'Superstar' ha sido uno de los fenómenos audiovisuales de este verano. Esta serie de Netflix, dirigida por Nacho Vigalondo y producida por Los Javis, rescata toda la historia que surgió a principios del 2000 en torno a la cantante Tamara -ahora conocido como Yurena- y el fenómeno que supuso su éxito 'No cambié'.
Entre todos los personajes que formaron parte de ese ecosistema -Paco Porras, Leonardo Dantés, Toni Genil o Arlequín-, también se encontraba otra cantante, Loly Álvarez, que adoptó el papel de archienemiga de Tamara a cuenta de la interpretación del célebre tema compuesto por Leonardo Dantés.
El 'No cambié' lo populariza Tamara en sus apariciones televisivas, donde se había hecho un hueco presentándose al público como novia de Paco Porras. Mientras que Loly Álvarez reivindica que el compositor había ofrecido la canción a ella con anterioridad, cuando ambos formaban el dúo 'Luna Azul'.
"El 'No cambié' es como mi hijo", afirma Álvarez en su aparición en el documental 'Sigo siendo la misma', estrenado de manera paralela a la serie de ficción en la misma plataforma.
La cantante reconoce que todavía recuerda aquella época como una de las mejores de su vida. "Estoy agradecida a los medios de comunicación cada día que me levanto de la cama porque sin la prensa nosotros no somos nadie. Ha sido la época de mi vida que he reído más a gusto y con el bolsillo más lleno", afirma.
Raíces en Magán
Loly Álvarez nació en Gualchos, un pequeño pueblo de la Costa Tropical de Granada. De allí salió hacia Madrid con 18 años en busca de labrarse una carrera como artista que tuvo su momento culmen en aquellos años.
Ahora, ha encontrado la estabilidad y ha echado raíces en Magán, una localidad muy próxima a Toledo capital, donde vive en un chalet junto a su novia Belinda.
"Nunca llegué a pensar que el amor de mi vida era una mujer. Es una tía estupenda y es policía", asegura respecto a su pareja, al tiempo que reconoce que en aquellos años de efervescencia mediática "daba pie a pensar que me gustaban los hombres" porque "tenía un poco de miedo que dijeran: "Encima la friki esta es lesbiana".
Otro de los aspectos de su vida que se reflejan en el documental tiene que ver con sus operaciones estéticas. De hecho, una de sus imágenes más icónicas es entrando en el plató de Crónicas Marcianas totalmente vendada para mostrar el directo el resultado de sus intervenciones en la cara y el pecho.
"Me hice una liposucción, me operé los ojos... no hay nada en el mercado que no me haya hecho" explica. En este sentido, admite que su obsesión por "estar perfecta" le llevó a entrar en el quirófano en repetidas ocasiones.
