Saturnino tiene 94 años y aún camina cada día cuatro kilómetros. José María tiene 104 años y sigue montando en bicicleta. Historias como estas son comunes en un paraje natural mágico como es el de la península de Nicoya, en Costa Rica, donde sus habitantes parecen haber guardado el secreto de la longevidad. A pesar de tener uno de los ingresos promedio más bajos del país, la esperanza de vida al nacer de un nicoyano es de 85 años, uno de los más altos del mundo.
Formado por cinco cantones (Nicoya, Hojancha, Nandayure, Santa Cruz y Carrillo), la península de Nicoya tiene una extensión de cerca de 4.100 kilómetros y una población de alrededor de 132.000 habitantes. Entre ellos, más de 5.000 personas mayores de 75 años, según datos del Centro Centroamericano de Población (CCP). También concentra una gran cantidad de centenarios (concretamente, 43), una cifra netamente superior a la media del resto del país.
No es de extrañar, por tanto, que cuando el investigador estadounidense y miembro de National Geographic Dan Buettner se propusiera investigar las zonas del mundo con una extraordinaria longevidad a principios de este milenio tuviera en su mente a esta región de Costa Rica.
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Así, cuando publicó los resultados de su investigación en su libro The Blue Zones (National Geographic, 2008) incluyó a la península costarricense entre las 'zonas azules' del mundo, un concepto creado para describir aquellos lugares en los que se dan ciertas condiciones que favorecen la longevidad. Además de Nicoya, las otras cuatro regiones incluidas por Buettner fueron Icaria (Grecia), Okinawa (Japón), Loma Linda (California, EEUU) y Cerdeña (Italia).
El secreto de la longevidad
El equipo de David Rehkopf, profesor asociado de epidemiología y salud de la población y de medicina en la Escuela de Medicina de Stanford, ha sido uno de los que ha investigado las causas de la longevidad de los nicoyanos.
En su estudio demostraron que los nicoyanos que tenían 60 años o más tenían un 29% menos de probabilidades de morir a esa edad que el resto de Costa Rica. También descubrieron que los hombres nicoyanos tienen hasta siete veces más probabilidades de vivir hasta los 100 años que los hombres que viven en Japón, otro de los lugares famosos por su longevidad.
Entre las diferentes razones, señaló Rehkopf en una entrevista, no está ni el hacer maratones ni el veganismo. Más bien, las personas que viven allí se mueven constantemente: barren el porche por la mañana, llevan a los niños al colegio, trabajan en la granja o crían el ganado.
“Es una de las regiones más importantes en producción agrícola del país, además de ser uno de los destinos turísticos de mayor relevancia de Costa Rica. Mucha población mayor actualmente sigue trabajando en sus tierras”, señaló Ireth Rodríguez, jefa de Promoción del Instituto Costarricense de Turismo, a la agencia Efe.
Esto, explicó, es lo que les “mantiene llenos de vida”. Y añadió: “Hay casos de gente de 90 años que sigue trabajando en sus campos sembrando yuca, maíz o frijoles. Esto hace que su vida tenga sentido y puede ser uno de los motivos por los que la gente del lugar sea longeva”.
La dieta variada, que se caracteriza por incluir productos frescos, de temporada y libre de químicos, también tiene un gran impacto en la longevidad de los nicoyanos. “Una comida típica en la península de Nicoya, por ejemplo, consiste en frijoles negros, arroz blanco, plátanos, otras frutas y vegetales; pequeñas cantidades de huevos, lácteos y carne; y tortillas de maíz caseras”, ejemplifica el nutricionista Carlos Andrés Leal Hernández en Delfino.
Todos estos alimentos, explica Rodríguez, contienen “muchos nutrientes, fibra, carotenos, proteínas y vitaminas”. A ello se une que son alimentos que se cultivan localmente y se preparan en el momento antes de ser consumidos.
Una zona azul en peligro
A pesar de que el estilo de vida nicoyano ha pervivido durante mucho tiempo, las nuevas generaciones están cambiando sus hábitos, lo que amenaza la extraordinaria longevidad de la región. “A medida que más alimentos y modos de transporte occidentales se vuelven comunes en Nicoya, estamos viendo que el efecto de la zona azul se vuelve más tenue”, afirmó Rehkopf.
De hecho, tal y como indicó el demógrafo Gilbert Brenes, de la Universidad de Costa Rica, aunque esta zona azul aún puede crecer, “sólo podrá ser sostenible por 20 o 30 años más”. Así, explicó Brenes a La Nación, cada vez se desarrollan más enfermedades como la obesidad o la diabetes y cada vez menos gente cultiva lo que come.