En las últimas décadas, hemos sido testigos y partícipes de la aceleración del cambio climático, algo que ocurría siempre de manera natural, pero que ahora se ha visto precipitado por la acción humana.

En vista de la gravedad de los fenómenos extremos cada vez más frecuentes, la comunidad científica estudió todas las posibles causas y consecuencias del cambio climático, demostrando que las bruscas variaciones en el clima están asociadas en gran parte a la mano humana y sus acciones.

Desde ENCLAVE ODS recogemos algunos de los conceptos clave para entender la emergencia climática y lo que conlleva.

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1. Gases de efecto invernadero

La atmósfera terrestre está compuesta por diferentes gases que tienen como función mantener una temperatura apropiada para la vida. A este fenómeno natural se le llama efecto invernadero.

La emisión de gases de efecto invernadero (GEI) es necesaria siempre y cuando esté en constante equilibrio. Sin embargo, las actividades humanas han aumentado la producción de estos gases, provocando el llamado calentamiento global, una de las principales causas del cambio climático.

Qué es la huella de carbono y cómo medirla

La huella de carbono nace como medida para cuantificar y generar un indicador del impacto que una actividad o proceso tiene sobre el cambio climático, más allá de los grandes emisores.

Se trata del conjunto de emisiones de gases de efecto invernadero producidas, directa o indirectamente, por personas, organizaciones, productos, eventos o regiones geográficas, en términos de CO₂ equivalentes.

La fórmula para calcular la huella de carbono es sencilla, ya que el resultado se obtiene multiplicando el dato de consumo por su emisión en función del tipo de combustible o gas empleado, tal y como se recoge en el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero del Gobierno español.

Sin duda, para conocer la cantidad de GEI que se emite directa o indirectamente una organización o un individuo, es fundamental el cálculo de la huella de carbono. A partir de ahí, se podrán poner en marcha políticas medioambientales para reducir o neutralizar esas emisiones.

2. Eutrofización

La eutrofización es el proceso de contaminación más importante de las aguas en lagos, balsas, ríos, embalses, etc. procedente mayoritariamente de la actividad humana. Supone el aporte en exceso de nutrientes inorgánicos, principalmente nitrógeno y fósforo, en un ecosistema acuático, produciendo una proliferación descontrolada de algas fitoplanctónicas y provocando efectos adversos en las masas de agua afectadas.

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Todo ello comienza cuando el agua recibe un vertido de nutrientes, como desechos agrícolas o forestales, favoreciendo el crecimiento excesivo de materia orgánica, y provocando, a su vez, un crecimiento acelerado de algas y otras plantas verdes que cubren la superficie del agua.

¿Qué supone la proliferación de algas?

La proliferación de algas enturbia el agua que impide que la luz penetre hasta el fondo del ecosistema, por lo que la vegetación no puede realizar la fotosíntesis y muere. Se genera así que otros microorganismos, como bacterias, se alimenten de la materia muerta, consumiendo el oxígeno que necesitaban peces y moluscos, y a la vez generar algas tóxicas y microorganismos patógenos.

Sin duda, todo ello afecta no solo a la calidad de las aguas, que al aumentar la podredumbre y agotarse el oxígeno adquieren un olor nauseabundo, sino al turismo. Además, puede generar problemas respiratorios y su consumo puede ocasionar problemas sanitarios a las personas de la zona.

Pese a que las medidas tomadas hasta ahora se han demostrado insuficientes, algunas ideas para reducirla pueden ser la reducción de la cantidad de fosfatos y nitratos en los vertidos con una utilización más eficiente de fertilizantes, el menor uso de detergentes o no producir vertidos de desechos agrícolas o ganadores.

3. Desertificación

La desertificación es un proceso de degradación ecológica en el que el suelo fértil y productivo pierde total o parcialmente el potencial de producción. Sus causas son la deforestación y destrucción de la cubierta vegetal, la subsiguiente erosión de los suelos, la sobreexplotación de acuíferos, la sobreirrigación y consecuente salinización de las tierras o la falta de agua.

El ser humano favorece e incrementa este proceso como consecuencia de actividades como el cultivo y el pastoreo excesivos o la deforestación. Sin duda, el cambio climático también puede ser una causa de la desertificación a través de la reducción o las alteraciones en los patrones de las precipitaciones, lo cual provoca un mayor estrés hídrico y largos periodos de sequía en distintas zonas de África, Europa y Asia.

La escasez de lluvias supone un efecto directo en los cultivos de secano, provocando una reducción de producción de los mismos. Estos aumentos de temperatura y la reducción de las cantidades de lluvia provocarán la desaparición de gran parte de los bosques a nivel mundial.

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Cómo solventarlo

A lo largo de los años se han estudiado diversos métodos para recuperar terrenos desertizados, muchas veces con éxito como la reforestación progresiva de las zonas afectadas.

Aumentando los niveles de humedad y progresivamente introduciendo nuevas especies ganando terreno sobre las zonas afectadas se podría conseguir una reducción, pero no una solución a tiempo completo.

4. Acidificación

Algunos lo apodan como el "gemelo malvado del calentamiento global" y no es para menos, ya que aunque se presta mucha atención a los impactos del calentamiento, existe otro efecto más directo derivado de la quema de combustibles fósiles y la deforestación.

Más del 30% del dióxido de carbono emitido por el ser humano se disuelve en los océanos, haciendo que su agua se vuelva gradualmente más ácida. Por ello, la acidificación podría representar una amenaza igual, o incluso mayor, para la biodiversidad de nuestro planeta que el calentamiento global

Pero ¿qué es la acidificación?

Es el resultado provocado por las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera procedentes de las actividades humanas. El dióxido de carbono atmosférico es absorbido por los océanos, desencadenando una reacción química y como resultado genera un descenso del pH del agua de mar.

El aumento del dióxido de carbono disuelto favorece la reacción con el carbonato cálcico, causando que el océano se vuelva más ácido. Al mismo tiempo que disminuye el ph marino se produce un cambio en la composición química del agua que afecta al crecimiento, reproducción y a otros procesos fisiológicos en los organismos marinos.

Cómo solventarlo

En el Instituto de Investigación Marina se han realizado diversos experimentos con diferentes minerales, pero el que mejor resultados ha dado es el olivino. Este mineral es rico en magnesio y reacciona con facilidad.

El olivino intercambia los iones de magnesio con los iones de hidrógeno disueltos en el agua que son los causantes de la acidificación del medio, haciendo que sus propiedades contrarresten los efectos de los ácidos.

5. Contaminación difusa

La contaminación difusa, también conocida como contaminación no puntual, es la generada en el medio acuático por medio de contaminantes sin un punto de origen determinado o producida en amplias superficies cuyo control y detección son complicados.

Se trataría de uno de los conceptos más difíciles de entender, pues todavía no se encuentra una explicación completa a su aparición. Lo que sí sabemos es que proviene del agua que escurre sobre el suelo, producto de la lluvia que arrastra un conjunto de contaminantes naturales o humanos, que acaban en los cuerpos de agua (arroyos, ríos, lagos…), ya sea directamente o a través de sistemas de drenaje.

Las fuentes de contaminación difusa más significativas son las procedentes de la actividad agrícola, ganadera y forestal. Se trata de uno de los problemas hídricos más importantes en la actualidad, pues sus impactos no son solo locales, sino que tienden a afectar toda una cuenca hidrográfica.

Solución en periodo de prueba

La solución a la contaminación difusa todavía no ha llegado y se encuentra prácticamente en la fase de diagnóstico. Y es que, por ahora, solo existe el planteamiento de soluciones inespecíficas y tan difusas como la fuente del problema.