Luigi y sus amigos reciben una invitación al lujoso hotel Last Resort y deciden aceptarla para pasar sus vacaciones. A su llegada se sorprenden del magnífico aspecto del edificio y de la calurosa acogida de la gerente Hellen Gravely. Sin embargo, esa misma noche, cuando todos se han retirado a sus habitaciones, el hotel cambia de apariencia, revelando su estado siniestro. Luigi se despierta y sale al pasillo para buscar a Mario, pero es emboscado por Hellen y King Boo, que han secuestrado a todos los huéspedes y los han confinado en cuadros. Luigi a duras penas escapa por el tubo de la colada y, abriéndose paso hasta el aparcamiento, se hace con una aspiradora especial capaz de atrapar a los fantasmas que pululan por el edificio. El primero a quien consigue salvar es al profesor E. Gadd, que le abre las puertas de su laboratorio y le da una serie de herramientas fundamentales para enfrentarse a la amenaza espectral, entre las que destaca Gooigi: un doble capaz de moverse de manera autónoma y colarse por todo tipo de rejillas.

El hotel de Luigi’s Mansion 3 está dividido en 17 plantas, cada una con su propia temática y mecánica especial. Todos los botones del ascensor han sido arrancados del panel, y para ir desbloqueando los diferentes pisos, Luigi tiene que vencer al jefe de cada uno de ellos. Conforme avanza la aventura la ambientación se vuelve cada vez más rocambolesca, abandonando el aspecto tradicional de un hotel para adecuarlo más a un parque de atracciones, con una planta diseñada como si fuera un castillo medieval y otra como una pirámide del Antiguo Egipto, por poner un par de ejemplos. Los desarrolladores de Next Level Games, un estudio afincado en Vancouver que trabaja para Nintendo de manera exclusiva, se han decantado por el escenario hotelero para darse a sí mismos un amplio margen de maniobra. A pesar de la predecible estructura, el juego consigue sorprender con sus ambientaciones, que cambian lo suficiente de planta a planta para experimentar con los diferentes puzles. Porque en el fondo Luigi’s Mansion 3 es eso, un juego de puzles, en general muy accesible, pero que utiliza todas las herramientas que pone a disposición del jugador de maneras muy creativas.

El doble de Luigi es donde recae todo el protagonismo. Su función principal es facilitar el juego cooperativo con otro jugador, pero las propiedades volubles de su fisonomía dan mucho juego, pudiendo llegar a sitios inaccesibles para el propio Luigi. Su incompatibilidad con el agua mantiene el equilibro jugable, forzando la cooperación entre los dos, aunque es solo un ejemplo de las muchas situaciones que el juego va planeando a lo largo de la docena de horas que lleva completarlo. El principal aspecto negativo, y el que puede generar una mayor animadversión, es el esquema de control. El título es otro de los que prescinde de una cámara controlable, dedicando el joystick derecho para mover a Luigi sobre su eje, apuntando con la aspiradora. Ni tras varias horas de juego uno se termina de acostumbrar a tan obtuso diseño, provocando varios momentos de frustración. El más escandaloso de ellos es un combate contra un fantasma sobre un flotador. Es lo menos intuitivo que se pueda imaginar, y sorprende que la secuencia haya conseguido superar los controles de calidad, llegando al producto final. La idea podía ser buena, pero la ejecución es muy torpe, y propone un estancamiento que corta el ritmo en seco. Hubiera sido mejor que se hubiera quedado en la mesa de edición, entre los descartes.

Luigi’s Mansion 3, como la gran mayoría de los juegos de Nintendo, es un título en apariencia enfocado al público infantil, pero los puzles, sin ser excesivamente complicados, sí que requieren de cierta ponderación juiciosa. A pesar de que se puede completar en solitario, es una auténtica delicia jugarlo con otra persona, y es probablemente uno de los mejores títulos de estas Navidades para ser disfrutado entre padres e hijos, ya que el propio esquema del juego puede sacar mucho partido de la colaboración intelectual/destreza manual. El principal escollo es, sin lugar a duda los controles, que pueden hacer que nos sintamos torpes a los mandos, y que son capaces de generar una amplia sensación de frustración. Pero si se prevalece ante este engorro, el juego esconde momentos de oportuna clarividencia, todo envuelto en el amable universo de Nintendo. Y con la nueva película de lo Cazafantasmas (Ghostbusters: Afterlife) pensada para el próximo verano, el momento es perfecto para ponerse con una aspiradora.

Luigi’s Mansion 3 - Luigi’s Nightmare Trailer - Nintendo Switch

@borjavserrano