Melbourne

“Ahora ganará Istomin y todo esto…”. A mediodía del jueves, Pablo Carreño se marchó de su cita con tres periodistas sin imaginar que esas últimas palabras acabarían convirtiéndose en realidad un rato después. El español, que llegó a la tercera ronda del Abierto de Australia tras batir 6-2, 6-4 y 6-2 a Kyle Edmund, apareció en la sala de prensa sin conocer a su siguiente rival, aunque todo el mundo dio por hecho que sería Novak Djokovic, porque solo un milagro podría evitar el triunfo del serbio contra el 117 del mundo, un jugador que había perdido 32 de sus 33 encuentros contra rivales del top-10.

Cinco horas después, y sin ayuda divina, Istomin despidió al seis veces campeón del torneo gestionando con más tino en los momentos claves de un cruce titánico. Con la victoria, el uzbeko, se regaló uno de los mejores días de su carrera, abrió muchísimo la parte baja del cuadro (Milos Raonic es ahora el cabeza de serie más alto) y dejó inservible la extensa reflexión de Carreño sobre Djokovic, al que finalmente no se enfrentará en Melbourne el próximo sábado por una plaza en los octavos de final.

“Tiene que jugar esta tarde primero”, dijo el español cuando le preguntaron por el hipotético cruce con el número dos del mundo, pidiendo prudencia. “Será un partido muy complicado si me toca jugar con él. Obviamente, es el favorito, ha ganado aquí muchos años y posiblemente nos pongan en una pista central, así que cambiará todo. Primero hay que esperar y ver el partido”, repitió el número 31 del mundo.

“Hay que hacer un partido muy bueno con Djokovic, tengo que jugar muy bien y aún así va a ser muy complicado. Tengo que intentar sacar bien, y a partir de ahí aprovechar las opciones que me pueda dar. Si tiene un gran partido y juega muy bien será complicado. Si hace fallos de más o se pone tenso voy a intentar aprovecharlo”, siguió Carreño, que continuó valorando el reto al que teóricamente se iba a enfrentar.

“Siempre es bueno jugar contra rivales de este nivel”, celebró el español, mientras los periodistas empezaban a preparar el terreno para el supuesto duelo contra el campeón de 12 grandes. “Al final, para mejorar hay que enfrentarse a este tipo de contrarios. Nunca le he ganado, he jugado una vez contra él y me pegó una paliza. Espero que esta vez pueda jugarle de tú a tú”, añadió el gijonés. “Jugar con Djokovic en cualquier superficie es un reto porque es uno de los rivales a batir en el circuito. No está número uno, pero sí muy pegado. Es un partido de los que gusta jugar. Estamos aquí para encuentros así, para poder crecer como jugador ganando a los mejores”.

Así, y tras avisar de que primero había que esperar y acertar de lleno con ese mensaje, Carreño jugará con Istomin, y la diferencia es importante. En cinco horas, el español ha pasado de verse jugando con el número dos del mundo en la pista central del Abierto de Australia a enfrentarse al 117, posiblemente en una de las canchas de fuera. En consecuencia, y al margen de la oportunidad del español para llegar a la segunda semana de un Grand Slam por primera vez en su carrera, la moraleja es evidente: siempre es mejor esperar acontecimientos en lugar de avanzarlos.

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