El calor se adivina como la causa de 17 fallecimientos en Castilla-La Mancha durante el mes de junio, según los datos facilitados por el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III.
En el conjunto de España se han contabilizado 238 decesos relacionados con tal extremo meteorológico. Castilla-La Mancha, por tanto, copa el 7,1 % de las víctimas mortales por calor en el inicio del verano de 2025, una proporción algo superior a la de su peso poblacional en el conjunto del país.
A lo largo del mes se han sucedido las jornadas con temperaturas por encima de la media en la región. El repunte del mercurio se convierte en un factor desencadenante de situaciones de riesgo vital. Los trabajadores que realizan su jornada en espacios abiertos o en determinadas industrias y comercios son los más expuestos a estos peligros.
Durante el periodo estival de 2024, un intervalo comprendido entre el 15 de mayo y el 30 de septiembre, perecieron 174 personas por causas atribuibles al calor en la comunidad autónoma. El grueso de los óbitos se concentró en el mes de agosto.
Sin embargo, en el mes de junio del pasado año no se produjo ningún fallecimiento por calor, frente a los 17 que la estimación elaborada por el Ministerio de Sanidad contabiliza hasta el pasado jueves día 26.
La diferencia comparativa confirma cómo los rigores del estío tienen un impacto directo en la mortalidad. Aunque el número de decesos tiende a ser más elevado en los meses de invierno, un verano de altas temperaturas también puede generar un pico de mortalidad.
Entre el 1 de diciembre de 2024 y el 31 de marzo de 2025, el lapso que coincide con la campaña invernal, fenecieron 249 vecinos de Castilla-La Mancha, un dato más alto que el del anterior periodo veraniego.
Las peores cifras de mortalidad por calor se produjeron en el verano de 2022, con 339 decesos.
Desde 2015, se han registrado 2.155 muertes por este fenómeno. En el decenio que abarca desde aquel año hasta el pasado, la cifra media de fallecidos en la estación más cálida por elevadas temperaturas se aproxima a las 214 personas.
Recomendaciones
Para mitigar los efectos del calor extremo que sacude la región las autoridades sanitarias insisten en la importancia de la hidratación y la estancia en espacios frescos o refrigerados.
Se recomienda la ingesta regular de agua, incluso sin que medien esfuerzos físicos aparentes, aunque se desaconseja el consumo de bebidas con cafeína, alcohol o alto contenido de azúcar por su potencial deshidratante.
Asimismo, se plantea una especial protección para los colectivos vulnerables, especialmente las personas mayores, las embarazadas, las que tienen una movilidad reducida, las que padecen una adicción a las drogas y otras sustancias, y en las que concurren condiciones clínicas adversas.
Las enfermedades para las que el calor extremo se antoja más peligroso se relacionan con las afecciones cardíacas y renales, también con dolencias recurrentes como la diabetes, la hipertensión, la obesidad, la demencia o el cáncer.
Los síntomas que anticipan un golpe de calor son el agotamiento extremo, las cefaleas, las náuseas, los mareos, una sudoración anómala, la piel fría y húmeda, un pulso acelerado y débil, y la presencia de fiebre.