueblos y contribuir a la paz en el último año".
Sin embargo, con el paso del tiempo, esa definición se amplió, abarcando causas vinculadas a los derechos humanos, la democracia y el medioambiente. Y, en ese sentido, el caso de Machado sigue la línea de premiar a activistas que simbolizan la resistencia frente a régimen autoritario.
