Melbourne (enviado especial)

Garbiñe Muguruza ya no juega en el Abierto de Australia, donde era candidata a ganar el título de campeona. El jueves por la mañana, Su-Wei Hsieh derrotó 7-6 y 6-4 a la española en la segunda ronda del torneo y se clasificó para pelear el próximo sábado por los octavos con Agnieszka Radwanska (6-2, 7-5 y 6-3 a Lesia Tsurenko). Garbiñe, que en las semanas anteriores se había retirado de los torneos de Brisbane (colapso general de calambres) y Sídney (molestias en el aductor derecho), cerró su primera gran gira del año con una nota tan clara como justa: suspenso. 

“Estoy un poco desilusionada, ha sido una gira dura”, reconoció la campeona de dos grandes tras perder con Hsieh. “He jugado tres torneos. El primero no pude acabarlo, en el siguiente empecé a lesionarme y en el último he caído en segunda ronda”, recordó la tenista. “He fallado más de lo normal porque ella tiene un juego muy extraño que te hace equivocarte. Me voy triste porque lo he dado todo”, cerró Muguruza, que no estará en la eliminatoria de Copa Federación entre España e Italia y volverá a la competición en Doha, a partir del 12 de febrero.

La derrota se gestó en el corazón de un volcán. Con 37 grados de temperatura, Muguruza y Hsieh discutieron el cruce en la cresta de la ola de calor que estará hasta mañana en Melbourne. Sin una pizca de viento, sin un poco de sombra en la que resguardarse, las dos rivales desparramaron la energía sobre el cemento de la Rod Laver Arena y el encuentro tardó un segundo en convertirse en una lucha de voluntades.

En cualquier caso, Muguruza nunca tuvo el control del partido, pese a firmar un prometedor arranque (1-0 y break) que desperdició inmediatamente (0-4 de parcial de Hsieh, para colocarse 4-1 en el marcador). Desde ese momento, la española estuvo buscando la manera de meterle mano al enigmático tenis de su rival. La 88 del mundo, que se ha ganado el prestigio como doblista y no en solitario (llegó a la cima del ranking por parejas y ganó dos grandes), no es precisamente una jugadora como las demás porque pega todos los golpes a dos manos, a excepción de alguna derecha cortada.

En esa enredadera cayó de lleno Muguruza (43 errores no forzados), amonestada con un warning tras perder los nervios en final de la primera manga (pegó un pelotazo que estuvo cerca de impactar a un juez de línea) y desfigurada durante casi todo el segundo parcial, irremediablemente derrotada por una contraria superior de principio a fin.

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