Barcelona

La victoria de Rafael Nadal en el Conde de Godó (6-4 y 7-5 al japonés Kei Nishikori) confirmó que Montecarlo no fue un espejismo, ni mucho menos. Adelantó, además, que el campeón de 14 grandes estará en la pelea por ganar Roland Garros en unas semanas. Francis Roig (Barcelona, España; 1968), uno de los entrenadores del mallorquín, se sentó con EL ESPAÑOL después de la final para analizar el camino recorrido durante los últimos años, culminado con los títulos en Montecarlo y en el Conde de Godó.

Desde dentro del equipo, ¿cómo explica esta recuperación?

No existen las varitas mágicas. Hay que trabajar e intentar tener la mejor predisposición compitiendo y aparcar los miedos. Al final, es el jugador el que está solo en la pista y es el que tiene que aceptar y superar esos momentos de nervios. El año pasado tenía una ansiedad que no le permitía controlar el golpe. Este año ha sido distinto, con algunos malos resultados como el del Abierto de Australia. Quizás, allí tenía demasiadas ganas de hacerlo bien. Siempre hemos tenido la esperanza de que llegaría un torneo en el que lo haría bien y cambiaría todo. Sabemos que algún día perderá, pero vamos a intentar alargar esta racha lo máximo posible.

¿Llegó a pensar que no volvería a ganar un gran título?

La expresión 'estar acabado', que se utiliza mucho en cualquier deporte, sólo la aplicaría cuando veo un jugador de tenis al que no le corre la pelota. Entonces, hay un problema de verdad. Puede ser que tu bola no corra compitiendo por un tema de nervios, pero si tampoco lo hace entrenando… Ahí es cuando se puede decir que un jugador empieza a estar acabado. Nadal no estaba acabado. En su caso, los que lo veíamos cada día entrenar y luego competir mal, sabíamos que mentalmente no controlaba la situación cuando jugaba. Ahora lo hace y la pelota le corre. Siempre he pensado que podía volver a ganar cualquier título del mundo.

Los rivales vuelven a hablar maravillas de su derecha.

Es una consecuencia de jugar más tranquilo. Siempre intentas que la bola corra lo máximo posible con el menor esfuerzo. Nadal lo hace bien técnicamente, pero lo primero para aplicar bien esa técnica es la cabeza. Si mentalmente tiene dudas, o no puede competir, todo lo demás da absolutamente igual. Ahora mismo está preparado y no sólo con el drive. Con el revés entra más en la pista que con la derecha. Por regla general, con el drive puedes generar más fuerza sin tener que ir a buscar la bola. De revés, los jugadores se tiran encima de la pelota cuando quieren hacer daño.

¿Puede cambiar el escenario de los últimos meses la derrota de Djokovic en Montecarlo?

Todo puede pasar, pero lo dudo. Djokovic va a seguir jugando bien durante mucho tiempo. Es humano y pierde, como le pasó en Montecarlo, pero las cosas le salen por algo. Lo hace todo muy bien, controla todas las facetas del juego y también las de fuera de la competición. ¿Qué ocurre? Que la gente piensa que uno no se cansa de ganar y sí te cansas de ganar. Cuando estuve con Nadal en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, llegó muy cansado mentalmente. Al principio, no se veía listo. Me decía: ‘Estoy cansado de cabeza, no sé si voy a poder competir porque estoy cansado de ganar’. Es una saturación, pero estos jugadores pueden superar esas situaciones.

Djokovic se cuida mucho, está todo el día en el gimnasio y comiendo bien. Y jugando lo hace muy fácil. Pensar que por haber perdido un partido va a entrar en crisis… Nosotros tenemos que mejorar. Y si Nadal sube un poco más el nivel, igual sí que empieza a tener dudas cuando se enfrenten, llevando el partido al terreno psicológico. Djokovic va a estar varios años a este nivel.

En cualquier caso, el vestuario cree que ha bajado su nivel con respecto al arranque de temporada…

Es que ha perdido un poco de brillantez, pero siempre pasa durante el año. A final de 2015, estaba jugando increíble, era un tenista de PlayStation. Tocaba todas las bolas muy limpias, no había un lado de la pista en el que le costase más. Estaba impecable, con un ritmo muy alto y fallando pocas bolas. Es verdad que en Indian Wells y Miami no estaba así, pero también al ganar llevas la inercia y todo es más fácil. Los contrarios te respetan más y eso es un plus con el que sales a jugar.

¿Es favorito Nadal en tierra batida contra el número uno ahora mismo?

No. Djokovic sigue siendo el favorito en tierra batida. Al principio, le costaba más en arcilla, pero ha ido poco a poco subiendo su nivel en esta superficie. Si jugaran en Roland Garros, estoy seguro de que los dos se van a respetar mucho. Uno puede pensar que ha ganado nueve veces el título, pero el otro puede pensar que las últimas veces la victoria siempre ha sido para él.

Evidentemente, en tierra batida el partido se iguala más que en pista rápida, pero los dos tienen motivos como para respetarse mutuamente. Djokovic no ha ganado nunca Roland Garros y esto también es un factor. Pero estamos más cerca. Indian Wells fue muy buen torneo. Nadal estuvo competitivo en el partido con Djokovic, que era la meta. Lo habíamos hablando antes: tenemos que salir de este encuentro pensando que estamos más cerca, ganemos o perdamos.

Rafa Nadal conversa con Francis Roig y con su tío Toni en Barcelona. EFE

Hace años usted dijo que el objetivo de cada temporada era ganar Roland Garros. ¿Lo sigue siendo ahora con todo lo que ha pasado?

El objetivo es ganar Roland Garros. Hace tiempo que Rafa no gana un Grand Slam, desde 2014. No nos engañemos: es el grande en el que tiene más posibilidades de hacerlo. Roland Garros tiene que ser el objetivo prioritario. No es una obsesión, ni mucho menos. De aquí a París falta mucho todavía. Es un mundo, aunque sean dos torneos. Pueden ser cinco partidos en Madrid y otros cuatro o cinco en Roma. Si juega bien, son muchos encuentros y cada uno de ellos es largo.

Al principio de la carrera de Nadal, todo el mundo pensaba que su retirada llegaría antes de los 30, edad que cumplirá el próximo mes de junio. Sigue jugando, arriba y sin señales de que ese momento esté tan cerca.

Muchas veces, cuando llegábamos a Queen’s después de ganar Roland Garros le preguntaba: '¿Cuántos torneos del Grand Slam firmarías ganar? ¿Seis, siete, ocho? ¿Hasta qué edad te ves jugando?' Hablamos de que tenía 21 o 22 años. Él me decía que con 27 o 28 sería complicado. ¿Qué pasa? Que cuando llegas a los 28, estás feliz, estás arriba y te ves bien… no te vas. Estás cerca de ser el mejor de la historia en un deporte. Estás en la élite de los tres primeros de siempre en el tenis.

¿Cambió la lesión de 2012 esa idea de una retirada temprana? Fueron casi ocho meses parado…

Si te lesionas jugando bien, mentalmente es más fácil volver después. Si te lesionas jugando mal, con poca ilusión, es más difícil. Él se lesionó compitiendo con buenas sensaciones. Su razonamiento fue impecable. Un día me dijo: ‘Si me tengo que operar, me opero. Y voy a jugar hasta los 32 o 33 años si hace falta’. Pero le pasa a Nadal y le pasa al resto de jugadores.

Mire Federer. Si ves que las cosas te van bien, ¿qué vas a hacer? Estos tíos compiten por ser los mejores de la historia, Nadal compite para ser el mejor de la historia. No nos engañemos: Montecarlo es un título muy grande, pero el objetivo es ganar más torneos del Grand Slam. ¿Quién dice que no gana Roland Garros este año y se pone con 15? Esto da mucha confianza. Ahora no se está pensando en eso ni sale en nuestras conversaciones, pero está ahí aparcado. Vamos a ver qué pasa en Roland Garros, en Wimbledon y en el Abierto de los Estados Unidos. No hay que descartar nada y menos con Nadal.

En esa pelea por ser el mejor de siempre, ¿cuánto daño le hizo perder la final del Abierto de Australia 2014?

Aquella final fue importante. Wawrinka no era el Wawrinka de hoy en día y nunca había perdido un set contra él. La oportunidad era muy buena: si ganaba se ponía con 14 grandes, teniendo Roland Garros por delante para haber podido sumar el 15. Evidentemente, le hizo bastante daño.

¿Qué posición tiene Djokovic en esa carrera?

Djokovic está en la pugna, aunque tenga 11 grandes. Parte en una posición muy buena para conseguirlo. El año pasado ganó tres y se quedó a dos sets de sumar los cuatro. Si Djokovic gana cuatro o cinco más en dos años, no nos sorprendería a muchos. Incluso Federer puede sumar alguno más, le doy todavía opciones sobre todo en Wimbledon. También parecía complicado que el suizo ganase Roland Garros y lo consiguió. Aprovechando su oportunidad, pero lo ganó.

Ha pasado más de una década desde que Nadal ganó su primer Conde de Godó. Las arrugas le han obligado a cambiar su forma de jugar. ¿Cómo ha sido la evolución?

Nadal juega mejor hoy que en 2005. Saca mejor, el revés es infinitamente mejor. Es mucho más completo. La derecha está en el camino de volver a ser la de antes. Y cuando toca, resta más metido dentro de la pista. Es mejor jugador en pistas más rápidas también. No tiene el instinto del pasado, pero eso es normal. Lo suple siendo más completo. El Nadal de 2016 es mejor que el Nadal de 2005.

Rafa Nadal durante la final ante Nishikori en Barcelona. Albert Gea Reuters

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