Nueva York

La última señal llegó el sábado a mediodía. Aunque Pablo Carreño y Guillermo García-López perdieron la final del Abierto de los Estados Unidos (victoria 6-2 y 6-3 de Bruno Soares y Jamie Murray), una pareja española volvió a pelear por un título de Grand Slam después de que Feliciano López y Marc López celebrasen el título en Roland Garros el pasado mes de junio.

Pese a un prometedor arranque (logrando romper el saque de sus contrarios en el primer juego de la final), Carreño y García-López no pudieron detener el impecable juego de Soares y Murray, campeones a principios de temporada en el Abierto de Australia. Brasileño y británico se repusieron, plantearon su esquema de siempre (atacando la red una vez tras otra) y conquistaron un cruce sin historia.

Tras la final, y aunque los españoles no salieron victoriosos, repasamos cuatro claves del éxito del dobles en España, en un momento espectacular después grandes conquistas como el oro olímpico de Río de Janeiro.

Una generación irrepetible

La teoría no es ningún secreto en el vestuario. Cualquier jugador de individuales que se prepare un poco a conciencia está más que listo para batir a las mejores parejas del mundo de dobles. Los especialistas de la modalidad suelen sufrir de lo lindo cuando se encuentran con un jugador dedicado por completo al circuito individual, y ahí están las pruebas que lo demuestran.

Así, Rafael Nadal, Feliciano López, Fernando Verdasco o los propios Carreño y García-López han sabido aprovechar a la perfección su potencial en individuales para triunfar cuando se han dado un paseo por el circuito de dobles. Normalmente, cuando una pareja de dobles tradicional se enfrenta con este perfil de jugadores (que no sacan y suben a la red, que juegan desde el fondo de la pista, que tiran muy duro) se ve obligada a cambiar la estrategia para adaptarse a una forma de jugar distinta.

Sin ir más lejos, y como suele reconocer Marc López, Nadal es buen ejemplo de esa situación. “Los doblistas en la red se asustan porque Rafa les dobla la mano”, cuenta habitualmente el reciente medallista de oro olímpico en Río de Janeiro.

La figura de Marc López

Tres de los títulos de dobles más importantes que España ha conseguido recientemente han llegado con el catalán como protagonista. López ganó la Copa de Maestros de 2012 (junto a Marcel Granollers), Roland Garros esta misma temporada (con Feliciano) y se colgó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (al lado de Nadal). Que esos tres trofeos hayan llegado junto a compañeros distintos subraya de maravilla el mérito de Marc.

López es un doblista con mayúsculas, de los mejores en la historia de España. Su capacidad para leer el juego complementa a la perfección con un talento innato. El catalán tiene una mano de seda que ha dejado golpes fantásticos, increíbles en la red y eficaces para defenderse desde el fondo de la pista con un globo (para cubrirse su débil revés) que ya es todo un icono.

Buena parte de los grandes logros recientes del tenis español en la modalidad por parejas le pertenecen en exclusiva a López, un especialista tremendo lleno de mil recursos.

Semana tras semana

Normalmente, y salvo excepciones como Nadal o Ferrer, la mayoría de jugadores españoles aprovechan los torneos para apuntarse al cuadro de dobles con distintas parejas y no reducir su participación únicamente al circuito individual. Así logran dos cosas: mejorar detalles puntuales de su juego (como el saque o los movimientos en la red) y aspirar a conseguir un premio mayor que les permita costearse un mundo carísimo de viajes, hoteles y entrenadores.

Inevitablemente eso les da el rodaje necesario para luego intentar aspirar a grandes títulos en las citas más importantes del calendario. En los últimos años, el tenis español ha peleado cuatro finales de Grand Slam (Roland Garros 2014 y 2016 y Abierto de los Estados Unidos en esas mismas temporadas) consiguiendo ganar una de ellas (este año en París) y poner fin a una sequía de 26 años, desde que Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal levantaron el trofeo en Roland Garros 1990.

Reglas distintas

La ATP tomó la decisión hace años de modificar las reglas del dobles para animar a los jugadores de individuales a competir la modalidad. Para evitar el desgaste, los organizadores decidieron suprimir el tercer set (ahora se juega un super tie-break al mejor de 10 puntos) y quitar las ventajas en cada juego, implantando el punto de oro (se disputa al llegar a 40-40). En consecuencia, consiguieron que los partidos fuesen más rápidos y supusiese un esfuerzo menor jugarlos para los tenistas centrados en individuales.

Aunque esos cambios no afectan a los torneos del Grand Slam, el resto de pruebas del circuito se han visto beneficiadas y han conseguido que muchos jugadores respondiesen a la medida jugando con una frecuencia mayor de la habitual en los últimos tiempos.

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