Berlín

A Bruno Hortelano le preguntan en la zona mixta del Estadio Olímpico de Berlín, minutos después de ganar su semifinal de 200 metros con un crono de 20.29 segundos, sobre su conversación en el laberinto de los puestos de las televisiones con Churandy Martina, el holandés veterano que le tuvo que ceder el oro en el doble hectómetro en el Europeo de Ámsterdam, justo hace dos años, tras ser descalificado. "Ahora mismo no sé de qué carrera me estás hablando", dice sorprendido el velocista español, estrella del campeonato con la que todos los voluntarios quieren hacerse un selfie.

Tan concentrado corre Hortelano, sin ver más allá de su calle, sin conocer las marcas de sus rivales, sin pensar en nada que no sea la zancada siguiente, que se olvida de aquel día en que alcanzó la corona europea del doble hectómetro.

Pero el plusmarquista español de 100m, 200m y 400m, recupera su discurso nítido, cerrado, seguro, de cero predicciones, cuando le preguntan sobre las opciones de revalidar el oro en la final de esta noche: "Mi objetivo es ejecutar la mejor carrera que pueda ejecutar. Ser mejor que yo. Las medallas también dependen de lo que corran los demás".

Más aventurado se muestra se muestra Óscar Husillos, que unos minutos antes de que Hortelano se clasifique para la final de los 200m acelera en la última recta de la vuelta a la pista para no quedarse fuera de la carrera por las medallas en los 400 metros.

El rayo de Astudillo (Palencia) es segundo en su serie y pasa con el peor tiempo de los ocho finalistas (45.17s), algo que le sorprende; pero con el aliento de ver las banderas de Castilla y León desplegadas por la grada del estadio, sueña con otro día como el de Birmingham, aunque sin aquel final tan trágico: "Estoy preparado para lo que venga. La calle que toque va a ser la mejor. Estoy fuerte y el objetivo está muy claro. El pase a la final ha estado caro y la final estará igual".

Óscar Husillos fue segundo en su semifinal con un tiempo de 45.17s. Efe

La doble H de la velocidad española ha cumplido el objetivo, aunque con sensaciones, al menos desde fuera del tartán, contrapuestas. Hortelano impulsa con fuerza en la curva del 200m para entrar cómodo en la recta. La técnica es perfecta: las rodillas altas, los brazos en 90 grados y desacelera en los metros finales, controlando, para minimizar esfuerzos.

Las sensaciones son "buenas", como las que se lleva Husillos, a quien se le ve más apurado —"me he dormido en la primera parte de la carrera, esperaba ir más rápido", lamenta—, dejando los deberes para el último 100m, donde alcanza al polaco Zalewski aunque sin llegar a superarlo.

"La espera por competir hace que me impaciente más, tenía muchas ganas de correr", dice el cuatrocentista palentino, que no se ha encontrado cómodo con tanta humedad de tormenta y calor de bochorno de la tarde berlinesa. Hortelano, de cara a la final, no tiene pensado "nada nuevo", ningún experimento. Solo sprintar con esa técnica robótica, perfecta y maravillosa, pulida en la Universidad de Cornell a las órdenes de Adrian Durant. "¿Estrategia? Voy a seguir el plan que llevo hasta ahora". De momento, al hotel a cenar, ponerse hielo en las piernas y a darse un masaje.

Al velocista español nacido en Australia, el hombre del guante, no le será fácil revalidar su título europeo. El turco Guliyev, 20.33s en semifinales corriendo tranquilo —este año ha corrido en 19.90s—, el británico Mitchell-Blake (20.35s) y el suizo de origen jamaicano Wilson, un tanque veloz (20.16s), tratarán de impedir esa victoria de Hortelano con la que quiere cerrar la "etapa única" de su vida.

Husillos, más estudioso de sus rivales y de sus marcas que la otra H del equipo español, disputará una batalla sin tregua contra el británico Hudson-Smith, el más rápido del año, el noruego Warholm, que busca en Berlín un doblete histórico en 400m y 400m vallas, o los hermanos belgas Borlée, Kevin y Jonathan, también rivales directos en el 4x400m.

El relevo largo, de hecho, ya se ha aclarado para los intereses españoles después de que Lucas Búa y Samuel García no lograsen acceder a la final de la prueba individual. "Se ha resuelto el problema", resumía el toledano, fijo junto a Hortelano y García en las eliminatorias del viernes por la mañana y a la espera de conocer un quinto nombre. "Hemos ensayado todas las circunstancias, todas las combinaciones. Tenemos un equipo muy largo para aspirar a todo", concluía ilusionado Búa, como el resto del atletismo español, que más allá del diamante Hortelano, sueña en dorado con este equipo.

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