El Real Madrid continúa preparando la pretemporada en Estados Unidos. Los primeros amistosos están a punto de empezar y servirán para despejar algunas dudas con respecto a la plantilla que se está armando de cara al curso que viene.

La salida de Cristiano fue una sorpresa para muchos y la ausencia de un goleador como el luso ha otorgado mayor importancia al fichaje de un delantero de calidad. El objetivo no es otro que encontrar a alguien que pueda cubrir la baja del hasta hace unas semanas '7' del Real Madrid. 

Tal y como ha adelantado EL BERNABÉU, en la capital tienen claro que llegará un atacante de garantías. Sin perder la calma y con tiempo suficiente como para lanzarse al mercado de fichajes, en el Real Madrid quieren incorporar a una figura que cumpla varios requisitos fundamentales.

Lewandowski celebra un gol con el Bayern Múnich. Foto: Twitter (@lewy_official)

El precio de la operación es una de las claves, pero no la única puesto que la personalidad del jugador o su perfil de juego también serán fundamentales a la hora de tomar una decisión.

Sin locuras económicas

El mercado de fichajes en estos últimos años se ha caracterizado por los desorbitados precios que se están pagando por fichajes completamente prescindibles. Jugadores que sin haber destacado demasiado han sido tasados en cifras astronómicas y cuyos interesados han aceptado pagar.

Los ejemplos más recientes se pueden ver en Inglaterra con el Manchester City de Guardiola o en España con un Barcelona que batió su récord con las llegadas de Coutinho o Dembélé. Esa estrategia no se tomará en ningún caso en el Real Madrid. En la entidad merengue conocen a la perfección las ventanas de traspasos y no perderán la cabeza por ningún nombre.

Saben cuál es el precio máximo que podría costar cada jugador y no se superará esa cifra. Ya se ha podido comprobar con Hazard o en su día con Lewandowski. Sus respectivos equipos llegaron a hablar de 200 millones de euros. Cantidad desmesurada y que no ha movido ni un ápice las intenciones merengues.

Lopetegui dirige un entrenamiento del Real Madrid

Encajar en el esquema de Lopetegui

La adaptación del delantero escogido debe ser veloz. La temporada empezará a mediados de agosto y el Real Madrid no se puede permitir bajar el pistó en el inicio de campaña. Sobre todo en Liga, donde el curso pasado no se dio la talla provocando una baja anticipada en la competición doméstica. 

El técnico vasco comienza una nueva andadura y toda la plantilla se adaptará a un estilo de juego diferente al implantado en su día por Zidane. Una ventaja para la nueva incorporación. El delantero, en definitiva, tiene que entrar en el esquema y rotación de Lopetegui sin generar debate ni dudas. La versatilidad, por ejemplo, es una de las cualidades más importantes para ganarse un hueco en el Madrid.

Experiencia al máximo nivel

El proyecto impulsado por Florentino Pérez destaca por tener una plantilla joven pero  que aspire a ganar todos los títulos por los que se puede pelear. Mezclar talentos más precoces con estrellas consagradas ha dado sus frutos y las tres Champions consecutivas así lo demuestran. 

Pero en esta ocasión el delantero que ocupe el hueco de Cristiano Ronaldo deberá tener una experiencia similar a la del luso en las competiciones más importantes. Lewandowski o Icardi, uno más veterano y otro más joven, cumplen esta premisa. Saben lo que es liderar a un equipo con historia y tener que tirar de él en los torneos más disputados. La Champions es el principal escenario en el que afianzarse.

Piña del Real Madrid

Un perfil sin polémicas

Si por algo ha brillado Zidane es por el buen ambiente creado en el vestuario del Real Madrid. La plantilla merengue es una auténtica familia y eso se ha podido comprobar tanto en el terreno de juego como en redes sociales o incluso en zona mixta. La llegada de una estrella no puede cambiar esa dinámica de compañerismo y amistad.

El perfil que buscan en Chamartín es el de un jugador con personalidad pero que no desestabilice en absoluto el vestuario del Real Madrid. Ya el propio Sergio Ramos, capitán y conocedor de las épocas más complicadas de la escuadra madrileña, reconoció antes de la final de Kiev que eran una piña a pesar de que algunos nombres habían llegado a provocar pequeños conflictos en la plantilla.