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El pasado octubre, Israel declaró el alto el fuego en Gaza, pero la situación de la Franja está lejos de estar normalizada. "La violencia ha disminuido, pero sigue habiendo incidentes, especialmente con drones que explotan", indica Mercè Rocaspana, coordinadora médica de la Unidad de Emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF).

Y si bien ya no hay bombardeos continuos, la población gazatí vive una situación que "es cada día peor". Pues, dice, "no hay una mejora en las condiciones de vida".

Más bien, todo lo contrario. Tal y como confirma la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), sigue habiendo ataques aéreos en la conocida como 'línea amarilla', un área delimitada por Israel dentro de la Franja y que sirve de linde retirada de las tropas durante el alto el fuego.

Fuera de esta zona, la agencia de la ONU indica que se producen "detonaciones diarias en edificios residenciales". Desde el inicio de este alto el fuego, el 10 de octubre, indican desde UNRWA, la Agencia de la ONU que trabaja con los refugiados de Palestina, han sido asesinadas 280 personas; 672 han resultado heridos y se han encontrado al menos 571 cadáveres bajo los escombros. De ellos, según UNICEF, 67 son niños.

El bloqueo, además, persiste: el mar sigue estando prohibido para los palestinos y hay restricciones en la ayuda humanitaria que entra en Franja, al igual que el acceso a infraestructuras públicas o terrenos agrícolas.

Desde MSF, además, denuncian que cuentan con el material "justo" para trabajar: la mayoría se queda "bloqueado" en la frontera y las fuerzas israelíes impiden su entrada en Gaza. Faltan concentradores de oxígeno, colchones para la UCI —pues incluyen un motor que Israel prohíbe en la Franja—, cualquier "aparato médico electrónico" e, incluso, pomadas con glicerina, ya que "se trata de un componente que no está permitido".

Rocaspana también denuncia que "Israel impide que Naciones Unidas haga distribuciones de comida, como ocurre en otras situaciones humanitarias similares", por lo que los únicos alimentos que consigue la población "tienen que pagarlos".

El invierno acecha

Una de las principales reivindicaciones de las agencias de respuesta en Gaza tiene que ver con las tiendas de campaña que normalmente se utilizan en los campos de refugiados. Las que se usan ahora en la Franja, apunta Rocaspana, no son más que "trozos de plástico con un palo".

La portavoz de MSF asegura que las que provee la ONU están "acondicionadas y preparadas para las bajas temperaturas", pero el material con el que se fabrican está en la 'lista negra' de Israel. Tampoco se pueden introducir en la Franja.

Y aunque aún estemos en otoño, el invierno empieza ya a preocupar a las agencias humanitarias. "Ya ha empezado a llover con fuerza y todo el mundo, ahora, se encuentra con que las mantas con las que se protegen del frío están empapadas", lamenta Rocaspana.

Ahora, dice, los gazatíes se encuentran sin nada con lo que taparse en noches donde la temperatura baja a los 10 grados. "Y una manta empapada no se seca ni en uno, ni en dos, ni en tres días", pero "es todo lo que tienen".

Esto está sucediendo, matiza, en otoño, "imagínate cuando llegue el invierno", cuando las temperaturas llegan a los cero grados. Un frío que se combina con "mucha humedad, mucho viento y condiciones de vida infrahumanas".

Frío y enfermedad

Con una Franja convertida en escombros, se prevé que el invierno sea complicado para la población palestina. Como indica Rocaspana, la combinación de frío y hacinamiento no es buena para la transmisión de enfermedades respiratorias.

Como tampoco lo es la acumulación de basuras, "ya que no hay ningún tipo de gestión de residuos". Desde MSF aseguran que los gazatíes llevan ya dos inviernos complejos. Este, a pesar del alto el fuego, "va a ser peor".

"Es la tercera vez que la población se va a enfrentar a esta situación" de bajas temperaturas, escasez de agua potable y sin lugar donde guarecerse. Esto, sumado a los casos de malnutrición —que ya se están dando en bebés de menos de seis meses— y la falta de acceso a alimentos, podría tener "efectos catastróficos".

Todo esto llegará con la mayor parte de los hospitales destruidos y los que están en funcionamiento, sólo de manera parcial. Ahora mismo, insiste Rocaspana, hay un 150% de ocupación en pediatría y más del 200% en la unidad de neonatos. Se producen alrededor de 250 ingresos nuevos de menores a la semana.

La situación se está volviendo ya insostenible. Porque, como indicaba Raquel Martí, directora ejecutiva de UNRWA España, en una conversación con ENCLAVE ODS, la Franja es ya "el lugar más peligroso del mundo". Su retrato de Gaza como el "infierno" cobra, ahora, aún más relevancia.