El hospital más moderno de España ya trabaja a pleno rendimiento en la ciudad de Toledo. Ha pasado algo más de un año desde aquel 16 de noviembre de 2020 en el que fue inaugurado por los reyes de España, don Felipe y doña Letizia. Un par de semanas más tarde recibió su primer paciente, en el área de Rehabilitación, y a partir de entonces ha ido aumentando progresivamente su actividad sumando nuevos servicios médicos, al ritmo que ha permitido la evolución de la pandemia.

El PP castellano-manchego, en los peores momentos de la crisis sanitaria, pidió insistentemente atender allí a los pacientes con COVID-19, pero el Gobierno regional, presidido por el socialista Emiliano García-Page, hizo caso omiso porque siempre lo consideró "una temeridad" al no contar las instalaciones en ese momento con el equipamiento necesario. Ahora que sí lo tienen, y en un momento en el que la pandemia ha dado cierto respiro a Castilla-La Mancha, el nuevo Hospital Universitario de Toledo ha comenzado a funcionar a todo pulmón tras finiquitarse la compleja mudanza desde el vetusto Virgen de la Salud -recientemente clausurado tras 56 años en activo- con el traslado de todos los enfermos allí ingresados, incluidos los contagiados con coronavirus y los críticos, y con la apertura de las Urgencias el pasado sábado 4 de diciembre.

En ese servicio, que ha cuadriplicado el espacio disponible en relación con el que contaba en el antiguo hospital, la actividad ya fue frenética durante el primer fin de semana. Los sanitarios dieron respuesta a 814 emergencias sanitarias en 39 horas. O lo que es lo mismo, una cada menos de tres minutos. Unas cifras que pierden capacidad de sorprender cuando se conoce que el flamante Hospital Universitario de Toledo es el de referencia para 435 000 ciudadanos de Toledo capital y de otros 115 municipios de la provincia. Para atender a todos ellos, las dimensiones de la edificación son acordes: 246 964 metros cuadrados construidos -como 34 campos de fútbol- en una gigantesca parcela de más de un kilómetro de largo por 300 metros de ancho, ubicada en Santa María de Benquerencia 'El Polígono', un barrio residencial a diez minutos en coche del centro de la ciudad pero con un único acceso a través de una carretera de dos carriles, lo que ha generado inquietud entre los vecinos y los profesionales. Temen que los atascos -que ya se producen en las horas punta- sean una constante y, sobre todo, que las ambulancias no puedan llegar a tiempo si cualquier accidente o incidencia obliga a cortar la vía momentáneamente.

El entrar al edificio principal, rodeado de extensas praderas árboles y césped natural, los trabajadores y visitantes son recibidos por un enorme y luminoso vestíbulo que da acceso a las distintas zonas del Hospital Universitario toledano, donde no es difícil perderse pese a que se ha asignado a cada una de las áreas distintos colores. En total, cuenta con 853 camas -773 convencionales y 80 de cuidados intensivos-, 250 consultas y gabinetes de exploración, 134 salas de diagnóstico y tratamiento de urgencias y 25 quirófanos. Entre estos últimos, dos de ellos serán híbridos porque incorporarán próximamente sistemas avanzados de radiodiagnóstico que permitirán realizar intervenciones complejas en menor tiempo, incluso por parte de especialistas de diferentes áreas médicas simultáneamente, y operar sin tener que hacer grandes incisiones al paciente, por lo que se minimizan los riesgos y se favorece una pronta recuperación. Serán los primeros con esta tecnología en Castilla-La Mancha, aunque el hospital de Guadalajara también tendrá uno.

Una de las habitaciones del Hospital Universitario de Toledo. Óscar Huertas

Lo que no cambia es que las habitaciones seguirán siendo dobles, con la excepción de las del bloque obstétrico, que son individuales para garantizar la intimidad y el descanso de las madres y sus bebés recién nacidos. El nuevo hospital, en cuya construcción se han utilizado más de 4 millones de kilos de acero, 97 000 metros de tuberías, 5 000 puertas y 1 800 ventanas, cuenta también con aparcamiento subterráneo de pago con casi 2 000 plazas para visitantes y trabajadores, una subestación eléctrica y un helipuerto a escasos metros de la puerta de Urgencias, al que llegan las aeronaves del Servicio de Transporte Sanitario Aéreo del Gobierno de Castilla-La Mancha, una comunidad autónoma muy extensa, rural y con núcleos de población muy disperos en la que sus ambulancias del aire ya han realizado más de 32 000 intervenciones -incluso nocturnas- en sus 20 años de funcionamiento.

"Uno de los cinco mejores de España"

El Hospital Universitario de Toledo será "uno de los cinco mejores de España", dijo el presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, cuando en abril de 2016 se reanudaron las obras -por tercera vez desde 2007- de la ambiciosa infraestructura sanitaria. Con ese propósito, tanto el jefe del Ejecutivo autonómico como el consejero de Sanidad, el médico Jesús Fernández Sanz, llegaron a asistir a finales de 2018 al asistir a la Asamblea Científica y Congreso de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA), celebrada en Chicago. En la ciudad estadounidense, ambos conocieron personalmente la novedosa tecnología sanitaria que tres años después ha incorporado el hospital toledano para poner en marcha tres nuevas especialidades con las que hasta ahora no contaba la provincia: Oncología Radioterápica, Medicina Nuclear y Radiofísica Hospitalaria.

En dos búnkeres especialmente diseñados, dos aceleradores lineales se han convertido en la mejor arma en la lucha contra el cáncer. Con estos aparatos, financiados por la Fundación Amancio Ortega, el dueño de la multinacional textil Inditex, los toledanos que se vean afectados por ciertos tipos de tumores y necesiten tratamiento por radioterapia -entre el 50 y el 70 % del total- no tendrán que ser atendidos en centros concertados, como ocurría hasta ahora al no disponer el Complejo Hospitalario de Toledo de dicho servicio. Además, el Área de Oncología Radioterápica cuenta también con una sala de braquiterapia y con un equipo de Tomografía Computarizada (TC) que permite simular y planificar el tratamiento para lograr que sea administrado con la máxima precisión y seguridad.

Por su parte, el Área de Medicina Nuclear está dotada con tres gammacámaras y un PET-TC, y la de Diagnóstico por cuenta ha sumado un tercer equipo de resonancia magnética a los dos que ya estaban disponibles en el antiguo hospital, aunque el nuevo aparato, que le ha costado dos millones de euros al Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), es de última generación, por lo que mejora la calidad de imagen y aumenta las funciones diagnósticas, además de ser más amplio, rápido y silencioso.

Un técnico, frente al nuevo equipo de resonancias. JCCM

Pero ha sido otra tecnología la que ha puesto al Hospital Universitario de Toledo, una ciudad donde no hay Facultad de Medicina, a la vanguardia europea. Ningún otro centro sanitario público del continente cuenta con un robot completamente automatizado que se encarga de preparar los medicamentos que prescriben los doctores a los pacientes. Un total de 14 cámaras garantizan que los fármacos, hasta uno por minuto, se producen conforme a lo dictado por los médicos, protegiendo al paciente de cualquier posible error de dosificación y al personal del hospital de peligros biológicos.

Dos décadas de espera

Su llegar hasta este punto no ha sido ni rápido ni sencillo. El nuevo hospital de Toledo fue impulsado hace dos décadas por el Gobierno del socialista José María Barreda, que lo anunció como el más grande de Europa e inició su construcción hace la friolera de 14 años, en 2007, pero ni supo ni pudo cumplir con los plazos de obra. Cuando la 'popular' María Dolores de Cospedal se puso al frente de la Junta de Castilla-La Mancha en 2011, en plena crisis económica, decidió paralizar el proyecto para redefinirlo reduciendo sus dimensiones y buscar nueva financiación: tampoco fructificaron sus planes y las grúas desaparecieron.

Cuando el PSOE recuperó en 2015 la Presidencia de la región castellano-manchega, dotar a Toledo de un nuevo hospital se convirtió en máxima prioridad. El Ejecutivo liderado por Emiliano García-Page entendió que la única manera de hacerlo era con la colaboración del sector privado y encontró la manera de sacar el proyecto adelante. Para ello negoció con la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por las tres constructoras más importantes del país, Acciona, OHL y ACS, para que finalizasen las obras a cambio de 320 millones de euros y un canon anual de al menos 60 millones de euros hasta 2045. Porque en el Hospital Universitario de Toledo la actividad sanitaria corre a cargo del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) pero todos los demás servicios -restauración, aparcamiento, limpieza, lavandería, etc.- son gestionados por las empresas concesionarias.

Pocos días después de la inauguración con presencia real, tanto OHL como Acciona anunciaron la venta de sus participaciones en el nuevo hospital toledano a sendos fondos de inversión extranjeros. El pasado mes de octubre, ACS hizo lo mismo, aunque mantiene un 20 % de su paquete accionarial. Esa última operación, valorada en 59,3 millones de euros, ha sido la más "modesta" de las tres, pese a lo que ha dejado a la empresa presidida por Florentino Pérez unas plusvalías de entre 25 y 30 millones de euros.

Pero en Toledo y en Castilla-La Mancha son muy minoritarias las voces que han criticado el hecho de que sean poderosas manos del sector financiero quienes vayan a gestionar durante los próximos 25 años el Hospital Universitario de Toledo en todo lo que no sea estrictamente sanitario. Quizá haya ayudado para ello que entre los ciudadanos el consenso sea total: el antiguo hospital Virgen de la Salud, inaugurado en 1965, no aguantaba más. Hace bastantes años que se había quedado pequeño y, sabiendo que su sustituto iba a abrir sus puertas, las partidas para mantenimiento no han sido suficientemente generosas como para brindar a los usuarios la comodidad mínima que se puede exigir. Los colapsos en Urgencias se habían convertido en habituales, las goteras cuando las lluvias eran fuertes no tardaban en aparecer, las averías en los sistemas de calefacción y el aire acondicionado no eran algo extraño y el desgastadísimo mobiliario de las habitaciones parecía sacado de los primeros capítulos de 'Cuéntame'.

Por eso, después de tres lustros de espera, la apertura del flamante Hospital Universitario de Toledo se ha convertido, sin riesgo de exagerar, en el acontecimiento más esperado por los toledanos en las últimas décadas. También para los sanitarios que han trabajado con absoluta profesionalidad en el Virgen de la Salud durante los últimos años pese a no disponer de unas instalaciones propias del siglo XXI. Ahora lo hacen en las más punteras del país.