Tuve la suerte de haber vivido una época de nuestro partido, entonces Alianza Popular y más tarde Partido Popular, que contó con el lujo de tener políticos de la talla de Mariano Díez Moreno y Arturo García-Tizón.

Mariano Díez era una persona de ideas claras y de una generosidad e integridad que hacía que los que conformábamos la oficina de la sede, le brindábamos siempre un gran respeto y admiración, aún cuando tiraba de ironía, momentos en los que pasábamos de un tema serio a la risotada por la salida que había tenido Mariano.

Sería muy difícil enumerar las veces en las que ayudó desde la discreción más absoluta a personas que lo necesitaban. Yo en primera persona, tengo que decir que fui una ellas y que siempre me he sentido tremendamente agradecida por su generosidad, que nunca podría devolverle.

Al margen de su perfil humano, del que podríamos estar hablando largo y tendido, a nivel político era igualmente encomiable su inteligencia para resolver cualquier complicación, Mariano resolvía de forma natural rápidamente.

Quienes conocimos a Mariano Díez, sabemos que practicaba la honestidad de forma más comprometida que cualquier político usual; quienes le conocimos, sabemos que Mariano Díez fue siempre una persona especial.

Valle Arcos Romero