El balón rodaba por el centro del campo y cuando se acercaba a las áreas se mareaba. Así podemos resumir el insulso, aburrido y condicionado Inglaterra - Bélgica, un duelo que no solo es que no tuviera nada en juego (ambas estaban clasificadas ya) sino que el premio era perderlo. Sí, el que perdía este partido ganaba. O así lo entendimos todos, también los equipos. [Así te hemos contado el Bélgica 0-1 Inglaterra]

Carrasco: "Para llegar al final lo más importante es ganar, y no pensar en quedar segundos"

Belgas e ingleses 'regalaron' al Mundial un encuentro soporífero, imposible de sacar algo positivo por lo poco que había en juego. Ambos fueron a no ganar y, por tanto, quien se equivocó fue Bélgica, que en una 'genialidad' de Januzaj ganó el partido y se puso primera de grupo casi inocentemente. No exageramos si en esa jugada, al inicio de la segunda mitad, se equivocó el futbolista de la Real Sociedad, porque el gol le vino mal a Bélgica. Hasta Roberto Martínez, el técnico español de los belgas, lo celebró muy tímidamente.

Y es que quedar primero en este grupo, que era ganar este partido, es en principio un castigo. Si bien el duelo de octavos será ante Japón (Inglaterra se enfrentará a Colombia, más difícil), el cuadro de después es mucho más difícil. A Bélgica, por ser primera, tiene a Brasil y a Portugal/Uruguay/Francia/Argentina en su camino a la final mientras Inglaterra tendrá a Suecia/Suiza y España/Croacia (siempre si se cumplen todos los pronósticos).

Januzaj celebra su gol en el Bélgica - Inglaterra. REUTERS

El partido fue el típico de "juega que tú que yo no quiero". Las dos selecciones se dedicaron a pasarse el balón con un ritmo lentísimo y tocando en el centro del campo. Solo reaccionaban cuando pitaba el público, muchos de los cuales tendrían su entrada mucho antes de saber que aquí no pasaría nada, que ninguno quería ganar. Entonces se estiraban algo y llegaban al área contraria. Creaban de vez en cuando alguna ocasión. Al menos lo disimularon bien.

Asegurar que ambos quisieron perder no lo podrá nunca decir nadie, pero las sensaciones estuvieron ahí. Inglaterra, tras el gol de Januzaj, se sintió muy cómoda, porque la derrota no era tal. Antes, con el empate, era primera por el número de tarjetas amarillas, ese dato que dejó este mismo jueves a Senegal fuera del Mundial. Tras el 0-1, tuvo alguna ocasión para igualar el encuentro, pero casualmente las falló. Rashford, por ejemplo, se quedó en un mano a mano solo con Courtois y la tiró fuera, que era lo más difícil.

Con una parsimonia que no se ve ni en partidos amistosos (hay duelos de pretemporada con más ritmo del que hubo en el Bélgica - Inglaterra), el público siguió abucheando ante el pobre espectáculo al que asistía. No es que estuviera todo pactado, como el célebre Alemania - Austria del Mundial de España 1982, pero el pacto de no agresión se basaba en no querer ganar. Y el fútbol no va de eso...

Jugadores ingleses cabizbajos tras la derrota ante Bélgica.

Y ahora, dos preguntas. ¿Cómo se podría evitar esto? Inglaterra y Bélgica salieron a jugar sabiendo cuál sería su cuadro. ¿Un sorteo, tipo Champions, para que los primeros se enfrenten a los segundos? Habría que estudiarlo para evitar esperpentos como el duelo de este jueves. Y la segunda cuestión. ¿Es del todo bueno pensar en el cuadro hasta la final cuando aún tienes unos octavos que disputar? En esa ronda, era Colombia o Japón. ¿Tiene Inglaterra la seguridad de que pasará ante Colombia para disfrutar de ese cuadro más cómodo?

La realidad es que en el partido en el que era mejor perder, Inglaterra cumplió y perdió. Seguramente no querría, pero perdió y lo consiguió. Bélgica, en cambio, ganó. Lo hizo por una individualidad de Januzaj, porque sus compañeros no es que tampoco mostraran muchas ganas. Mala imagen para el fútbol, eso sí. Y para este Mundial, en el que venía siendo todo tan emocionante que ver este partido fue una especie de bajón.

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