HALAGOS AL LIVEPOOL

"La diferencia entre la Premier League y las demás es la intensidad, y el Liverpool es el mejor en eso. Pueden hacerte daño. Por otra parte, el Real Madrid tiene experiencia y manejarán bien la situación, pero el Liverpool puede hacerlo. Tienen intensidad, calidad, pasión y ganas, pero a veces puedes pagarlo por un solo error. Se trata de cómo manejas esa presión. El Real Madrid lo ha hecho durante mucho tiempo y ahora el Liverpool vive una situación nueva, pero es una final y por lo que yo sé, todo puede pasar".

SU ANÉCDOTA EN LA CHAMPIONS GANADA

"Me dijo que no podía pasar porque era una fiesta privada. En ese momento un amigo mío le dijo: '¿No sabes quién es este tío? ¡Es Dios!'".

UN BUEN ENTRENADOR

"La gente decía que era un buen entrenador pero que tenía que ganar algo para ser genial. Y lo hicimos. En España ganamos la UEFA con el Valencia y después en Inglaterra, con la Champions League, cambió todo. Klopp ahora es un ídolo pero será aún más si gana. Encuentro fans por todas partes queriendo hablar de la final de Estambul. Cuando voy en tren a Liverpool o cuando recojo a mis hijas del colegio, los otros niños golpean las ventanas cantando canciones de 'Rafa' y les dicen: 'Tu papá es una celebridad'. No se dan cuenta pero poco a poco empiezan a aprender".

ÁNIMO PARA SUS HOMBRES

"Cuando concedimos el segundo gol estaba pensando en qué tenía que decirles y mientras escribía mis notas nos marcaron el tercero. Tenía que dar un discurso en inglés. Mi inglés ahora es terrible pero hace trece años no era tan bueno. Pensaba en qué decirles para motivarles, pero no era lo mismo que decírselo en español. Así que sólo pude decirles: 'Si marcamos nos metemos en el partido, no perdemos nada'".

SUERTE

"La afición del Liverpool cantaba incluso cuando perdíamos 3-0. La gente dice que tuvimos suerte en la final, pero no en las rondas previas contra Chelsea, Juventus y Bayer Leverkusen. Y sobre los penaltis, no tuvimos suerte. Sabíamos dónde iban a lanzar cuatro o cinco de ellos porque trabajamos mucho en eso".

SIN HABITACIÓN, DANDO VUELTAS DE MADRUGADA

"No teníamos habitaciones suficientes porque los hoteles estaban llenos, así que tuve que dejar a mi mujer y a la del jefe de ojeadores en mi habitación y me fui con él a dar vueltas hasta las siete de la mañana a hablar de fichajes".

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