"Si alguien te quiere acosar, te puedo asegurar que el virus le importa poco", cuenta una joven sevillana de 17 años. El acoso callejero para muchas niñas y jóvenes sigue siendo una losa pesada de inseguridad y miedo de la que es difícil liberarse cuando salen a dar una vuelta.  

Ahora que, poco a poco, la gente vuelve a la calle y la vida social empieza a recordar a la de antes de la pandemia, es buen momento para recordar el último informe de la organización Plan Internacional. 

En Safer Cities For Girls, un análisis de acoso callejero basado en encuestas a chicas de entre 15 y 25 años en las ciudades de Barcelona, Madrid y Sevilla, la oenegé dibuja el panorama con el que se encuentran niñas y adolescentes cuando salen solas o con sus amigas. 

El estudio indica que en nuestro país "el 26% de las mujeres de entre 16 y 24 años han sufrido stalking o acoso reiterado, y el 13% antes de cumplir los 15 años de edad". Para conseguir estos datos se basaron en la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2020.

El propósito de Safer Cities es aportar soluciones al estado de inseguridad que muchas jóvenes viven en las calles. Y ayudar a construir ciudades más seguras e inclusivas. Para ello, Plan Internacional se enfoca principalmente en impulsar una mayor movilidad autónoma para las niñas y jóvenes. 

Una vida sin acoso

Las mujeres de todo el mundo reivindican sus derechos, y entre ellos, está una vida digna y un bienestar social alejado del acoso. Para la oenegé, la violencia contra las niñas es cualquier acto de "violencia de género que da como resultado –o puede dar lugar– a daños o sufrimiento físico, sexual o psicológico" y que puede ocurrir en el ámbito público o el privado. 

Plan Internacional asegura que la mayoría de las encuestadas en nuestro país ha llegado a normalizar las situaciones, y ahí radica el problema. El miedo influye en la constante búsqueda de opciones en la ruta de vuelta a casa. Algunas cogen el autobús en lugar del metro, otras no salen a determinadas horas o intentan no cruzar un parque, algo que ya se ha vuelto un ritual.

La entidad, además, alerta de lo preocupante que es que la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, que defiende derechos de la infancia y adolescencia en España, no haga mención explícita al acoso callejero como una forma de violencia contra la infancia.

En España, el 26% de las mujeres de entre 16 y 24 años han sufrido acoso reiterado y el 13% antes de cumplir los 15 años

Además, el análisis indica que uno de los factores de riesgo de sufrir acoso callejero es ser mujer y joven. En Madrid, Barcelona y Sevilla, el 78% de las experiencias en el espacio público urbano están vinculadas a la inseguridad por acoso. De ellas, el 66% identifica el género como la razón principal y el 18% la edad.

Los espacios inseguros pueden crearse en cualquier momento y pueden estar impulsados por cualquier situación. "Un hombre se estaba masturbando mientras nos miraba a mi amiga de 15 años y a mí", relata una joven de Sevilla. 

Situaciones como esta suelen ocurrir, alertan desde la oenegé, con mayor frecuencia en horas nocturnas. En las tres ciudades españolas de las que tienen datos, la cifra asciende a una media del 54%

Por este motivo, desde Plan Internacional quieren reivindicar la importancia de crear un espacio público seguro, apoyado por recursos de atención para las jóvenes. Para conseguirlo, la clave está en la sensibilización y difusión de iniciativas municipales en temas de acoso callejero, además de abordar el problema desde el sistema educativo.

El acoso en internet

La covid-19 ha provocado un cambio en las rutinas. Pasamos más tiempo en casa y se han reducido los encuentros sociales. Pero además se han observado cambios en las modalidades de acoso. Plan Internacional es contundente "el acoso callejero se ha trasladado al ámbito online".

Imagen del programa Safer Cities de Plan Internacional en Alcobendas. Plan Internacional

En este caso, aseguran que hay dos tipos de sensaciones: algunos piensan que el distanciamiento y la reducción de la actividad social aumentan la seguridad en las calles, pero hay casos que creen lo contrario.

Estar más pendientes de las pantallas y la presencia multitudinaria y constante en redes sociales ha reforzado este problema porque "quien no se atreve a acosar en la calle, se atreve en la pantalla", asegura otra chica sevillana.

En 2020, ya presentaron un informe relacionado con esto, (In)seguras online, en el que reivindicaban que "no debe permitirse que la discriminación que las niñas sufren en las calles determine sus experiencias online".

Acoso en las calles del mundo

El miedo que las mujeres sienten ante este tipo de acoso está presente en cualquier remoto rincón del planeta. Y es que en 2018, la oenegé presentaba su investigación sobre el acoso callejero en grupo en ciudades como Delhi, Kampala, Lima, Madrid y Sídney.

En cualquier momento, ya sea de día o de noche, manoseos, piropos, silbidos y abusos son acciones comunes que las niñas han sufrido en todas las ciudades mencionadas.

"Unos hombres mayores me siguen en sus coches, me van preguntando si quiero sexo mientras vuelvo del trabajo", explica una joven de Kampala. Y es que algunas han tenido que dejar de ir a la escuela o a trabajar para no enfrentarse a este tipo de situaciones en espacios públicos.

"Los malos vienen en grupos así que nadie puede ayudarte", cuenta una niña ugandesa

Remarcan el ejemplo de Delhi, donde el acoso constante a las niñas en su camino a la escuela tiene un efecto directo en su asistencia y en su progreso educativo. La mayoría de ellas sufren un acoso grupal repetitivo, que suele manifestarse continuamente en una misma acción o en horas determinadas. 

La situación es igual de inestable en Kampala, donde el acoso grupal ocurre en cualquier momento. El informe indica que el 99% se produce en la calle. 

Para erradicar el acoso callejero, es necesaria la participación ciudadana porque denunciarlo y sancionarlo también es un trabajo colectivo. Desde la organización insisten en reforzar la implicación de las instituciones y la importancia de tomar medidas legislativas y sociales que eviten este tipo de violencia.

El objetivo es claro: acabar con el miedo de miles de mujeres en el mundo. Pero, por ahora, como relata una niña de Kampala, "los malos vienen en grupos así que nadie puede ayudarte".

Sin embargo, como recuerdan desde Naciones Unidas, si las niñas reciben apoyo efectivo durante la adolescencia –incluido aquel que rompa los círculos de violencia y acoso–, "tienen el potencial de cambiar el mundo".