El mercado de las tablets está en plena reconversión y entre los móviles de pantalla grande y los portátiles con pantalla táctil su futuro es incierto.

Cuando Steve Jobs presento el iPad la gente se dividió entre los que creían que iba a repetirse el éxito del iPhone y los que decían que simplemente era un smartphone grande.

Muchos fabricantes de Android se lanzaron a crear competidores y la propia Google desarrolló una versión de su sistema móvil especialmente pensado para este tipo de aparatos, Android 3.0 HoneyComb, pero poco después el sistema evolucionó y se reintegró en la misma línea del original, desapareciendo la distinción de software.

En los últimos meses he estado viendo mi entorno, hablado con compañeros, analistas, amigos y leyendo sobre las ventas de tablets a nivel mundial.

Con alguna excepción bastante interesante he llegado a la conclusión de que estos aparatos no van a ser lo que se esperaba de ellas ¿Un fracaso? Según lo que entendamos por eso.

Iban a ser el siguiente gran mercado tras los smartphones

Para decidir, u opinar, si las tablets están condenadas al fracaso hay que entender las expectativas que tenía el mercado puestas en ellas.

Tras el fortísimo impacto de los reproductores de MP3 y de los smartphones se buscaba un nuevo producto para colocar uno en cada casa. O a ser posible uno en cada persona.

Luego hemos visto intentos similares como los relojes inteligentes o las pulseras de cuantificación pero ninguno de esos elementos tenía las expectativas de las tablets.

Las cifras de ventas durante unos años fueron de la mano de lo esperado, pero se encontraros con varios obstáculos.

Los móviles de pantalla grande son un problema

Cuando se presentó el iPad una de las quejas recurrentes era que lo que hacía era lo mismo que podía hacer el iPhone, pero en una pantalla mayor.

Las tablets Android, con alguna excepción, han tenido el mismo problema, su uso es interesante cuando valoramos la diagonal de una pantalla pero poco más.

Hace años, cuando las diagonales de los móviles se movían en el entorno de las 4 pulgadas un aparato de entre 7 y 10 era algo gigantesco. Actualmente la pantalla más usada está entre las 5 y 5.5 pulgadas y cada vez son más los usuarios que buscan dispositivos de 6 pulgadas o más.

Es obvio que esas personas no considerarán comprarse otro gadget para tener una o dos pulgadas más de diagonal.

Y esto en el futuro irá a peor cuando las pantallas plegables en móviles dejen de ser algo visto en patentes y se comercialicen a escala mundial.

Los portátiles con pantalla táctil atacan desde arriba

Otro enfoque en el que se suponía que las tablets Android iban a tener éxito era en la lucha contra los portátiles. Ya hubo un intento de dispositivo barato llamado netbook pero hacía aguas por demasiados frentes.

Sin embargo los portátiles son herramientas con un enfoque productivo y su diseño, teclado y trackpad los convierten en herramientas imprescindibles para demasiados trabajos.

Obviamente hay algunos que sí pueden ser realizados con tablets y es por eso que muchos constructores optaron por usar pantallas táctiles en sus modelos además de dotarlos con bisagras para convertirlos en una variante de lo que buscaba la gente.

Empresas como Lenovo, HP o Dell pasaron de hacer algunas tablets a decir «este portátil puedes convertirlo en tablet, así que no tendrás que comprarte dos dispositivos».

Windows y sus licencias gratuitas para dispositivos pequeños

De la mano con lo anterior Microsoft abrió la mano para que las empresas colaboradoras que usaban licencias de Windows no tuvieran que pagarlas en dispositivos pequeños.

Esto lo hizo directamente para pelear con Android y funcionó. Ahora muchos aparatos chinos vienen con Windows 10 o directamente con arranque dual.

La potencia de Windows para ciertas tareas es muy superior a Android y es cierto que Android es muy superior al sistema de Redmond en otras cosas pero para eso la mayoría de personas ya tiene su móvil.

No ofrecen una experiencia diferenciada salvo el tamaño

Gran parte de la culpa la tienen los propios creadores de los sistemas operativos, que no han sabido dotar a los mismos de elementos diferenciadores que justifiquen la inversión en una tablet en vez de en un móvil o un ordenador.

Es posible que las siguientes iteraciones de iOS y de Android avancen en este apartado y que haya un repunte de las ventas pero es dudoso que lleguemos a ver una adopción masiva de este tipo de dispositivos.

Duran más, el mercado se mueve menos y hay menos innovación

Otro apartado que dificulta mucho las ventas es la duración de los tablets. Al contrario que los smartphones no se usan de forma tan intensiva por lo que es más difícil que se queden anticuados.

Las tareas típicas de lectura o de visualización multimedia siguen plenamente vigentes aunque nuestra tablet tenga muchos años.

Por otro lado, uno de los mayores motivadores de compra de un móvil, la rotura, no se da en tablets. No las usamos tanto, no las solemos sacar a la calle y muchas veces las tenemos sin batería y cogemos el móvil.

Conclusión

Como he dicho al inicio, decir que las tablets están en decadencia o que han sido un fracaso es cierto o falso en función de la definición de esos términos.

¿Producto de nicho o producto masivo?

El pasado reciente de estos dispositivos ha sido bueno, no hay duda, pero su futuro no pinta tan bien. Habrá que ver si un giro en el sistema operativo de turno, un cambio en la mentalidad de la gente o una moda que dure lo mismo que la de los smartphone cambian la tendencia.

Si no es así estos aparatos seguirán siendo útiles para gente, sea por motivos laborales o de ocio, pero no serán algo masivo como lo son los móviles.