Qué pronto se difumina la preocupación por nuestro país. Esta mañana, ante el golpe de estado que pretenden dar los independentistas catalanes, de la opinión de que es lo más grave que está ocurriendo se ha pasado a dejarlos a ver qué pasa. Esto viniendo de un periodista que presume de lo contrario; así que, cuando ves esto, sumas que el mandamás no hace nada y al hijo pródigo socialista decir lo que dice, dan ganas de salir corriendo sin mirar hacia atrás. Nadie, o tan solo dos, se preocupan y hablan de ello, de que España está en peligro. Ahora dicen que toca elecciones, para seguir tocando lo que no dejan de tocar desde hace ya demasiado tiempo. Ante tal ignominia uno hace lo que puede desde donde está. Que es poco. Que me temo que estamos llegando donde no llega ningún país del mundo. Un lugar donde se recibe al que le quiere destruir y no precisamente en un centro penitenciario. Que por la cárcel han pasado tipos que dieron un golpe de estado y sin anunciarlo. Estos lo están haciendo todos los días y nadie hace nada. Uno porque pasa, de lo que ya se está excediendo, y otro porque lo único que le interesa es ser monclovita a toda costa, aunque sea en un país sin todas sus costas de toda la vida. Debemos obligar a esta gente a ser respetuosas con nuestro país. Que no es el suyo, según demuestran. Nadie maltrata a quien debe tanto. Y si lo hace es un traidor. Gane elecciones, primarias o su… En fin