Ni la baja de Rafael Nadal fue un problema. Pese a la ausencia del mallorquín en el primer partido de la eliminatoria contra India (por problemas en la muñeca izquierda, la misma que le obligó a parar durante casi tres meses este verano), la selección española de Copa Davis consiguió cerrar el viernes con dos importantes triunfos, cómodos y contundentes. Las victorias de Feliciano López (6-4, 6-4, 3-6 y 6-1 a Ramkumar Ramanathan) y de David Ferrer (6-1, 6-2 y 6-1 a Saketh Myneni) dejaron a España en la posición soñada: dos años después de descender, volver al Grupo Mundial está al alcance de la mano.

El contratiempo de Nadal no ensució la puesta en escena de Feliciano, pese a la repentina responsabilidad que asumió el toledano, en principio reservado para jugar el punto de dobles del sábado. López, un enamorado de la competición por equipos, necesitó unos minutos para tomarle el pulso al partido en el arranque. Cuando lo consiguió, vivió con tranquilidad la conquista del primer punto de la eliminatoria, siendo capaz de corregirse tras ceder el tercer parcial para acabar abrochando la victoria bajo una noche tan húmeda como cerrada.

Aprovechando la velocidad de la pista, el español se decidió a buscar la victoria atacando la red, fiel a su estilo de toda la vida, de sutileza en sutileza. Acunado por el revés cortado, un arma valiosa para jugadores chapados a la antigua, Feliciano se fue hacia delante una vez tras otra para crecer tras cada volea, y acabó ganando el cruce a un buen nivel, frenando en seco la reacción de su eléctrico rival.

INDIA VS ESPAÑA RAJAT GUPTA Agencia EFE

LA LECCIÓN DE FELICIANO

López levantó una muralla con su saque (87% de puntos ganados con el primer servicio) y desde esa seguridad fue construyendo el triunfo contra un contrario inferior, demasiado irregular. A falta de un argumentario más completo, Ramanathan se dejó el alma en la pista. Al indio le podrán reprochar cualquier cosa del drive paralelo o del revés, pero nadie se atreverá a decirle nada de su actitud, guerrera, desafiante y de aliento largo hasta el final.

Acompañado cada golpe de un aullido, el 203 mundial repitió una combinación de tiros (saque y derecha) que se fue extinguiendo con el paso de los minutos. La garra, en cualquier caso, le valió para conseguir el tercer set, lanzar una amenaza incumplida y llevarse una ovación cerrada.

“¡Queremos ver a Rafa! ¡Queremos ver a Rafa!”, cantaron las 5.000 personas que llenaron la grada esperando ver al campeón de 14 grandes. Se encontraron con la noticia de su ausencia un rato antes del comienzo de la eliminatoria. El gentío, sin embargo, vio un espectáculo que bien les mereció pagar la entrada. Con los 35 años a la vuelta de la esquina (los cumplirá el martes), Feliciano dio otra lección de compromiso: su amor por los colores está fuera de cualquier debate.

FERRER ARRASA

Tras la victoria de Feliciano, Ferrer apareció en la pista con los colmillos afilados. El alicantino, citado con Myneni (137 mundial, el mejor de los locales), superó a su oponente desde el primer momento de arriba a abajo, sin concederle la más mínima oportunidad para entrar al encuentro a luchar por la victoria.

Ferrer lo tuvo todo y no le faltó de nada: movilidad, golpes y corazón para dar a España el segundo punto de la eliminatoria y dejar al equipo a un solo punto de regresar al Grupo Mundial. El sábado, en el partido de dobles (donde quizás Nadal podría reaparecer junto a Marc López), La Armada tiene la primera oportunidad para completar un objetivo prioritario, el de regresar a la élite del tenis.

Ferrer durante el segundo partido. RAJAT GUPTA EFE

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