"Cambia, todo cambia". Una bella canción de Mercedes Sosa nos da el punto de partida para hablar de las preocupaciones que nos afectan a todos. El mundo cambia a una velocidad no conocida hasta ahora y la transversalidad es el mantra de nuestro presente. Todo está vinculado, tanto los graves problemas que nos atañen como sus soluciones.

Nos encontramos en una crisis sanitaria mundial sin precedentes. Sufrimiento, muertes, desestabilización económica, incremento de la pobreza… El mundo vive una crisis global de la que también pueden surgir nuevas recetas que no dejen a nadie atrás.

Óscar Díaz: "Nuestro sistema de salud es un ejemplo de buen hacer"

Los próximos meses determinarán cómo queremos que sea nuestro mundo en las décadas venideras. Estamos en un momento crucial de nuestra historia y es imprescindible tomar las decisiones correctas y de forma multilateral.

El 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales adoptaron unos objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger nuestro planeta y asegurar la prosperidad para toda la humanidad. Sólo hay un camino para poder conseguir estos objetivos y es a través de las alianzas entre los Gobiernos, el sector privado y la sociedad civil.

Podremos llegar a las metas si trabajamos de forma conjunta, dejando de lado los intereses particulares y centrándonos en lo común, lo que nos une.

El ODS 3 (garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades) es, y más ahora tras la crisis de la covid-19, una de las máximas prioridades en las que debemos hacer un esfuerzo.

Todo cambia y la pandemia nos ha hecho ver que las respuestas deben ser globales, los intereses tienen que ser comunes y las decisiones, multilaterales.

Aquellas soluciones centradas en lo local, que no tengan en cuenta lo global, no servirán de nada. De modo que se precisa un compromiso mundial para que no volvamos a vivir situaciones como la actual.

Llegaremos a las metas dejando de lado los intereses particulares y centrándonos en lo común

Todo cambia y todo debe cambiar. Los sistemas de salud pública deben fortalecerse para enfrentarse a futuros desafíos globales que requieran respuestas extraordinarias donde se integre la anticipación, la acción rápida y la coordinación.

Y en los que también se amplíen las capacidades de atención primaria y se implemente la tecnología en el funcionamiento de la sanidad.

España es un referente a nivel sanitario y esta crisis ha demostrado nuestra capacidad de pensar en lo local y en lo global. Hemos conseguido, gracias al Gobierno central y a los Gobiernos autonómicos llegar al 70 % de población con pauta completa en un tiempo récord.

Nos debemos felicitar y sentirnos orgullosos de nuestro sistema de salud, del trabajo diario del Ministerio de Sanidad junto a las Comunidades Autónomas en el seno del Consejo Interterritorial de Salud en la gestión de la pandemia y en la campaña de vacunación, el mayor reto al que nos hemos enfrentado.

Por otra parte, el Gobierno de España demuestra un compromiso global al donar 30 millones de vacunas al mecanismo COVAX, de esta forma demostramos que la colaboración es la mejor vía para afrontar los desafíos que presentes el mundo contemporáneo.

La sanidad pública española lleva muchos años mostrando su solidaridad y acompañando a países en África, Latinoamérica y Asia en el fortalecimiento de sus sistemas de salud, un elemento fundamental para el desarrollo de los países y para su gobernabilidad.

La colaboración es la mejor vía para afrontar los desafíos presentes en el mundo contemporáneo

Nuestros profesionales, gracias al apoyo del Ministerio de Sanidad, de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el desarrollo (AECID) y de las diferentes Comunidades Autónomas, de los que debemos sentirnos orgullosos, comparten sus conocimientos en diferentes especialidades y en gestión de los sistemas con sus homólogos en estos países.

Nuestro sistema de salud es un ejemplo de buen hacer. Es marca España. Debemos cambiar y no podemos esperar porque los desafíos globales son inmensos.

El cambio climático, la salud, la democracia, el acceso al agua, las enfermedades olvidadas, la educación o la redistribución de la riqueza hacen que sea urgente trabajar de forma solidaria y con una visión global para garantizar el bienestar de la ciudadanía en todo el mundo, sin dejar a nadie atrás.

***Óscar Díaz es director de la Fundación Estatal, Salud, Infancia y Bienestar Social, F.S.P.