Brisbane (enviado especial)

La vigente campeona del Abierto de Australia no defenderá su título. El viernes por la mañana, Serena Williams anunció su renuncia al primer Grand Slam de la temporada, el último torneo que jugó en 2017 antes de alejarse de la competición para ser madre y el que se había marcado como fecha de su reaparición después de dar a luz a Alexis Olympia Ohanian Jr el pasado 1 de septiembre en Florida. La campeona de 23 grandes, que se entrenó hasta los siete meses de embarazo y empezó a trabajar poco tiempo después del parto, no estará en Melbourne por una sencilla razón: se encuentra lista para jugar, pero no para ganar el título, y ese es un motivo más que suficiente. A los 36 años, y con una carrera meteórica a sus espaldas, Williams únicamente piensa en seguir aumentando su leyenda. 

“Después de competir en Abu Dhabi, me di cuenta de que no estoy donde personalmente quiero estar, aunque sí muy cerca”, dijo Serena a través de un comunicado difundido por la organización del Abierto de Australia. “Mi entrenador y mi equipo siempre me dijeron 'solo ve a los torneos cuando estés preparada para llegar hasta el final'. Puedo competir, pero no quiero simplemente competir, quiero hacerlo mucho mejor que eso y para lograrlo necesitaré un poco más de tiempo”, prosiguió la estadounidense, que cuando regrese al circuito lo hará sin ranking, algo que no ocurre desde octubre de 1997, cuando ganó sus primeros puntos como profesional. “Aunque estoy decepcionada al respecto, he decidido no jugar el Abierto de Australia este año”

Hace unos días, el 30 de diciembre, Serena jugó un partido de exhibición en Abu Dhabi con Jelena Ostapenko, que venció a la estadounidense por 6-2, 3-6 y 10-5. Esa derrota le demostró a la ex número uno mundial que estaba lejos de su mejor versión y que corría peligro si decidía jugar el Abierto de Australia tras prácticamente un año apartada de las pistas. Serena se movió con lentitud, tuvo problemas para correr hacia los lados y no encontró la ayuda de su descomunal primer saque. Por eso, Williams prefirió regresar a casa y continuar con la preparación para un regreso al circuito que tiene un objetivo claro: convertirse por números en la mejor tenista de la historia, algo que ya pocos le discuten. 

Al ganar el año pasado en Melbourne, Serena superó a Steffi Graf en grandes (23), se quedó como la jugadora con más títulos del Grand Slam en la Era Abierta (desde 1968) y se puso a tiro el récord de todos los tiempos, en posesión de Margaret Court (24). Ahora y estando tan cerca de quedarse en solitario, Williams se preparará para hacer algo que le viene de nacimiento: ganar. 

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