La España seca de oriente sur necesita agua y la España seca del centro acude generosa a atender la escasez. La España del noreste se permite el lujo en consentir que el agua sobrante del Ebro que desde su nacimiento en Cantabria, sin interrumpir su caudal, al igual que a su paso por Castilla y La Rioja, desemboque en el Mediterráneo, desoyendo aquel Plan Nacional que permitía trasvase del Ebro a la España seca de oriente sur.

Aquel "caudal" único que generosamente se adjudicó  a la España del noreste denominado SEAT, inundó toda España, previo pago de su importe. Claro que aquélla generosidad no influyó en otra que, posiblemente, no redundaría en unos beneficios tan sustanciosos, como hubiera sido o sería el trasvase del Ebro  a la España seca de oriente sur.