Plestia Alaqad (Jan Yuni, 2001) empezó a escribir su primer diario a los 12 años. Ahora, la mayoría se encuentran bajo los escombros de lo que antes era su hogar.
Esta gazatí se graduó como periodista para, como explica al otro lado del teléfono, encontrarse de bruces con la intensificación del conflicto en su propia casa. Aunque, insiste, "siempre ha habido agresiones israelíes en Gaza". Y recuerda que como persona de solo 23 años, "el genocidio no ha sido la primera vez que he experimentado la violencia de Israel".
Lo que vivió lo cuenta en Los ojos de Gaza: un diario de resiliencia (Debate, 2025) y asegura estar "agradecida de haber podido mostrarle al mundo, aunque solo sea un 10%, de lo que Israel les está haciendo a los palestinos". No por nada en 2024 entró en la lista 100 Mujeres del Año para la BBC y el premio de Periodista del Año de One Young World.
Y es que si algo ha caracterizado a los periodistas gazatíes los últimos dos años ha sido su afán por seguir informando "para que no se nos olvide". "Nuestra misión es asegurarnos de que el mundo no mire hacia otro lado y se les informe sobre lo que está sucediendo en Gaza y en Palestina", indica Alaqad.
Historia de un alto el fuego
La primera pregunta a Alaqad es la de rigor para cualquier palestino: qué siente ante el último alto el fuego. Su respuesta es contundente: "El genocidio no se detiene cuando las bombas dejan de caer".
Y recuerda que "aunque ahora mismo hay un acuerdo de alto el fuego en Gaza, Israel sigue bombardeando" y apunta a que no es la primera vez que ocurre: "Ya lo ha hecho antes, a pesar de que había una tregua, ha seguido matando palestinos".
Eso sí, confiesa que en el instante en que se anunció el alto el fuego se sintió "inmediatamente esperanzada": Porque "a pesar de que Israel puede seguir bombardeando nuestras casas o matándonos, no nos pueden robar nuestra esperanza".
Precisamente por eso, cuenta, publicó inmediatamente en su perfil de Instagram un mensaje claro: "El genocidio ha terminado. Un jueves cualquiera, después de dos años, el mundo decidió por fin que estaba harto de la sangre palestina. Por primera vez en dos años, los habitantes de Gaza pueden dormir, sabiendo que estarán vivos al día siguiente. Por primera vez en dos años, los habitantes de Gaza pueden dormir sabiendo que no se despertarán bajo los escombros. Por primera vez en dos años, los habitantes de Gaza no tendrán miedo de dormir".
También escribió: "Espero que esta vez sea diferente. Espero que sea real, que es un alto el fuego real y duradero. Espero que no se nos den más falsas esperanzas. No hay nada que quiera más en la vida que ver felices a los habitantes de Gaza".
Inmediatamente, dice, escribió un comentario que resume a la perfección el conflicto: "Veo sus comentarios, comprendo sus preocupaciones y créanme, como palestino, sé cuántas veces Israel violó anteriormente los acuerdos de alto el fuego. Sé que no se puede confiar en Israel, pero ¿podéis permitirnos ser felices durante cinco minutos y ser optimistas?".
La vida en Gaza
"Por desgracia, la vida en Gaza nunca fue normal", ni siquiera antes de que en octubre de 2023 comenzasen los bombardeos. "Vivíamos bajo la ocupación y bajo un bloqueo. No siempre había electricidad. No siempre había acceso a agua limpia, ni siquiera a la del mar", insiste.
Y añade: "Israel también limita la profundidad a la que podemos nadar o la distancia a la que pueden pescar los pescadores. Y tampoco hay libertad de movimiento. De Israel depende cuando podemos viajar, cuando las fronteras se abren y se cierran".
Sin embargo, asegura que a pesar de esa situación, de la ocupación, "Gaza siempre será nuestro hogar. Por eso que ahora mismo todo el mundo añora Gaza, pero eso no significa que la vida fuera todo arcoíris y mariposas antes del 7 de octubre".
Y puntualiza que no intentan "romantizar el dolor ni idealizar la vida bajo la ocupación o el asedio, pero tener una casa siempre es mejor que quedarse sin hogar o vivir en una tienda de campaña".
Ser mujer en Gaza
La de Plestia Alaqad es sólo una de las muchas que se pueden recabar de palestino a lo largo del mundo. Como mujer, reconoce no ser ninguna excepción. "Los medios siempre muestran a las gazatíes de forma específica, como si sólo llevaran puesta la ropa de rezar cuando están en la calle", lamenta.
Y lo explica: "En realidad, la razón es que los medios sólo se interesan por informar sobre los palestinos cuando hay un genocidio, y sí, cuando una se ve desplazada y te dicen de repente que evacues tu casa —si lo hacen, porque a veces ni siquiera le dicen eso—, sales corriendo de golpe y coges lo que tienes a mano, pero eso no significa que la mujer palestina tenga ese aspecto en su día a día".
Las gazatíes, dice, son como todas las mujeres del mundo: "Las hay que usan hiyab, otras no lo hacen, hay cristianas, hay musulmanas… Incluso la imagen que se quiere dar de estas últimas es errónea. Porque una mujer musulmana de Gaza va a ir siempre bien vestida y bien arreglada, pero no es así cuando están evacuándolas, desplazándolas… pero se piensa que así son las palestinas".
Sin embargo, ellas siempre "han desempeñado y tendrán un papel en la sociedad", y también en la resistencia del pueblo palestino. "Las gazatíes son madres, hermanas, doctoras, enfermeras, niñas, periodistas, maestras… hay más que lo que los medios están tratando de retratar, especialmente ahora mismo", indica Alaqad.
Y zanja: "Están viviendo un genocidio, pero siempre que informo sobre ellas me inspiran, especialmente su coraje". Porque, "a pesar de estar desplazadas y vivir en una tienda de campaña, tratan de crear un hogar para sus hijos, que lloran de hambre. Apenas hay comida y, aun así, intentan cocinar cualquier cosa con los ingredientes que encuentran, se la inventan si es necesario". Su capacidad de resiliencia, concluye, es infinita.
