La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) alertaba, en la tarde del 9 de octubre, mientras se esperaba que Israel ratificase el alto el fuego en Gaza, de que "la ONU y sus socios seguían enfrentando trabas físicas y burocráticas que les impiden brindar asistencia vital a gran escala en la Franja".
Ese sería, según la OCHA, uno de los principales retos que tendrá que dejar atrás la paz. Y precisamente por eso, tal y como afirmaba el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, "la ONU ampliará la entrega de ayuda humanitaria sostenida en el tiempo". E instaba a que "se permita la entrada sin obstáculos de suministros humanitarios y materiales comerciales esenciales".
Porque la realidad de la Franja es dura y compleja: el asedio israelí ha llevado a que, durante los últimos dos años, casi 42.000 palestinos hayan sufrido lesiones que les han cambiado la vida. Según Naciones Unidas, uno de cada cuatro son niños. La Organización Mundial de la Salud (OMS) apunta, además, a que durante el conflicto se han producido más de 5.000 amputaciones.
Las cifras de la ONU son claras: en lo que va de 2025, en promedio, cuatro trabajadores humanitarios han sido asesinados cada semana en la Franja, y al menos han muerto desde el 7 de octubre de 2023.
Asimismo, tal y como informa el Global Shelter Cluster, la mayoría de las personas en Gaza viven en refugios inadecuados que no cumplen con los estándares básicos de emergencia, dejándolos expuestos a las frías temperaturas del invierno.
Esperanza y dudas
Tras varios alto el fuego fallidos, las organizaciones humanitarias se muestran recelosas. Desde UNICEF España, por ejemplo, aseguran recibir "con esperanza la noticia de un posible alto el fuego en Gaza".
Pues, asegura la entidad en un comunicado, "cada día que pasa sin un cese de las hostilidades es una condena al sufrimiento, al hambre y al miedo de miles de niños y niñas que han perdido sus hogares, a sus familias y, en muchos casos, su infancia". Como también lo es, añade, "para las familias de los rehenes, que viven en la angustia y la incertidumbre".
La desprotección de la infancia durante lo más cruento de este conflicto, que Naciones Unidas ya reconoce como genocidio, ha sido más que evidente: sufren desnutrición, hambruna, exclusión del sistema educativo y toda una serie de problemas de salud física y mental que arrastrarán durante toda la vida.
Como recuerdan desde Plan Internacional, más de 67.000 personas han perdido la vida, entre ellas al menos 20.000 niños y niñas, y "muchas más siguen heridas, desaparecidas o detenidas".
Precisamente por eso, indican desde UNICEF España, "este alto el fuego no solo es urgente: es vital para que la ayuda humanitaria llegue ya a las familias que tanto la necesitan". De ahí que deba traducirse en un "acceso seguro, sostenido y sin obstáculos para las organizaciones humanitarias" a lo largo de toda la Franja de Gaza.
Palestinos cargando con ayuda humanitaria en el norte de una Franja de Gaza colapsada y destruida.
Por el momento, UNICEF estaría preparándose para ampliar su respuesta de forma inmediata. "Tenemos más de 1.300 camiones posicionados en los alrededores de Gaza, listos para entregar alimentos terapéuticos, suministros médicos, tiendas de campaña y otros materiales esenciales para salvar vidas y aliviar el sufrimiento de la infancia", afirman.
La hambruna continúa
Desde Plan Internacional, a pesar de mostrarse esperanzados, son crudos: "Un alto el fuego detendrá las bombas y los misiles, pero las necesidades humanitarias en Gaza siguen siendo inmensas".
Y es que, arguyen, "sin acceso inmediato y sin una ampliación urgente de la ayuda vital, las personas seguirán muriendo por hambre, deshidratación y falta de atención médica". Y zanjan: "Salvar vidas significa más que el silencio en el campo de batalla: significa aumentar de forma urgente la respuesta humanitaria ahora".
El clamor de todas las organizaciones internacionales es el mismo: no habrá alto el fuego ni paz en la Franja si no se permite el acceso "inmediato" e "incondicional" a Naciones Unidas y a las agencias humanitarias que llevan décadas velando por la población gazatí.
Porque, como recalcan desde Plan Internacional, "el actual goteo de camiones es totalmente insuficiente para hacer frente a la magnitud de esta emergencia".
Curar heridas
Desde World Vision, además, exigen que se permita también el acceso sin condiciones y de forma automática a Cisjordania por parte de quienes prestan ayuda humanitaria. Esas agencias, indican desde la oenegé, "deben poder moverse libre y rápidamente para llegar a los niños y niñas y las familias que han soportado meses de privaciones".
Niños gazatíes esperan a que una oenegé les sirva una ración de comida.
Asimismo, recuerdan que "se necesitará una enorme inversión para restablecer la atención sanitaria, la educación y otros servicios esenciales que se han colapsado durante el conflicto". Y muestran preocupación por el largo plazo, donde la infancia también requerirá de apoyo para "curar las heridas emocionales y psicológicas de la guerra".
Al respecto, Eleanor Monbiot, directora regional de World Vision para Oriente Medio y Europa Oriental, concluye en un comunicado: "Esperamos que toda una generación de niños y niñas de la región pueda ahora empezar a curarse. Pero esto es solo el comienzo: una necesidad extraordinaria debe impulsarnos a dar una respuesta trascendental si queremos marcar realmente la diferencia para ellos".
