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"Democracias cuestionadas, desafección, incertidumbres…, la situación política en Iberoamérica fue determinante para que la Secretaría General de la Organización de Estados Iberoamericano (OEI) se pusiera manos a la obra. Con 19 oficinas en terreno, finalmente decidimos dedicarnos a la convivencia democrática, no solo al apoyo institucional. Y esa es nuestra misión: promover la convivencia y la cohesión social democrática".

Irune Aguirrezábal, directora del programa, habla casi sin que medien presentaciones. Explica con orgullo la estrategia de esta iniciativa que dirige. Cuenta su enfoque estratégico basado en el fortalecimiento de los derechos humanos y la igualdad, tejiendo alianzas público—privadas.

"El programa —dice— está estructurado a través de tres ejes. Uno es la educación. Buscamos empoderar, dar formación a la ciudadanía en todos los ciclos vitales, en derechos humanos, desarrollo sostenible, cultura de paz. El segundo es la generación de diálogo de convivencia democrática. En este promovemos la cohesión social para que la gente que piensa distinto pueda encontrarse. Fomentamos el diálogo intergeneracional, pero también entre países, empresas y oenegés."

En este sentido, es fundamental la creación de la Red de Educación en Derechos Humanos. Organizaciones políticas, ciudadanas, miembros de la Academia, más de 120 entidades de América Latina, España y Portugal trabajan para la formación ciudadana en derechos humanos, por su fortalecimiento y desarrollo.

"Y el tercer eje —sigue— es la igualdad, centrada entre hombres y mujeres, en la no discriminación, en la igualdad sustantiva y en la democracia paritaria. Hay que recordar que la paridad no es igualdad. Todos los días trabajamos por el concepto de democracia, fundamental para nosotros, pero además paritaria, es decir, igualitaria".

Y pone un ejemplo: "En 2023 colaboramos con el Senado de Chile en una propuesta normativa que pudiera incorporarse a la Constitución que estaban elaborando, para que estuviera basada en la democracia paritaria. Se pensó con una mirada global, para incorporar esa visión a la estructura del Estado, a la educación, al sistema electoral, a las pensiones…".

Mujeres iberoamericanas 

Respondiendo a esa realidad, o a esa necesidad, de democracia paritaria, ha nacido desde hace poco más de un año la plataforma Voces de Mujeres Iberoamericanas. Se trata de un proyecto de la OEI con la Universidad Carlos III de Madrid.

Es un directorio de mujeres expertas de todo tipo ("Nada lideresas", advierte la directora del programa) gratuito, digital, multilingüe, en español, portugués e inglés, y con objetivo de visibilizar el talento femenino.

Cualquier mujer que tenga experiencia en diversas áreas puede darse de alta. Así se corta esa frase y ese pensamiento de que cuesta encontrar voces femeninas para opinar de temas bien sea en los medios, bien en el ámbito público, en conferencias, en foros…

"Yo llevo trabajando con mujeres muchísimos años y me ha preocupado saber dónde están esas voces. Y entre que tenemos el síndrome de la impostora, que nos da miedo, que nos acosan entre todos, la realidad es que se invisibiliza a la mujer, se le hace pequeñita".

Mas Mujer en Ciencia Rocha Uruguay, el programa de la OEI. Cedida

Voces de Mujeres Iberoamericanas puede dar cabida a un conflicto que afecta a las bolivianas, por poner un ejemplo, o a una ejecutiva recién contratada por una multinacional. Es útil para las interesadas, que se dan de alta, pero también para administraciones públicas o empresas, que consultan la plataforma para encontrar voces expertas.

La idea es llegar a cientos de mujeres, cubrir la posición y la situación de miles de mujeres muchas veces invisibilizadas y silenciadas. "Incluso está pensada para que latinas de Estados Unidos o de cualquier país del mundo puedan incorporarse."

El objetivo final es conseguir esa foto social que aclare que hay expertas en multitud de campos, en los que pueden trabajar, opinar, desarrollarse y ayudar a otras y otros a hacerlo. De esa realidad, surge el ciclo de diálogos "Mujeres expertas, mujeres decisoras" que este 2025 tiene diseñado tres diálogos.

El primero de ellos se desarrolló en el mes de julio con expertas en cambio climático y transición energética. Se trata de conversaciones con preguntas muy cortas, donde escuchar lo que piensan las mujeres sobre temáticas concretas. 

"En este caso, no estamos hablando de la perspectiva de género del cambio climático, aunque por supuesto se mencione, pero no es el objetivo. Este es que las mujeres opinemos sobre temas que interesan. Porque necesitamos que se vea nuestra presencia en todo, aunque aún no estemos en la foto de la OTAN ni en la de la cumbre de financiación de desarrollo."

Bajan las investigadoras

La plataforma o los diálogos no son hechos aislados dentro del trabajo de la OEI. Se trata de una estrategia de liderazgo femenino de la organización, en la que 2 de cada 3 empleados son mujeres, y en la que se busca escuchar la voz femenina en temas como el ya mencionado de la energía, pero también de la inteligencia artificial o el multilateralismo. Por eso, uno de sus objetivos es demostrar que ese más del 50% de la población es líder en esos terrenos. 

Las mujeres ostentan poder. Ya se sabe. Pero aún es generalizado ese pensamiento ancestral de que solo cuando se trabaja desde determinados ámbitos se es realmente poderosa.

Lo ha explicado muchas veces la expresidenta chilena Michelle Bachelet. Ella, médico de profesión, fue ministra de Sanidad. Normal. Era lo lógico, una vez que había entrado en política. Pero fue percibida como poderosa el día en que fue nombrada ministra de Defensa

Mucho trabajo realizado. Mucho por realizar. En el ámbito público, desde luego, pero también en materias sobre las que permanentemente se insiste en la necesidad de incorporar mujeres, como es el caso de las carreras STEM, ámbito en el que también es activa la OEI a través de iniciativas como "Somos Mujeres y Hacemos Ciencia", para visibilizar a científicas de Ecuador y Perú, con el objetivo de romper estereotipos de género e inspirar nuevas vocaciones en edades tempranas.

El proyecto se lanzó en 2023, primero en Ecuador y, tras su éxito, fue replicado en Perú. A ello hay que sumar "+Mujer en Ciencia", en Uruguay, o la colaboración en la organización del XV Congreso de Ciencia, Tecnología y Género, que se celebrará en Montevideo (Uruguay) del 16 al 18 de septiembre. 

Falta hace. Porque, según datos del Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad de la OEI —con sede en Buenos Aires— solo 4 de cada 10 personas dedicadas a la investigación en Iberoamérica son mujeres.

Participantes del programa Mujeres En Ciencia en Uruguay. Cedida

Si ellas son el 58% del total de personas graduadas, en países como Chile, Colombia, Costa Rica o El Salvador, constituyen menos del 45% de quienes concluyen un doctorado. La brecha lejos de disminuir parece ampliarse.

Tanto como que en áreas como ingeniería y tecnologías de la información y la comunicación (TIC) el porcentaje de egresadas pasó del 25% en 2013 al 19% en 2022, siendo esta caída especialmente notoria en Colombia, Cuba, México y Panamá.

Presencia no es igualdad

La poca presencia femenina en estos ámbitos no es noticia. Pero es que, tal y como se ha puesto de manifiesto desde la OEI la mera presencia no significa igualdad. Por eso defiende la necesidad de transformación estructural.

Es lo que persigue el programa "Somos Mujeres y Hacemos Ciencia" acercado la ciencia a miles de niñas. Además, ha servido para reforzar los referentes necesarios para que las nuevas generaciones se vean como posibles futuras profesionales en estos ámbitos.

"Las mujeres tenemos que estar en el ámbito público y hablar de todo. Porque el área fiscal, la política energética son áreas duras, pero la reproducción, la educación, los asuntos sociales suele ser donde habla la mujer. Ahí es donde normalmente nos han puesto", destaca Aguirrezábal.

Científicas de CIESPAL Ecuador. OEI Cedida

Por eso, cualquier impulso a la acción es más que bienvenido. Es el caso del acuerdo recién firmado entre OEI y el Ministerio de la Mujer de Paraguay para impulsar, por un lado, la formación y, por otro, la inclusión femenina en el ámbito técnico—profesional.

Hay realidades graves en la zona. Como el feminicidio. Según datos del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, más de 4.000 mujeres fueron víctimas de esta lacra en 2022. Y hablamos de derechos humanos.

La plataforma no trabaja directamente para combatirlo. Pero implícitamente lo incluye al trabajar estratégicamente para reforzar el empoderamiento estructural.

"Y lo hacemos desde la defensa de la autonomía económica, para que las mujeres tengan sus propios recursos. Pero también desde la autonomía política, impulsando su propia toma de decisiones y desde la libertad. Y aquí se incluye la violencia, el cuerpo, la salud sexual. Dando relevancia a la educación y a la cultura, no hablamos de feminicidio, pero reforzamos la voz de la mujer."

La igualdad, en las agendas

La labor de la OEI en educación es fundamental. Su posicionamiento es claro: llevar la voz de las mujeres a los grandes debates globales. Por eso ha impulsado, por ejemplo, el curso "Yo sé de género", lanzado en junio de 2025, en Madrid.

La iniciativa, creada y certificada por ONU Mujeres, está adaptada a las realidades institucionales y culturales iberoamericanas. Cuenta con el impulso de entidades como la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), y el apoyo financiero de Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP).

Lanzamiento de la iniciativa Yo sé de género. Cedida

A través de él, se busca reforzar los conocimientos sobre igualdad de género, evidentemente. Pero va más allá, porque como dijo el secretario general adjunto de la OEI, Andrés Delich, durante la presentación, hay que volver a poner estos temas sobre la mesa, "en un momento en el que las agendas regionales tienden a relegar la igualdad de género, que es fundamental".

El curso, de autoaprendizaje, busca acrecentar las capacidades del personal técnico, institucional y político, es decir, el funcionariado vinculado a la cooperación internacional, brindando una formación clara en temas como igualdad de género, derechos humanos de las mujeres y enfoque de género en políticas públicas.

"Trabajamos —asegura Aguirrezábal— por promover condiciones económicas, por más cuotas y más leyes de paridad, más potencia femenina. Porque la presencia no resuelve el problema de la desigualdad. Las teóricas feministas de los 70 y los 80 creyeron que la participación política iba a hacer que llegáramos a transformar esas condiciones. Pero sigue habiendo unas circunstancias que son como bolsas que nos persiguen, que nos oprimen, que hacen que sigan acosando a las mujeres. Así que hay que cambiar eso, hay que esforzarse mucho más en el cambio cultural y educativo."

La labor es ingente, permanente, de calado y con perspectivas de futuro. Crece y crece. Por ejemplo, se ha creado la Red de Educación en Derechos Humanos hace un año y medio y "ya hay adheridas más de 120 entidades de todo América Latina, España y Portugal". Otros programas demuestran el éxito creciente de la intención y la necesidad de la educación en derechos humanos, liderazgo y género.

Red educación en derechos humanos de la OEI. Cedida

Destaca el de las "Chicas Imparables" LATAM que en 2025 ha celebrado su sexta edición. La iniciativa está promovida por 50&50 Gender Leadership, IE University, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).

Está dirigida a mujeres de entre 15 y 18 años, a las que se ofrece un espacio de aprendizaje, networking y empoderamiento centrado en el liderazgo femenino, el desarrollo personal y el interés por carreras del ámbito STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas). Porque el empoderamiento sí tiene edad, y parte de las más tempranas.

La democracia paritaria

Como conocedora y actora de y en la zona, la directora del programa de la OEI recuerda que el primer país del mundo que aprobó una ley de cuotas fue Argentina, con la ley de cupos del 91.

"Un año después, las europeas celebraron la Cumbre Europea de Atenas y decidieron que había que crear democracias paritarias. Pero la definieron en los cargos y funciones, es decir, la paridad, no la democracia paritaria. En América Latina empezaron a legislar la paridad. Pero lo que hacían era poner a mujeres titulares en la lista y a hombres suplentes. Siempre tenían un sustituto porque las obligaban a dimitir."

La OEI deja clara la diferencia entre la paridad formal y la democracia paritaria sustantiva. Y sobre todo alerta sobre los riesgos actuales de retroceso. Si nada en la vida está garantizado, tampoco los derechos humanos y la igualdad de género.

Bienvenidas pues todas las acciones posibles de empoderamiento. Bienvenidos los movimientos que trabajan por impulsar a una mujer como Secretaria General de la ONU. Bienvenido el consejo de la directora del Programa Iberoamericano de Educación en Derechos Humanos y para la Democracia y la Igualdad de la OEI: "Un hombre como director ejecutivo de ONU Mujeres".