El actual conflicto en Ucrania sigue creando una crisis sin precedentes para las personas refugiadas y desplazadas de la región. Como la mayoría de los hombres de entre 18 y 60 años se quedan en el país para luchar, las unidades familiares se están separando mientras los ancianos, las mujeres y los niños viajan a los países vecinos en busca de refugio, a veces completamente solos.

El viaje de una persona refugiada siempre está lleno de riesgos. Las personas pierden multitud de salvaguardas de su vida habitual, lo que las expone a riesgos como la violencia, la explotación sexual, los abusos y el tráfico de personas. Cuando se viaja solo, estos riesgos se multiplican, ya que quienes ya son vulnerables toman decisiones difíciles en busca de seguridad.

Los niños, los más vulnerables

Desde el inicio del conflicto a finales de febrero, más de 3,4 millones de niños y niñas han huido de Ucrania. El 6 de mayo, el gobierno rumano anunció que se habían registrado 2.400 menores no acompañados en Rumanía. En Moldavia, el grupo de trabajo interinstitucional para la protección de la infancia estima que casi 1.000 niños y niñas están separados o no acompañados.

El personal de World Vision también se ha encontrado con niños y niñas que han huido de Ucrania y permanecen en países extranjeros sin sus redes de apoyo habituales. El viaje en sí mismo plantea muchos riesgos, y los peligros continúan después de realizar la travesía. Los menores no acompañados suelen pasar largos periodos lejos de su unidad familiar y sus comunidades, sin saber cuándo o si se reunirán con sus padres.

Esto se debe a muchos factores, como la descentralización de los sistemas de registro de las llegadas de menores no acompañados, que hace que sea difícil cruzar los datos de las personas y ayudarles a encontrar a sus familias y amigos. Las personas refugiadas, especialmente los niños y niñas, se enfrentan a la posibilidad de permanecer sin compañía durante largos periodos de tiempo, lo que aumenta el riesgo de exposición a los traficantes de personas.

Si bien las autoridades rumanas emitieron un procedimiento para registrar, rastrear y proteger a los niños y niñas no acompañados, es fundamental garantizar la localización y reunificación de las familias, identificar a todos los menores en riesgo o a los que aún no fueron registrados como no acompañados, y desarrollar protocolos de reunificación. El régimen de protección temporal no se ha activado en la República de Moldavia hasta el 25 de mayo.

Grave riesgo de explotación

Pueden surgir más riesgos incluso cuando personas bien intencionadas intentan rescatar a los huérfanos o a los niños y niñas no acompañados de los entornos afectados por la crisis alejando a los menores de sus estructuras de apoyo, lo que les convierte en "no acompañados" en el proceso.

Además, en las primeras fases de una crisis, cuando se emprenden acciones de emergencia para satisfacer las necesidades urgentes de las personas vulnerables, los sistemas de protección tienen dificultades para desarrollarse con la suficiente rapidez como para ser inmediatamente eficaces a gran escala.

Esto puede ser aprovechado por los traficantes, que en esos momentos pueden hacerse pasar por personas altruistas y generosas para acceder a las personas vulnerables. Teniendo en cuenta todo esto, la mejor opción para los niños y niñas es que se les permita recibir apoyo para que puedan permanecer con sus familias y parientes durante todo el trayecto del desplazamiento.

Aunque World Vision elogia los esfuerzos realizados por la Unión Europea y sus Estados miembros para apoyar a las poblaciones afectadas por el conflicto, podemos ver que los niños ya están pagando el precio más alto en esta crisis. Actualmente, uno de cada 15 niños de la República de Moldavia es un niño o niña refugiado de Ucrania, aunque los sistemas de protección de la infancia siguen estando poco desarrollados y sometidos a una gran presión.

Teniendo en cuenta esto, World Vision insiste en que debe ser una prioridad absoluta que las autoridades nacionales colaboren con las ONG y otros organismos para desarrollar un sistema eficaz de gestión de datos interinstitucional. Este sistema debe ser capaz, no sólo de identificar y registrar a los niños no acompañados, sino también de hacer un seguimiento de los mismos en su país de acogida, facilitar su acceso a los servicios de protección continua y permitir la localización y reunificación con su unidad familiar.

La financiación de la UE para esta crisis debe dar prioridad a la protección de la infancia en las respuestas humanitarias para garantizar que organizaciones como World Vision puedan seguir respondiendo a las crecientes necesidades de los niños y jóvenes a medida que esta crisis se prolonga.

Actualmente, World Vision apoya a los refugiados en Rumanía, Moldavia, Georgia y la propia Ucrania. Tenemos previsto seguir trabajando con la UE. Pero para ello necesitamos que la UE cree mecanismos de seguimiento de los derechos de los niños, niñas y mujeres refugiados según la Decisión de Protección Temporal.

También necesitamos que la UE reflexione sobre si la Garantía Europea de la Infancia cubre a los menores refugiados y los incluya en el marco, la planificación y la estrategia, y que pida a los Estados miembros que informen sobre cómo aplican la Decisión de Protección Temporal, que supervisen su aplicación y que aborden cualquier escollo.

*** Jeroen Uytterschaut es director ejecutivo y representante de WV en la UE; Marco van der Graaf es CEO de WV Países Bajos; Camille Romain-des Boscs es CEO de WV Francia; Annette Gothóni es CEO de WV Finlandia; Javier Ruiz Gaitán es CEO de WV España; y Mihaela Nabar es directora ejecutiva de WV Rumanía.