Melbourne

“No hay lógica. Cuando uno se siente mal sí que hay lógica, pero cuando uno se siente bien no la hay. Dependes de situaciones y de momentos. Tienes que tener un poquito de suerte. Si eres capaz de dar ese clic en el instante adecuado y ganar un partido de los difíciles, te pones en disposición de hacer cosas que quizás no te planteabas antes”.

La reflexión de Rafael Nadal es una respuesta rescatada de la entrevista que el mallorquín concedió a EL ESPAÑOL antes de comenzar el Abierto de Australia hace unos días. El número nueve mundial habla de su límite en el torneo y no se cierra las puertas al título, aunque dice que es más fácil caer a la primera que soñar con levantar la copa y subraya la importancia de superar un partido complicado para poder aspirar a cosas importantes.

El sábado, cuando Nadal se clasifica para octavos de final, ha superado a Alexander Zverev en un cruce que le ha visto ir al límite en el quinto set y salir victorioso tras tres partidos perdidos en esas mismas condiciones, y de forma consecutiva (Abierto de los Estados Unidos 2015 con Fabio Fognini, Abierto de Australia 2016 con Fernando Verdasco y Abierto de los Estados Unidos de ese mismo año con Lucas Pouille). El español no sólo rompe la dinámica negativa, hace el clic que venía buscando.

“Las cosas se saben a posteriori”, contesta Nadal cuando le preguntan si la victoria contra el alemán marca ese punto de inflexión. “Evidentemente, para mí ha sido un partido importante. Estoy en octavos de final habiendo ganado un encuentro muy complicado, contra un gran rival”, prosigue, alabando a Zverev.

Nadal celebrando su victoria contra Zverev. Jason Reed Reuters

“La victoria me da confianza y energía para seguir. Al fin y al cabo, cuando uno trabaja mucho necesita victorias como esta. Ganar en tres sets es fantástico porque quiere decir que estás jugando bien, pero a nivel general victorias así son necesarias y muy importantes para tener confianza, para contar con la tranquilidad de ir a la pista sabiendo que estás preparado para superar las adversidades”, asegura el español.

“Puede ser un punto de inflexión”, reconoce Carlos Moyà, uno de los entrenadores de Nadal. “Hay partidos a lo largo del año que son potenciales puntos de inflexión. Obviamente, ganar a un rival como este y de la forma en la que lo ha hecho puede llegar a suponer ese salto”, añade el mallorquín. “Veremos cuando acabe el torneo”, continúa Toni Nadal, tío y técnico del número nueve. “Es cierto que estamos en cuarta ronda y que ha conseguido vencer a un duro oponente, un rival de los que son peligrosos antes de empezar”.

Nadal se mide el próximo lunes a Gael Monfils, que es el número seis del mundo. El partido es complicado, pero asumible para el mallorquín. Si gana podría encontrarse con Milos Raonic en cuartos, posiblemente otro partido que le exigirá elevar el nivel todavía más (le eliminó hace unas semanas en Brisbane). En cualquier caso, tumbar a Zverev con la cara que se le había puesto a la tarde (a un set de quedar eliminado) ya es un avance increíble en la recuperación de un jugador necesitado de días así.

“Es un partido muy importante para mí”, insiste Nadal sobre el triunfo frente a Zverev. “¿Si me dará un clic o no? Lo veremos. Tengo un duelo muy complicado contra Monfils”, anticipa. “Es un buen comienzo de año tras mucho tiempo sin competir. En los últimos seis meses, sólo he jugado el Abierto de los Estados Unidos en condiciones buenas. Es muy poco bagaje, pero he trabajado bien y mucho. Luego, uno tiene que desarrollarlo en los partidos. Por momentos lo estoy haciendo mejor y otros peor, pero las cosas básicas que debo corregir llegarán con las victorias. Estoy jugando muy bien y de cara al futuro es una victoria importante”.

La mayoría de los jugadores deben superar ese partido del clic antes de aspirar al título en un torneo de la máxima categoría. Son dos semanas y siete partidos al mejor de cinco mangas, demasiado complicado para llegar a la copa por un camino de rosas. Hacer clic, sin embargo, no garantiza nada: a Nadal le quedan muchas victorias por sumar (cuatro) contra rivales cada vez más peligrosos como para ponerse a pensar en algo que vaya más allá de Monfils. Haciéndolo así le ha ido bien casi siempre.

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