Berlín

Justo antes de la tormenta veraniega que descarga un aguacero sobre el Estadio Olímpico de Berlín, todavía coleante el casi de Bruno Hortelano en la final de 200 metros, un guerrero de Suances, un barrio del sureste de Madrid, cabecea en la última recta a la caza de del francés Mekhissi, gran dominador continental de la prueba de 3.000m obstáculos en los últimos años. A Fernando Carro, melena morena al viento, no le quedan ya fuerzas para alcanzar a su rival y se recrea en las últimas zancadas, disfrutando del sufrimiento. Su gesta es ser subcampeón de Europa.

El fondista español, de correr anárquico y contagiado por los cambios de ritmo, reanima con un golpetazo de pundonor el ánimo del atletismo español, todavía en shock por ver a Hortelano, la gran esperanza, quedarse fuera del podio. "Ya ha pasado lo oscuro. Por fin ha llegado la luz", decía Carro en la zona mixta, todavía en una nube, mientras dedicaba la medalla a su familia, sus compañeros de entrenamiento y su entrenador, Arturo Martín.

"Es un momento maravilloso en un escenario irrepetible", afirmaba Carro, atleta humilde de barrio cuyos orígenes se remontan a la escuela de atletismo de Suanzes, y a la vida de la calle. "Pero tenía que haber estado un pelín adelante. Me he equivocado, he dudado, sabía que tenía que estar cerca de Mekhissi, pero su cambio fue muy rápido y cedí tres o cuatro metros que fue imposible recuperar porque yo soy rápido, pero él también", explicaba el obstaculista español.

El polémico francés descalificado en el Europeo de Zurich 2014 por entrar en meta con la camiseta en la mano reventó la carrera en la última vuelta, un cambio ante el que el madrileño (8 minutos 34.16 segundos) no pudo responder, y se impuso con un tiempo de 8m31.66s. El italiano Johanes Chiapinelli (8:35.81) terminó tercero. El burgalés Dani Arce llegó sexto con 8:38.12 y el jiennense Sebastian Martos decimocuarto con 8:46.76. Por segunda edición consecutiva, España tuvo triple representación en la final de obstáculos.

El sudor derramado en la pista desde que era un niño por fin se convierte en recompensa para Fernando Carro, un fanático de Pokemon y Dragon Ball —de hecho tiene un tatuaje del dragón mágico en el pecho— y que había prometido que nunca cambiaría su Fiat azul por un nuevo coche de proclamarse campeón europeo. De momento, seguirá yendo a entrenar a la Blume en ese vehículo en el que tantas aventuras ha vivido.

"A falta de 300 metros yo sabía que no me iba a coger nadie que viniera desde atrás. No tenía ni idea de quién iba detrás, podrían haber venido cinco tíos con cuchillos y yo no me hubiera dado cuenta", decía, tan bromista y espontáneo como acostumbra. "Lo único que podía era alcanzar hacia adelante, pero me faltaban cien metros, cien metros", lamentaba Carro, feliz pero con la sensación de que podía haber alcanzado algo mayor.

Sergio Fernández: "He fallado"

El Europeo parece haberse programado al antojo de Karsten Warholm. Los líderes del año de las pruebas de velocidad han ido quedando exentos de las rondas eliminatorias y el calendario de competición le viene niquelado al ambicioso reto del joven noruego de 22 años, una perla escandinava con un futuro tremendo por delante, que busca en Berlín un doblete histórico en 400m y 400m vallas.

El primer oro, el de su prueba fuerte, en la que ostenta el título de campeón mundial, el 400m vallas, ya se lo ha colgado al cuello. En un mano a mano igualadísimo con el turco de origen cubano Yasmani Copello, Warholm, flotando invisible sobre los obstáculos y con una zancada reactiva y poderosa entre ellos, bramó con rabia al cruzar la meta y ver mejorada su mejor marca personal en una centésima (47.64s). Copello, un bigardo poderoso de casi dos metros, pulverizó también el mejor crono de su vida (47.81s), y de paso, el del país por el que ahora compite.

En una de las finales más bonitas de lo que llevamos de Europeo, Sergio Fernández, el actual subcampeón continental de la distancia, también gritó rabioso antes de colocarse en los tacos de salida. Ha tenido un año complicadísimo con varias lesiones importantes, como una rotura en los isquiotibiales o un edema óseo en el peroné. Pero el navarro es un atleta que se crece en la adversidad. Llegó a Berlín por “empeño”, se metió en la final del 400m vallas, y ahí logró un honroso séptimo puesto y su mejor marca de la temporada (48.98s), quedándose muy cerquita de su plusmarca nacional (48.87s).

Sergio Fernández, colocado en los tacos de salida antes de la final del 400m vallas. Efe

Sin embargo, por la cabeza de Sergio no pasaba eso al llegar a la zona mixta: "No estoy satisfecho porque en un campeonato de Europa se viene a ganar. He fallado. Tengo que salir a competir más al extranjero. Tengo que seguir esforzándome y creciendo".

Raúl Chapado, el presidente de la Federación, ya avisaba esta mañana del enorme rendimiento que están desplegando los atletas de todos los países en el Olympiastadion. “No tiene nada que ver con Ámsterdam”, analizaba. Y buena prueba de ello es que Sergio Fernández, que logró la plata en el Europeo de hace dos años con un tiempo de 49.02s, ha sido ahora séptimo corriendo 44.98s. El boom del nivel medio.

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