Dos ópticos, dos auxiliares de óptica y dos audioprotesistas. Este equipo de seis voluntarios perteneciente a Fundación Multiópticas ha logrado atender en 14 días a más 2.000 personas. En total, han realizado más de 1.500 revisiones visuales y 350 audiológicas, entregando más de 1.000 gafas, 86 audífonos y 4.320 pilas, además de 1.500 gafas de sol.
El objetivo del proyecto 'Protegiendo las miradas del futuro', tal y como explica la voluntaria Esther Martínez, optometrista, audioprotesista y farmacéutica en Molina de Segura (Murcia), se basa en "dar la oportunidad a que personas que no han tenido suerte puedan disfrutar de cosas tan básicas y elementales como ver o escuchar bien".
Y qué mejor lugar para ejercer esa acción que Escuela Coruña en Senegal, donde la oenegé Ecodesarrollo Gaia ha creado oportunidades para cientos de niños y adolescentes desde 2003 a manos de la directora Aissatou Sylla. Algo que únicamente ha sido posible gracias a la visión solidaria de los fundadores de la organización: Guillermo Fernández-Obanza y Cristina López.
Porque, si algo tiene claro Fernández-Obanza —a quien todos llaman Mito— es que "los europeos tenemos que asumir una historia muy grave y ser conscientes de que no vale lamentarse, sino que hay que ayudar en un conflicto en el que nosotros hemos sido protagonistas".
Y eso precisamente es lo que hace Mito la primera noche que recibe a ENCLAVE ODS en las instalaciones de la escuela: explicar el impacto del pasado colonial y la presencia occidental en lo que es hoy Senegal.
Se remonta a 1444, cuando el portugués Enrique el Navegante continuó sus exploraciones marítimas, alcanzando el río Senegal y la península de Cabo Verde. Allí, aprovechó para "coger esclavos en la zona de Mauritania y transportarlos a Europa".
Fundación Multiópticas se ha trasladado hasta la localidad de Yoff en Senegal.
Desde entonces, indica Mito, "el continente africano ha sido víctima de la explotación de la población, de salvajes cruzadas y del genocidio de más de 50 millones de personas". A lo que le siguió, a partir de 1864, el Congreso de Berlín, donde los europeos establecen "una relación simplemente de expolio con materias primera y explotación".
Hechos que, según explica, "han impactado gravísimamente en África", transformando una región abundante en fauna y vegetación, como fue entonces la región de Yoff-Tonghor en Dakar, a la que ahora se traslada Fundación Multiópticas, en "un área desierta".
Rectificar el pasado
El fundador de la oenegé describe Ecodesarrollo Gaia como "un grupo mínimo de gente de A Coruña". Y asegura que dentro de su "poquedad" han logrado iniciar un proceso en Senegal con una escuela que tiene el nombre de la ciudad en la que viven.
"Yoff es de los barrios más difíciles [de Senegal] desde el punto de vista económico, pero en comportamiento social es exquisito. Las personas no tienen comida, pero jamás te van a insultar u ofender, al revés, te van a saludar para decir buenos días y buenas tardes".
No hay más que pasear con Mito durante unos segundos por el lugar para ser consciente del impacto que está logrando este centro en la localidad. Y es que es mucho más que una simple escuela.
Aissatou Sylla, directora de Escuela Coruña, explica que empezaron como un centro infantil y después arrancaron un campamento de actividades de verano, pero ahora son mucho más. Y "todo positivo".
Crearon lo que llaman el aula 'Aprende para la vida', una oportunidad para jóvenes de entre 13 y 18 años para "buscarse opciones después de la formación". Además, cuentan con un vivero, una 'afroteca' (solo con obras que favorecen un pensamiento positivo de los africanos) y un grupo de baile que usa las instalaciones para ensayar.
Aissatou Sylla, directora de Escuela Coruña en Senegal.
Pero no solo eso, desde hace cinco años acogen un proyecto en colaboración con Fundación Multiópticas, donde, en palabras de Mito, surge una iniciativa "exquisita". "Mandan un material perfecto y en abundancia, el comportamiento del personal es excelente y después nos envían gafas específicas para personas que no han visto nunca", comenta.
Miradas del futuro
Bajo el nombre 'Protegiendo las miradas del futuro' este programa se preocupa por la salud visual y auditiva de los habitantes de la región. Aunque también, dice Aissatou Sylla, "viene mucha gente de fuera desde 200 kilómetros o más que salen de casa a las 4 de la mañana para llegar aquí".
Y es que la directora de la escuela lo tiene claro: "Lo más importante es la sonrisa de la persona que ha estado muchos años con una vista borrosa porque la miopía no le permitía ver bien y después de una consulta aquí con todo gratuito eso no tiene precio".
María García, optometrista voluntaria de Fundación Multiópticas.
Por ese motivo, las voluntarias involucradas no dudaron cuando tuvieron la oportunidad de participar. Era, como describe la auxiliar de óptica Aina Carlos, su momento para "poder contribuir de manera significativa en todo lo que habían aprendido durante la trayectoria profesional en el mundo de la óptica".
La idea era, como dice Judith Mendoza, audioprotesista en Gran Canaria, "venir a un sitio que sabes que lo básico no está cubierto y echar una mano". Y así lo hicieron.
Sabían que no cambiarían el mundo, pero estaban decididas a dar el 200% de sí mismas. Su jornada empezaba a las 9 de la mañana y acababa en torno a las 17, parando entre medias para tomar un té y un plátano.
En el caso de Carlos, cada día organizaba las cajas con las gafas por sexos, niños y potencias, "y lo dejaba todo ordenado y limpio". Además, calculaba el número de lentes restantes con las que arrancaban cada jornada para comunicárselo a las ópticas.
El proceso, cuenta María García, optometrista en Maón (Menorca), era el siguiente: "Hicimos unos pequeños papelitos donde poníamos el nombre, la edad, el sexo y la queja principal. Y a partir de ahí graduábamos como podíamos porque las gafas son limitadas y con graduaciones genéricas".
Aina Carlos, auxiliar de óptica de Fundación Multiópticas.
Una vez pasado el 'control' de la optometrista, el siguiente punto era elegir las lentes. "Nosotros le pegábamos literalmente un grito a los compañeros que estaban detrás con las cajas [los auxiliares] y ellos les daban las gafas", cuenta García.
Además, en algunos casos, como aquellos donde una lente no mejoraba la visión o donde veían algún elemento en el interior del ojo, los derivaban a oftalmología. Allí, una pareja de médicos jubiladas pertenecientes a Solidariedade Galega les atendían e incluso hicieron alguna pequeña operación.
Respecto al proceso de las audiometrías, Mendoza cuenta que los traductores empezaban preguntando al paciente por su dolencia y entonces comenzaban a trabajar. "Mirábamos los oídos, comprobábamos la audición y, si realmente era necesario, pasábamos a la adaptación de los audífonos".
Judith Mendoza, audioprotesista de Fundación Multiópticas.
Aunque no todo fue tan sencillo y así lo explica la canariona: "Las tres primeras personas que vi el día que empezamos eran sordo-mudas y el problema de que no se les haya detectado a tiempo es que no pueden comunicarse. Fue superfrustante, porque a esa persona, por mucho que le ponga un audífono, no ha aprendido a hablar".
Pero también hay cuestiones que les han sorprendido para bien de esta experiencia. Andrea Estévez, óptico-optometrista en Lanzarote, confiesa que esperaban miopías "mucho más altas, pero no ha sido el caso".
"Una vida normal"
A través de este tipo de proyectos, dice Aissatou Sylla están "buscando el camino para llegar" a lograr hacer de la región un lugar mejor, algo que tratan de alcanzar por medio de la solidaridad.
"Lo que hacemos es aportar nuestro granito en el desarrollo del país, porque no debemos esperar al Estado, hay que formarse desde la base para que podamos acceder a otro nivel de vida", señala. E indica: "Hemos visto que la cooperación norte-sur funciona, pero la mejor es la española".
Motivo por el que Aissatou Sylla asegura que "hay que venir aquí [a Senegal] para luego regresar y disfrutar de lo que tenéis allí [en España], porque África es un mundo diferente. Tiene valores y recursos, pero con el colonialismo las personas se lo están llevando para otro lado y no estamos bien".
Pese al complicado escenario en el que se desenvuelve, la escuela está tomando un rumbo positivo. "Nos paran caminando por la calle los padres de nuestros antiguos alumnos para contarnos que gracias a la base que tenían por nuestras clases sus hijos están en la universidad", confiesa Aissatou Sylla.
Mito, fundador de Ecodesarrollo Gaia, participa en las labores de voluntariado de Fundación Multiópticas.
Por eso, ahora, Mito lo único que desea "fervientemente" es que los ciudadanos de la región "evolucionen para cumplir todos sus deseos, es decir, vivir una vida normal, no en una casa destruida, con niños que mueren por falta de medicinas. Eso es inhumano".
"Aquí la gente es amable, es correcta, es simpática, ríe… pero la vida es muy dura. Eso tiene que acabar y Europa tiene que pensárselo bien. No se puede venir a hacer negocio, aquí lo que se tiene que venir es a restaurar", concluye Mito.
Y colaborar por hacer una región mejor es, precisamente, lo que lleva haciendo Fundación Multiópticas desde hace cinco años gracias a los propios voluntarios de la familia Mó.