Los miles de turistas que cada año visitan Toledo suelen tener sentimientos unánimes respecto a su belleza y majestuosidad. La capital de Castilla-La Mancha, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1986 por la Unesco, encierra en sus calles monumentos cristianos, árabes y judíos que la dotan de una identidad única que suele sorprender a quienes no la conocían y hace repetir a muchos otros. 

Sin embargo, como todo en la vida, hay personas que no coinciden con estas opiniones mayoritarias. Una de ellas es la periodista María Yuste, cuyo artículo sobre una visita a la capital en el mes de julio (no dice de qué año) que ahora ha sido publicado en la web Trendencias está siendo muy comentado en las últimas horas en redes sociales.

La periodista reconoce que "nunca en mi vida he oído a nadie decir que fue a Toledo y no le gustó" o que "le decepcionó o que recomiende no visitarlo". De ahí que se presente como "esa primera persona en tu vida a la que oigas contar que viajó a Toledo y, al poco de llegar, ya se quería ir".

La redactora, que se describe como una profesional con 10 años de experiencia en distintos medios digitales en los sectores de prensa millennial, cultura, lifestyle y moda, desgrana los motivos por los que Toledo le pareció "sobrevalorado" pese a ser un sitio "precioso" y para darse cuenta de ello le sirvieron cinco minutos.

"Mucho tienen que gustarte las ruinas y las iglesias para que Toledo te sorprenda si eres de España. Es decir, entiendo perfectamente el éxtasis que deben de sentir los turistas asiáticos que deambulan en masa por sus calles, pero yo que estoy acostumbrada a ver desde pequeña restos del pasado árabe de la península (y de otras civilizaciones anteriores), así como catedrales e iglesias de todas las épocas y estilos, recorrí Toledo embargada únicamente por una sensación de déjà vu y aburrimiento ateo constante que solo se rompió en una única ocasión", describe.

Ese solo momento en el que Toledo consiguió sorprenderla después de "andar todo el día cuesta arriba y cuesta abajo viendo piedras milenarias y cristos" lo vivió en su visita a la sinagoga de Santa María la Blanca.

En este punto del barrio de la Judería, al que tuvo la suerte de acceder completamente a solas, le impactó la "calma" de un espacio "luminoso y acogedor" en contraposición a los "templos oscuros y sombríos del catolicismo, que te hacen sentir pequeño y temeroso de Dios" y que hasta ese momento se había encontrado en la ciudad.

Sin dar muchos más detalles sobre lugares concretos, la periodista reconoce que "objetivamente" Toledo es un lugar "encantador" pero que a ella le dejó "completamente indiferente".

Comentarios en redes sociales

La publicación de esta noticia ha provocado cientos de reacciones en las redes sociales, la mayoría expresando un punto de vista totalmente diferente al mostrado por la autora del artículo.

Algunos de ellos han reparado en que igual detrás de la mala experiencia de la periodista se encuentra el calor acuciante del mes de julio en Toledo: "Claro que merece la pena hasta en julio, pero ella quizás la percepción que se llevó le incluyó (sic) el calor que no planificó bien y se pensaba que iba a estar fresquita por la calle a las 3 de la tarde".

Otros, como la propia autora en una parte del artículo, coinciden en que no se trata más que de una opinión que "pasará sin pena ni gloria, mientras que el conjunto al que esa opinión critica permanecerá incólume ante el paso del tiempo unos cuantos siglos más y seguirá siendo admirado, recordado y valorado por millones de personas que no tienen igual opinión que ella".

"Mi opinión es que hay gustos para todo y debemos respetar los distintos gustos...Para mí Toledo es impresionante no sólo por su catedral sino por su historia y cultura. Os recuerdo...fue capital de España. VIVA TOLEDO...!!!", reza otro de los comentarios vertidos en la red social Facebook.

Sin duda, una muestra de que la opinión de la periodista no ha dejado a nadie indiferente.