Más de mil marcas de móviles con sistema operativo Android; decenas de miles de modelos diferentes; millones de usuarios buscando su siguiente terminal. El maremágnum que hay en torno a este sector es enorme y para intentar organizarlo mínimamente usamos algunos términos.

Entre los más convencionales están las diferentes gamas de producto, algo heredado de otros sectores como el automovilístico, donde no obstante no se usa tanto, y que intentan encasillar los diferentes productos en unas pocas categorías para intentar realizar las comparaciones de la forma más sencilla posible.

Hace unos años las diferencias de los terminales más caros y más baratos eran sustanciales. Normalmente la potencia, dada por la memoria RAM y el procesador, era la más llamativa, además de la memoria interna o el tamaño y resolución de la pantalla. Poco después los materiales se convirtieron en otro elemento distintivo, primero con plásticos de mejor calidad y luego usando alternativas más nobles como el cristal o el metal.

Pero actualmente sólo quedan dos características que pueden diferenciar un verdadero gama alta de otro: el procesador y la cámara.

Los procesadores estrella no cubren demanda

A la hora de elegir los mejores móviles de cada año solemos mirar a Qualcomm, para ver cuales de ellos tienen el honor de poder implementar el chip estrella del fabricante. Este año ha sido el Snapdragon 835 el protagonista y móviles como el LG G6 se han quedado sin poder optar a él por problemas de abastecimiento.

Muchas marcas menores también han querido tenerlo pero no pueden llegar a los requisitos necesarios. Es cierto que otros chips como los Mediatek Helio o modelos de la propia Qualcomm como los Snapdragon 6XX dan un rendimiento increíble pero no es el mismo que el del chip estrella de Qualcomm.

La cámara de los gama alta sigue marcando diferencias

Otro aspecto destacable es la cámara, que en los mejores móviles presenta una calidad muy superior a los de terminales más económicos. Apuestas como la del Samsung Galaxy S8, la del LG G6 o la del Xiaomi Mi 6 despuntan claramente por encima de la del resto de móviles.

Incluso Huawei con los Huawei P10 Plus o Mate 9 consiguen alejarse de sus propias apuestas en la gama media, incluso en la gama media premium, como se ha dado ahora en llamar a los smartphones que no sabemos encajar ni en la gama media ni en la alta.

Ni pantalla, ni RAM, ni memoria…

El resto de prestaciones ya no suponen diferencias de forma inmediata. Podemos encontrar móviles de diferentes fabricantes, siempre dentro de la gama media baja o gama media con cantidades de memoria interna y de RAM similar a la de los de gama alta.

Además las pantallas, si bien no alcanzan aún en resolución a los flagships, muestran sustanciales mejoras en reproducción de color o brillo, por no hablar de las apuestas de los móviles chinos por los terminales casi sin bordes o con cristales Corning Gorilla Glass 5.

El sensor de huellas fue una de las últimas características de los gama alta que se ha estandarizado en casi cualquier gama de producto, independientemente de su precio.

Y qué decir de los materiales. Ahora hasta los móviles chinos de menos de 100 euros cuentan con acabados en metal y cristal, aunque es cierto que a veces el peso de los mismos sí que los aleja de los rivales que son mucho más caros.

Si quieres un gama alta, sácale partido

Es por todo esto que cuando alguien me pide consejo para comprar un móvil es difícil recomendar un terminal de gama alta, a no ser que uno de los dos parámetros mencionados sea importante para el usuario. Muy importante.